Cultura

“Gabo es un referente para la vida creativa de Colombia”: Silvana Paternostro

La periodista escribió un libro sobre las violencias contra las mujeres y luego publicó una biografía oral del Nobel de Literatura.

Periodista, Magíster en Estudios Literarios. Lector, caminante. Hincha del Deportes Quindío.

01 de marzo de 2024

En menos de tres meses la escritora barranquillera Silvana Paternostro ha reeditado dos de sus libros. Primero llegó a las librerías la nueva edición de En la tierra de Dios y del hombre, un extenso reportaje en el que la periodista sigue los preceptos del nuevo periodismo gringo para contar la historia cultural del machismo en América Latina.

Ese trabajo de Paternostro parte de una idea inquietante: muchas mujeres casadas se contagian de sida por las prácticas sexuales de sus maridos por fuera de la alcoba conyugal. Esta obra circuló en Colombia con el sello Tusquets.

El segundo libro reeditado de la periodista es Soledad y compañía, un retrato de Gabriel García Márquez, hecho a partir de múltiples testimonios de amigos, colegas y conocidos del Nobel de Literatura. Este trabajo, que también se inspira en la escuela del periodismo estadounidense, es el más conocido de la escritora.

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En estos últimos meses se reeditó En la tierra de Dios y del hombre, su reportaje sobre el machismo en América Latina. Además, en breve saldrá otra edición de Soledad y compañía, un retrato compartido de Gabriel García Márquez. Esto ha sido una afortunada coincidencia...

“Sí, fueron cuestiones circunstanciales más que planeadas. El primer libro, En la tierra de Dios y del hombre, lo escribí hace 25 años en inglés. Mi periodismo ha sido siempre escrito en inglés y es del género de periodismo narrativo, en el que uso mucho la primera persona. En ese reportaje trato de explicar el machismo de los 90 echando mano de la epidemia del sida. Ese tema lo cubrí como se cubre una guerra. Mostré cómo el machismo es tan peligroso y tan violento como la guerra. Por su parte, Soledad y compañía es una historia oral sobre Gabo. En 1995, conocí a Gabo. Durante tres días fui alumna de un taller de periodismo que él dio en Cartagena, al principio de su fundación. Y ese libro salió en el 2014. Y ha sido traducido a diez idiomas. Me interesaba que volviera a salir ahora porque quise contar lo que ha sido el mundo sin Gabo”.

Supongo que en esa ampliación del retrato de Gabo hay un elemento en que la biografía del Nobel y el machismo se juntan: la historia de Indira Cato, la hija oculta de García Márquez...

“Desafortunadamente, el machismo no tiene fecha de expiración. Aunque en ese tema vemos pasos adelante, hay otras cosas que nos recuerdan que el machismo sigue muy presente. El hecho de Indira puede ser un inicio de ver el pasado y ver lo difícil que es quitarnos ese abrigo que es el pensamiento machista”.

Su libro Soledad y compañía recoge muchos testimonios y teje la biografía de García Márquez a la manera de los trabajos de George Plimpton...

“Claro que sí. Y me encanta que menciones a George Plimpton porque él sí fue el referente de este libro de Soledad y compañía. Fui muy cercana a George Plimpton. Fue mi editor cada vez que publicaba en el Paris Review. La revista publicó un reportaje que hice sobre el taller que tomé con Gabo. Fue George Plimpton quien publicó el nacimiento de Soledad y compañía. Ese género de los relatos orales es muy norteamericano. Es más, creo que fue George Plimpton quien lo empezó con el trabajo que hizo sobre la vida de Edie Sedgwick.

Soledad y compañía empezó como un reportaje para una revista. Recibí una llamada en el 97 de una revista que en ese momento editaba Tina Brown, después de que se fue de Vanity Fair. Ella estuvo a cargo de una revista que duró muy poco tiempo y que se llamó Talk. En la revista tenían una sección de historia oral. Los editores quisieron hacer algo sobre García Márquez. Ellos me dijeron que sería interesante que hablara con los personajes famosos y de la política con los que García Márquez interactuaba. Les dije que prefería hablar con la gente que hasta entonces no había hablado o lo había hecho muy poco.

Y llegué a Barranquilla y empecé a tocar puertas. En las entrevistas prendía mi grabadora con la idea de que iba a estar una hora, pero después de seis horas seguía grabando. Y cuando terminábamos de hablar el personaje de turno me decía tienes que hablar con esta otra persona. Y fue una cadena. Te lo juro que hasta el día de hoy todavía recibo anécdotas que son muy dicientes de quién fue Gabo”.

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¿Con cuántas personas alcanzó a hablar en ese proceso?

“Cien. Y fue muy importante tener varias perspectivas del personaje. Eso fue bonito y divertido. A veces, cuando uno habla de biografías, el público se imagina un libro académico, lleno de fechas, de nombres. Este libro fue como entrar a una fiesta muy alegre, donde todo el mundo habla al mismo tiempo y donde hay todo tipo de gente. Está el chistoso, el superserio, el que habla de más y el que inventa historias. Eso a mí me parece interesante y creo que nos da una visión más redonda de quién fue esta persona tan importante en nuestro país”.

Supongo que fue complejo trabajar con la hipérbole de los costeños...

