Hace medio siglo murió José Alfredo Jiménez, el compositor de El Rey, Si nos dejan y La media vuelta
Las canciones del mexicano han sido interpretadas por cantantes de la talla de Chavela Vargas, Vicente Fernández y Enrique Bunbury.
Desde 1973, cada 23 de noviembre al Panteón Municipal de Dolores Hidalgo (Guanajuato) se acercan cientos de personas para visitar, saludar y recordar a uno de los más grandes compositores de la música mexicana de todos los tiempos, José Alfredo Jiménez.
Allí se encuentran con una tumba diseñada por el arquitecto Javier Senosiain, que tiene la forma de un monumental sombrero y donde se encuentra el epitafio: ‘La vida no vale nada’, como inicia ‘Camino a Guanajuato’, aquella canción que José Alfredo le escribió a su tierra natal.
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Junto a dicho sombrero se encuentra una especie de sarape gigante elaborado a base de azulejos de colores vivos, que ondula llevando inscritos los nombres de sus canciones más famosas y le recuerda al visitante la serranía de Guanajuato, región ubicada en el corazón de México.
En el sarape se puede leer el nombre y frases de algunas de sus más increíbles composiciones, que se dicen que superan las 300 canciones, como ‘Qué bonito amor’, ‘Paloma querida’, ‘Camino a Guanajuato’, ‘Serenata Huasteca’, ‘Un mundo raro’, ‘Qué suerte la mía’’, ‘Amanecí en tus brazos’, ‘Amarga navidad’, ‘Si nos dejan’ y ‘La media vuelta’, por mencionar algunas.
Una cirrosis hepática produjo la muerte de José Alfredo a la edad de 47 años, el 23 de noviembre de 1973.
A tres años del centenario del nacimiento del compositor, sus seguidores no lo olvidan. Su tumba es una visita obligada para quienes van a Dolores Hidalgo, población del estado de Guanajuato, muy cerca entre dos ciudades de gran desarrollo turístico: la histórica Guanajuato y la encantadora San Miguel de Allende.
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Es usual que los visitantes que quieren seguirle los pasos de José Alfredo Jiménez realicen visitas de un día a Dolores Hidalgo, empezando por su tumba en el Panteón Municipal, recorriendo la Casa Museo José Alfredo Jiménez, así como la Cantina la Hiedra, que se sigue conservando igual que cuando era frecuentada por el famoso compositor, así como los distintos homenajes y esculturas que se pueden encontrar en algunas de sus calles y plazas.
En algunas de sus esquinas también se pueden encontrar solitarios músicos que con guitarra en mano interpretan las canciones del gran hijo de Dolores Hidalgo, como ‘El Jinete’: “Lleva en su pecho una herida, va con su alma destrozada, quisiera perder la vida y reunirse con su amada”.