Cultura

Calle de Italia llevará el nombre de Gabriel García Márquez

La Viale Gabriel Garcia Marquez está ubicada en el sector de Villa Borghese de la capital italiana. Hace homenaje al Premio Nobel colombiano.

12 de octubre de 2021

Por la relación cercana que tuvo con este país, especialmente su cine y su comida, Italia rendirá homenaje a Gabriel García Márquez, denominando una de sus calles con su nombre.

Según información publicada La W Radio, la inauguración se hará el próximo 26 de octubre en la Villa Borghese, Roma, exactamente en las afueras de Piazza del Popolo con la presencia de la Alcaldía de la capital y la Cancillería de Colombia.

Escritores como Juan Esteban Constaín han llegado a afirmar que no ha habido país que haya influenciado tanto la obra de García Márquez, “es el país con más huella” en su trayectoria dijo hace dos años a EFE.

El Nobel llegó a Roma en 1955 siguiendo la pista de papa Pío XII, que habría fallecido por un ataque de hipo. Según Constaín, García Márquez esperaba encontrarse con un papa convaleciente o muerto, pero se topó con el coche papal en dirección a Castelgandolfo, una localidad a 28 kilómetros de Roma donde pasan sus vacaciones los pontífices.

A partir del viaje de Pío XII desde el Vaticano hasta Castelgandolfo, el autor escribió las crónicas agrupadas en la serie Su Santidad va de vacaciones, que se convirtieron “en un éxito por su estilo insuperable”, en palabras de Constaín, pues incluyó referentes colombianos para que los lectores entendieran lo que les contaba.

En la capital italiana Gabo se inscribió en un curso de dirección cinematográfica, en el Centro Experimental de Cinematografía, una formación que si bien no terminó, le brindó los fundamentos básicos del lenguaje audiovisual, algo que llevaría a la literatura a través de la técnica narrativa usada en novelas como El coronel no tiene quien le escriba y cuentos como En este pueblo no hay ladrones.

En su columna Roma en verano, publicada por El Espectador y El País de España el 8 de junio de 1982, habla así sobre la ciudad que lo acogió. “Fui yo quien estuvo a punto de morir el mismo día de mi llegada a Roma, un alucinante domingo de julio en que había, como siempre, una huelga de todo, e Italia parecía, como siempre, al borde del desastre. “Esto es igual que Aracataca”, me dije, abrumado por el calor y el polvo, mientras recorría la estación solitaria buscando en vano un alma caritativa que me ayudara a cargar las maletas” (fragmento).