Cultura

José Félix Fuenmayor, el “mamagallista” que fue pionero de la ciencia ficción en Colombia

Penguin Random House acaba de publicar la obra narrativa del barranquillero. EL COLOMBIANO habló con Pedro Badrán, el prologuista del volumen.

Periodista, Magíster en Estudios Literarios. Lector, caminante. Hincha del Deportes Quindío.

06 de febrero de 2023

El tiempo del arte es distinto al del comercio: hay escritores que en vida disfrutaron el cuarto de hora de fama y luego cayeron en el más absoluto olvido. Y hay otros que pasaron desapercibidos para sus contemporáneos, pero que las audiencias del futuro les conceden un puesto importante en sus preferencias.

Ese parece ser el caso del novelista barranquillero José Félix Fuenmayor, cuya obra narrativa –dos novelas y un libro de cuentos– fue reunida en un solo volumen por Penguin Random House. Hasta ahora el viejo Fuenmayor habitaba el limbo de ser un autor cuyo nombre era conocido por muchos lectores –sobre todo por ser junto a Ramón Vinyés uno de los tutores del grupo de Barranquilla– pero leído por muy pocos.

El prólogo de la obra reunida de Fuenmayor estuvo a cargo del narrador costeño Pedro Badrán, quien no duda en afirmar que dos o tres de los mejores cuentos de la literatura colombiana fueron escritos por el barranquillero. En medio de la conversación, Badrán suelta un dato que conecta a Fuenmayor con Medellín: la editorial antioqueña Papel sobrante publicó por primera vez el libro póstumo La muerte en la calle.

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Hablemos del contexto de la Barranquilla de principios del siglo pasado que hizo posible el surgimiento de autores de la naturaleza de José Félix Fuenmayor...

“En los años veinte del siglo pasado, Barranquilla vivió un gran desarrollo urbano y económico, tanto así que el casco urbano -como bien lo señala Eduardo Posada Carbó- se multiplicó pasando de 590 hectáreas a 1541 hectáreas. De manera que se vivía una expansión económica. Incluso en 1919 ya se había creado la compañía de aviación Scadta y muchas casas comerciales funcionaban en Barranquilla. Sin embargo, uno podría decir que la ciudad era un pueblo grande. Dentro de esa actividad, José Félix Fuenmayor ejerció su profesión de contabilista. Conocer las relaciones comerciales y ver el nacimiento de una sociedad mercantil pudieron ser la inspiración para escribir en 1927 una novela como Cosme. Se trata de un relato totalmente urbano. José Félix Fuenmayor fue uno de los escritores que instalaron la modernidad en Colombia. Es una vertiente de la modernidad, hay que reconocerlo. Ángel Rama lo situó en los llamados raros, al lado de Pablo Palacio, Roberto Artl y Gilberto Owen. Estos autores quedan en una situación marginal pero van a ser redescubiertos años después, tanto por la crítica como por otros escritores”.

Entonces, ¿la inserción de la literatura colombiana en las corrientes contemporáneas comienza en Barranquilla?

“Barranquilla vivía una gran actividad cultural y periodística. Florece un tipo de periodismo independiente. Y, por supuesto, su condición de puerto fluvial y marítimo la coloca en el centro de los tránsitos culturales. A Barranquilla llegaban revistas del extranjero y la ciudad estaba muy conectada con Europa y con los Estados Unidos. Por eso, el escritor Ramón Illán Bacca dijo que las comunicaciones de Barranquilla con el interior del país eran difíciles, eran más fáciles las comunicaciones con Nueva York y Europa. Esa situación hizo que la ciudad estuviera conectada con los discursos culturales contemporáneos. Eso explica la emergencia de un escritor como José Félix Fuenmayor, que marcó a los escritores del grupo de Barranquilla. La figura de Fuenmayor no ha sido suficientemente resaltada. Quizá el primero que no le hizo el suficiente bombo fue García Márquez. El Nobel le dio más importancia al sabio catalán que a José Félix.

La Biblioteca de José Félix Fuenmayor siempre fue muy comentada por su hijo, Alfonso, como por los escritores del grupo de Barranquilla”.

José Félix es considerado uno de los pioneros de la ciencia ficción en Colombia. ¿Qué hizo que un escritor de un país sin desarrollo tecnológico se aventuraba por ese camino?

“La novela Una triste aventura de catorce sabios se considera la primera obra de ciencia ficción en Colombia y eso está establecido por estudiosos del género como Campo Ricardo Burgos. José Félix fue una persona curiosa, interesada en la ciencia. Me parece que dos hechos marcaron la necesidad de escribir este libro. Hablo del paso del cometa Halley en 1910, que fue un suceso mundial: él tiene una columna hablando del cometa Halley. El segundo aspecto muy importante fue la aviación comercial y la acrobática. La figura del aviador era el símbolo del progreso. Sin embargo, Fuenmayor mira el cumplimiento del sueño de volar con ironía y ve allí algo que recorre su obra y son los peligros de la ciencia. Es interesante que Fuenmayor se conecte con una línea de la ciencia ficción que es la encargada de advertir de los peligros de la ciencia.

Una triste aventura de catorce sabios a veces pierde el centro de la narración, pero constituye una experimentación interesante dentro de la vanguardia de los años veinte. Creo que ese libro es eso que nosotros los costeños llamamos una mamadera de gallo”.

Usted señala que la obra periodística de José Félix Fuenmayor no se ha estudiado...

“Sí, no hay un estudio sistemático de la obra de Fuenmayor. Y eso tendría que hacerlo una universidad regional con un grupo de investigadores para rastrear todas las columnas de José Félix. Él siempre tuvo un alto interés político, sobre todo en su etapa en El liberal, periódico que hizo parte del proyecto político del presidente Carlos E. Restrepo. Hay mucho que descubrir del viejo Fuenmayor”.

¿José Félix ha tenido alguna relevancia en su obra de novelista, Pedro?

“En mis primeros libros, antes de Rulfo estuvo Fuenmayor. Él fue un escritor que manejó muy bien el ritmo. El personaje popular emerge del tipicismo o de la compasión que pueda sentir un autor. Fuenmayor le da una caracterización más profunda. Fuenmayor tiene una influencia grande en los escritores del caribe, sobre todo en el manejo del lenguaje popular, en el manejo de la primera persona”.