La obra de Muñoz, entre la fotografía y el dibujo
Este artista, reciente ganador del Premio Hasselblad, se salió de las corrientes y vanguardias para encontrar un camino propio.
Envigadeño dedicado a la escritura de periodismo narrativo y literatura. Libros de cuentos: Al filo de la realidad y El alma de las cosas. Periodismo: Contra el viento del olvido, en coautoría con William Ospina y Rubén López; Crónicas de humo, El Arca de Noé, y Vida y milagros. Novelas: Gema, la nieve y el batracio, El fiscal Rosado, y El fiscal Rosado y la extraña muerte del actor dramático. Fábulas: Las fábulas de Alí Pato. Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa.
Una de las obras con las que Óscar Muñoz, el artista payanés, empezó a sorprender a los espectadores fue con las Cortinas de baño. Elaboradas entre 1985 y 1989, experimentaba por primera vez con un soporte no convencional, en este caso una cortina plástica común. Y en ella construyó una imagen a partir de una fotografía.
Ahora, cuando obtiene el Premio Hasselblad, de Suecia, su nombre está en la boca de muchos en el mundo del arte.
“Muñoz —dice el curador Óscar Roldán— hace parte del grupo de estéticas urbanas. Si antes había una oda al campo, este grupo se ocupó de la creciente vida de las ciudades. Y los de Cali, como él, de incluir en sus obras prostitutas, espacios de lujuria y, en general, una relación entre la alta y la baja cultura”.
Roldán considera que este artista se salió de las corrientes y las vanguardias, para desarrollar un arte autónomo, dueño de un lenguaje propio y muy internacional.
Al preguntarle a Óscar Muñoz sobre este aspecto, la búsqueda de un camino propio en el arte, responde: “Mi trabajo, eso que usted llama mi camino, ha estado muy afectado y atravesado por influencias y corrientes, pero veo que ha ido en una cierta dirección, no siempre en línea recta ni hacia delante, pero que como usted bien lo dice, es el trazo de una búsqueda”.
Para el artista, la fotografía no es un fin; es un medio para conseguir los efectos. Las puede estampar en superficies para intervenirlas con dibujos y con materiales diversos como la tintura de café, el papel quemado, la luz y el vaho.
“Siempre he sostenido —comenta Muñoz— que el dibujo ha sido fundamental para mi; es la base para pensar, estructurar, sintetizar...”
Y añade: “creo que en un trabajo todo importa, todo actúa. Me ha interesado muchísimo la fotografía, sus mecanismos y sus paradojas. La fotografía, hoy más que nunca, juega un papel crucial en nuestra vida cotidiana, en eso que llamamos ‘realidad’. (Alguien decía que esta palabra no significaba nada si no se escribía entre comillas)”.
Así, ideas abstractas —memoria, paso del tiempo y otras— hacen su tránsito de la mente de Muñoz a la materialización artística.