Cultura

Recordar a Quino con las palabras de Mafalda

Periodista, presentadora y locutora. Fui DJ de radio, reportera de televisión y ahora disfruto el ejercicio de escribir a diario. Melómana, cinéfila y seriéfila.

01 de octubre de 2020

Desde hace varios años las tiras de Mafalda acompañan la edición impresa de EL COLOMBIANO. Hija de un vendedor de seguros y una ama de casa, habitante del barrio San Telmo, ávida de lectura y noticias, se convirtió en un icono contestatario cuya voz sigue tan vigente hoy como cuando nació en 1964. Quino lo dijo en su página web: “Viendo lo que hice en todos estos años me doy cuenta de que digo siempre las mismas cosas, y siguen vigentes. Eso es lo terrible... ¿No?”.

Las ideas del dibujante y humorista, como buen artista, se expresaron a través de sus historietas y sólo con cuentagotas en apariciones públicas. En las viñetas opinó sobre política mundial, sobre la paz, el arte y sobre la vida en sí.

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Nada define tanto la idiosincrasia de Quino como aquella tira en la que Mafalda le muestra a su oso de peluche un globo terráqueo y le pregunta “¿Te gusta? Porque es una maqueta, el original es un desastre”.

Mafalda escucha, y sobre lo que comentan los demás expresa sus ideas, piensa en el futuro y reflexiona sobre la humanidad, una de sus grandes preocupaciones. Muchos adjetivos se ajustan a la personalidad de Mafalda: rebelde, inconformista y curiosa, aunque entre estas cualidades destaca su simpleza y dominio de la palabra, debajo de la cual siempre hay un mensaje subyacente, con alta carga moral, que impregnó a varias generaciones con su deseo de construir una realidad mejor, y es que como ella decía: “paren el mundo que me quiero bajar”.

Lo de la sopa, ese rechazo al alimento, explicó Quino que era una metáfora, “sobre el militarismo y la imposición política”, porque de todo eso Mafalda era la voz suya.

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Aquí algunos ejemplos para recordar sus ideas.

Mafalda ama a los Beatles, la democracia, los derechos de los niños, la lectura, la paz y los panqueques. Odia a James Bond, las armas, la guerra y tomar sopa. Sueña con arreglar el mundo, un mundo que mientras Quino la dibujaba vivía tiempos convulsos, con la Guerra de Vietnam (1955-1975) como telón de fondo, ante lo que siempre expresó un mensaje en favor de los derechos humanos y antibelicista.

La criatura que dejaba mudos y helados a los adultos con sus preguntas y ácidos comentarios fue clasificada por el intelectual italiano Umberto Eco como “una heroína iracunda”.

Ella “rechaza al mundo tal cual es, reivindicando su derecho a seguir siendo una niña que no quiere hacerse cargo de un universo adulterado por los padres”, según Eco.

No se hace cargo del horror de las guerras, la injusticia y la hipocresía en las relaciones sociales.

El globo terráqueo aparece recostadao en la cama, Mafalda va a ver las noticias a ver como sigue el enfermo y regresa a tratar de darle aliento a ese mundo enfermo en el que vive.