Gildardo Montoya, el genio que revive en todos los diciembres
Periodista de la Universidad de Antioquia. Apasionado por el fútbol y la música. Hago parte del equipo periodístico de elcolombiano.com
Quizá la Maldita Navidad que escribiera en uno de sus chispazos de genialidad hicieron que sobre Gildardo Montoya cayera una desgracia que nunca buscó, pero que por azares de la suerte le cobrara con su vida aquellos versos en los que maldecía esta época del año. A las puertas de diciembre, en un accidente de tránsito, murió uno de los mejores compositores musicales en la historia de Colombia, el 25 de noviembre de 1976.
El artista, nacido en el corregimiento de Palermo, en el municipio de Támesis, falleció en el siniestro cuando se movilizaba en su moto, una Honda 350 por la calle 30 con carrera 76 en Medellín. Allí, viajaba con Darío Valenzuela (El brujo de la consola), un reconocido productor musical que sobrevivió al choque con un carro.
De una creatividad sin igual, Montoya dejó para la historia canciones memorables que durante la época de fin de año suenan sin descanso en las diferentes emisoras radiales y en las celebraciones familiares. Aguardiente pal chofer, El gitano groserón, El trovador del Valle, El Arruinao, El enterrador, Carrataplán, Dele por ahí, Te casaste Toño, El corbata gastador, Como yo soy tan raro, entre otras, fueron las composiciones de este hombre que se fue sin conocer la fama a los 36 años.
“Para mí es el referente de la música parrandera después de Guillermo Buitrago. Lo escucho y lo seguiré escuchando porque me gusta mucho la genialidad de como jugaba con las letras, como era atrevido, pero sobre todo la alegría y lo elemental que era para componer que llegaba mucho a la gente”, señaló Crisanto Vargas, Vargasvil, reconocido humorista y compositor antioqueño.
Y es que tras su fallecimiento, su música se popularizó de gran manera, al tanto que se convirtió en referente de la cultura paisa para la época de Navidad. De acuerdo con las personas que lo conocieron, Gildardo Montoya tenía el don de la creatividad y en minutos podía componer canciones con la facilidad de un genio.
Tomando la idiosincrasia paisa este compositor adoptó un lenguaje campesino y cercano a las personas para la creación de sus letras, a las cuales les combinó la picardía y el doble sentido, sin que se llegara a la vulgaridad. “Que sirva de reflexión para las personas que están metidas en una emisora poniendo música que dicen ‘solo ponemos éxitos’ y no se dan cuenta que hay muchos Gildardos Montoyas nuevos, campesinos que llegan de San Jerónimo, del Nordeste, del Suroeste y no tienen la oportunidad que tuvimos otros artistas”, señaló Crisanto.
Además de la Maldita Navidad, interpretada por Gabriel Romero, Gildardo dejó otra canción que en el ámbito musical también describen como una provocación a la vida por nacer en un ambiente humilde. Con Plegaria Vallenata, que narra el infortunio de un hombre pobre, se reflejó una vez más el cuestionamiento que le hacía el artista al destino. Un mito que se fortaleció y al que atribuyen el destino trágico del compositor y cantante.
“La mayoría de la gente dice que uno no debe ser agüerista y que lo que va a pasar tiene que pasar, pero con el correr de la vida y la experiencia uno se va dando cuenta del poder de la palabra y el pensamiento que son infinitos. Sí me parece que eso tiene mucho que ver y lastimosamente las personas llaman a su propio destino”, concluyó el humorista.