Cultura

Natalia y Nicolás Ramírez, los hermanos antioqueños que se ingenian los sonidos nominados en los Latin Grammy

Trabajan con los proyectos que brillan en los Grammy Latinos, parte de una industria que cada vez es más importante en Colombia.

Periodista cultural del área de Tendencias de EL COLOMBIANO.

21 de septiembre de 2022

En 2022, Nicolás trabajó en tres de los proyectos colombianos nominados al Grammy Latino este año: “Baloncito viejo”, un sencillo de Carlos Vives y Camilo, “Pegao” de Camilo, y “Viajante”, el disco de Fonseca. A veces es como “un robotcito”, hace lo que se le pide, pero en otras oportunidades le abren la puerta para dar un poco de esa “creatividad estructurada” que corre en el ADN de su familia.

Nicolás es el hermano de Natituner, como se le conoce a Natalia Ramírez en el medio, ambos son ingenieros de sonido que trabajan en Miami para las grandes disqueras en los proyectos de los artistas latinos.

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Son nombres de confianza, por lo que no es raro encontrarlos en los créditos al lado de Ricky Martin, Jennifer Lopez, Shawn Mendes, Selena Gomez, Marc Anthony, Camila Cabello, Camilo, Maluma, Alejandro Sanz, Laura Pausini, Shakira, Bad Bunny, Will Smith, Pablo Alborán, Kany García, Diego Torres o Evaluna.

Ella se encarga de las voces y él es ingeniero de mezcla. Su trabajo puede ser muy técnico, aunque también se preocupan de no quedarse atrás en el campo creativo.

En una industria donde es fácil caer en las ganas de repetir una fórmula exitosa. “Se trata de rodearse de las personas que tengan las mismas ganas de innovar o que no quieran repetirse, sobre todo, que el círculo en el que estás sea autocrítico, que se miren a sí mismos y se comparen. Es mejor que las ideas vengan de la ingenuidad y no de los referentes que están pegando”, dice Nicolás, quien ha visto que muchas veces son más exitosas las ideas genuinas, que las que se derivan de los hits en tendencia.

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No es fácil saber si una idea será exitosa, es difícil definir cuáles son los ingredientes que harán surgir la magia, pero está en todas partes. “Es el poder de transformación que tiene que tiene la música en general, porque logra poner en palabras sentimientos y cosas que uno normalmente no sería capaz de decir.

Ver cómo eso es tan sanador para tantas personas y cómo en realidad la gente conecta cuando hay algo, realmente me emociona mucho ver eso todos los días”, dice Natalia explicando lo que más le gusta de su profesión.

Tal vez persiguiendo esa magia es que desde pequeños ambos hermanos se acercaron a la música. La mamá era la aficionada, iba a su práctica en la coral Tomás Luis de Victoria y dejaba a los niños en un salón aledaño donde empezaron a acercarse a los instrumentos. Ambos fueron instrumentistas, así como su hermano menor Tomás, y a pesar de haber seguido la práctica de diferentes instrumentos durante su infancia, ya a la hora de escoger carrera no vieron en las orquestas o en otras opciones laborales que se desprenden de esta especialización, algo que les apasionara. Por fortuna encontraron en la ingeniería de sonido un enfoque más satisfactorio y que dio frutos, aunque no se habían soñado nada de lo logrado.

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“Es muy fuerte todo lo que ha pasado y todo lo que hemos hecho, ser parte de estos proyectos tan particulares, haber trabajado con los artistas. Es chévere saber lo que hay por delante y mirar hacia atrás”, dice Nicolás, al recordar momentos como el primer Grammy, que llegó de la mano de “Mi Persona Favorita” de Alejandro Sanz en 2019.

Natalia fue la primera en irse para Miami y terminó llamando a Nicolás, así han ido trabajando el uno con el otro, sin haber discutido un día por cosas laborales. La admiración mutua que se tienen va más allá de las capacidades técnicas y los conocimientos adquiridos, se centra en la calidad humana que cada uno ha podido conservar, a pesar del tiempo, el éxito y los cambios constantes.

Ahora viene una nueva espera, de saber si lo trabajado va a dar gramófonos, igual, aunque el reconocimiento es importante, la música seguirá sin perder la magia.