“No lo podemos evitar. Eso hacemos nosotros. Gabo es bastante hiperbólico y Soledad y compañía también lo es. Y eso es poesía y eso es literatura. Y eso es lo que somos los humanos. O sea, contando historias es como nos mantenemos conectados y vivos y progresando”.

¿Cuál de los cien testimonios fue el que más la conmovió?

“A mí me encanta la historia que me contó Eliseo Diego, poeta cubano, que fue muy cercano a Gabo. Me contó la vez que caminaba con Gabo por las murallas de Cartagena. A lo lejos vieron a una pareja joven, bella, de cartageneros de pura cepa, sensuales. Ellos pasaron de largo hasta que el muchacho le gritó a Gabo: ‘Gabo, Gabo, por favor, dile que la amo, que ella no me cree a mí’. Me parece que esa historia da luz sobre la importancia que Gabo tiene para Colombia”.

¿García Márquez conoció el libro?

“No. Ya García Márquez estaba... No sé si ni siquiera supo que el libro estaba en proceso. Aunque creo que sí porque te cuento otra coincidencia. El editor de la novela de Gabo, En agosto nos vemos, Cristóbal Pera, un español que vivía en México, también fue el editor de Soledad y compañía. Gabo usaba muchísimo la palabra providencial”.

¿Qué queda de García Márquez?

“Queda todo. Todo. Lo más importante, imagino, además de su familia, son sus libros. Son universales. Gabo todavía está muy presente. En la nueva edición de Soledad y compañía cuento historias muy lindas de personas que sueñan con él, que se les aparece. Gabo es un referente para la vida creativa. Una de las cosas que a mí me interesaba mucho de García Márquez es que él hizo lo que lo hacía feliz. Y creo que eso es un ejemplo a seguir”.

Pasando al otro libro, En la tierra de Dios y del hombre, este inicia con un texto largo en el que usted habla de su experiencia de mujer costeña de clase alta, y de cómo sus aspiraciones de escritura la sacaron de ese molde en el que su sociedad la encasillaba...

“Sí, mi reportaje comienza con la realidad espeluznante de que las madres monógamas que siguieron la ley del manual que había que seguir corrieron un riesgo más alto de contraer sida que una trabajadora sexual. En el libro cuento las historias de esas mujeres. Ellas se dieron cuenta de que eran seropositivas una vez daban a luz, porque al hijo lo sometían a ese examen, que era obligatorio en ese momento, y descubrían que era seropositivo. Ese relato en primera persona del que hablas está muy influenciado por el nuevo periodismo de los años sesenta y setenta. Ese formato me ayudó a entender: mi ida en la adolescencia a los Estados Unidos me abrió los ojos. También es cierto que desde antes de irme me sentía un poco incómoda dentro de esa estructura tan rígida de lo que podían hacer los hombres y lo que podían o no podían hacer las mujeres.

La distancia es muy importante para nosotros los escritores. La distancia me ha ayudado mucho en estos dos libros. Por ejemplo, ver a García Márquez desde esa distancia me permitió interesarme en él más como persona, como ser humano, que en el García Márquez estatua que tenemos en un pedestal”.

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El reportaje sobre el machismo ya tiene sus años. ¿Ha cambiado el panorama en estos años?

“Paso temporadas cortas en la Costa. Puedo hablar de que veo las dos cosas. Veo unos avances cuando voy a presentar mi libro y se me acercan las nuevas generaciones. Algunas mujeres jóvenes me dicen que las cosas están cambiando, me hablan de las nuevas masculinidades. También se me acercan mujeres para decirme que viven exactamente lo que cuento en el libro. Además, si vemos estadísticas, el problema del VIH sigue ahí. Las cifras de los feminicidios están por el techo. Abro el periódico en Barranquilla y leo unas historias espeluznantes que dan fe de que el machismo está ahí”.

Uno percibe en su trabajo una influencia de Marvel Moreno. ¿Es así?

“El libro de Marvel tiene hoy una posición importante dentro de la literatura caribeña. Me encanta ver que el libro ya hace parte del canon colombiano. Pero, la verdad es que no fue tan influyente en mi trabajo. Las referencias eran más de mi propia experiencia. También me influyeron las mujeres que escribieron sobre feminismo: Simone de Beauvoir y Susan Sontag. El hecho de que me haya ido del país tan temprano me ayudó a nutrirme de las influencias de afuera, para bien o para mal”.

¿Cómo recibió este libro la comunidad del Barranquilla?

“Cuando salió en los Estados Unidos, el libro tuvo bastante buena crítica, recibí muchas invitaciones a la prensa. Entonces, eso llevó a que en Colombia le dieran algo de importancia al libro. Hay otra coincidencia con García Márquez: cuando se hizo la traducción, En la tierra de Dios y del hombre fue publicado por Sudamericana. Ahí hubo algo muy cómico porque la primera traducción la hizo una poeta argentina. Y ya sabes que las argentinas y las barranquilleras tenemos diferentes formas de hablar.

Cuando el libro salió originalmente, no recibió ningún comentario en Barranquilla. Eso fue un síntoma de no hablar de lo que no queremos que se hable. Con esta nueva edición eso no ha pasado. Ha habido una conversación superinteresante con las nuevas generaciones”.