Fruko, el teso de la cultura nacional, fue homenajeado en Bogotá

Este miércoles, en la Plazoleta del Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella –pleno corazón de Bogotá– se entregaron los Premios Nacionales de Cultura, las distinciones más importantes que el Ministerio de Cultura les concede a los artistas y gestores del país. En esta ocasión se dieron cuatro reconocimientos a las vidas y obras de Julio Ernesto Estrada “Fruko” –en la modalidad de Artes y Cultura–, Patricia Ariza –Aportes a la cultura de la paz–, Víctor Simarra Reyes –gestión cultural– y Ramón Gil Barros –patrimonio y memoria cultural–.

Siga leyendo: Anarcolirykoz: cambiar el destino a punta de rap

El padre de la salsa colombiana

En el evento, el más solicitado para las entrevistas y las fotos con los asistentes fue Fruko, que lució elegante con su traje y sus lentes oscuros.

Al preguntarle, antes del inicio de la gala, por el secreto de las canciones memorables, el maestro habló del elán vital, un concepto de la filosofía. Dijo: “En la vida hay bondad y maldad. Yo no he visto en ninguna película a Hitler triunfal, ni a Nerón triunfal. Triunfan los hombres de bondad, las personas buenas. En este paso por la vida, el arte debe estar a favor de la alegría, el cariño, el amor y la vida”.

Y él tiene argumentos de peso a su favor. A fin de cuentas tiene una carrera de quilates.

Nacido el 7 de julio de 1951 en Medellín, Fruko es el pionero de la salsa colombiana. Su carrera musical inició en la mítica agrupación de Los Corraleros de Majagual. Sin embargo, fue en 1970, con la fundación de la Fruko y sus Tesos, que saltó al estrellato.

Según los expertos, el primer gran éxito del maestro fue A la memoria del muerto, uno de esos temas que todavía hace que la gente salga a la pista de baile. Luego llegaron El preso, El caminante y Los charcos, verdaderos himnos de la rumba nacional.

En el caso de Fruko no es el premio el que exalta al personaje, sino el homenajeado el que le da peso al laurel.