El fotobordado, contar historias con hilos y fotografías
La fotógrafa santandereana será una de las invitadas al Congreso Nacional de Fotografía Analógica en México donde mostrará su arte.
Periodista. Hago preguntas para entender la realidad. Curioso, muy curioso. Creo en el poder de las historias para intentar comprender la vida.
Luego de una lesión en el peroné que la dejó dos meses sin poder caminar, Laura Limón encontró en el fotobordado una salvación. Con este acto de bordar imágenes se concentra, está en silencio y lejos de los momentos acelerados. Bordando es que esta fotorreportera se escapa del tedio de la rutina.
“Yo no soy capaz de meditar porque simplemente soy una persona muy ansiosa, sufro de depresión, pero haciendo bordado encuentro tranquilidad. Como es un acto repetitivo que requiere concentración, no da para estar pensando en otras cosas, me ayuda a despejar la mente. Y sí, es como una forma de meditación”, dijo.
Lo hace con las fotografías que ha tomado. O con las que la gente le envía para que se las intervenga: conocieron su trabajo a través de las redes sociales (@lauralimon815) y se animaron a que Laura reviva esos momentos de los abuelos o los papás o el barrio. A esos archivos que estaban guardados en los álbumes, Laura les saca una copia para conservar la original, sobre esa es que trabaja.
El gusto por el bordado pareciera que es algo de herencia. Su abuela Consuelo era modista: este tema de los hilos de alguna manera las une. El primer acercamiento que tuvo con el acto de bordar fue en la ciudad donde nació hace 29 años, en Bucaramanga, durante un curso. El resto ha llegado por curiosidad. Ya sabe varias técnicas de puntadas como el nudo francés, el paso atrás y la cadeneta.
Para bordar una foto lo primero que hace es mirar referentes y pensar la idea, imaginarse la escena. Después selecciona la gama de colores y comienza sea improvisando, que fluya, o con algo más planeado. Lo que sigue es pinchar la foto con la aguja, esos puntos por donde atravesará los hilos, el bordado.
“Me gusta el reto de agarrar la foto e imaginarme qué le puedo hacer, ponerle ese toque de fantasía o ese realismo mágico. Es como un lienzo en blanco, como una pintura. El hecho de intervenir algo que sea importante para la otra persona, honrar esa memoria, me parece muy bello, es llenarlo de vida otra vez con colores”.
Prefiere los colores más vibrantes y fríos, poco le gustan los tonos tierra. Y eso se evidencia en la foto de los tres perros de su papá: Fidel, Sputnik y Cauca están en una fiesta con gorritos y serpentinas, celebran la llegada de Sputnik a casa. Así es la historia que se imaginó Laura.
Algo interesante es que al revés de la fotografía queda marcada otra historia, como si tuviera dos caras: por delante es la escena original intervenida, por detrás esos pasos que hizo sin intención. Como una analogía de lo que se le muestra a los demás y el interior que no se puede cambiar. Atrás se ven nudos y nudos.
En la actualidad, Laura Limón vive en Medellín con su pareja y dos perros, y en junio participará del Congreso Nacional de Fotografía Analógica en Nuevo León, México, para hablar sobre el fotobordado y también dictará un taller.