Cultura

El maestro Fernando Botero será enterrado en Pietrasanta, Italia, junto a su esposa Sophia Vari

En esa villa de la Toscana Italiana, donde tenía un estudio, reposarán los restos del artista antioqueño.

Cuyabra. Comunicadora social-periodista de la Universidad del Quindío. Redactora del área de Contenidos Digitales.

15 de septiembre de 2023

Mi papá quería que sus restos permanezcan en Pietrasanta”, así confirmó Lina Botero, hija del maestro Fernando Botero, que los restos del artista antioqueño más universal, serán sepultados en Europa, donde vivió gran parte de su vida.

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Su ultima morada será Pietrasanta, una villa al norte de la Toscana italiana donde el artista tenía uno de sus estudios. Además, de estar ligado a sus obras, fue un lugar muy importante para él, como para Sophia Vari, su esposa, quien murió el pasado mes de mayo y que está sepultada en ese lugar, “en un cementerio pequeño, bellísimo, a las afueras del pueblo”, contó Lina Botero.

Sobre las exigencias para su funeral, la hija del artista contó que nunca pidió algo especial para despedirlo. “Mi papá era la persona más sencilla del mundo. Nunca hablamos de eso”, dijo y reiteró que lo único que había pedido era ser sepultado en Pietrasanta. Su padre tampoco pidió algún epitafio en su tumba para ser recordado.

La hija del artista confirmó que su padre murió producto de una pulmonía. Botero llevaba cinco días hospitalizado, en una clínica de Monte Carlo, Mónaco, donde residía.

Un poco de la vida del maestro Fernando Botero

El 19 de abril de 1932 llegó Botero al mundo. Fue el segundo de los tres hijos del matrimonio de David Botero Mejía y Flora Ángulo Jaramillo y saltó a la fama internacional en 1962, cuando realizó su primera exposición en el Milwaukee Art Center en Wisconsin, Estados Unidos, la cual recibió críticas positivas.

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Desde entonces, las obras de Botero no pararon de darle la vuelta al mundo. Ya en la década de los 80 sus pinturas y esculturas se saldrían de las higiénicas salas de exposición para morder el polvo de la calle. No llegaba tanto por sus valores plásticos (nadie hablaba de ellos), sino por ese halo de triunfo que arrastraba aquel invitado habitual a las subastas millonarias internacionales y a las fiestas del jet-set.

En su paso por las grandes capitales del arte como París, Nueva York, Milán y Colombia, sus habilidades para el dibujo lo llevaron a desarrollar una paleta cromática con sello personal y una plasticidad que es fácilmente reconocible alrededor del mundo gracias a sus figuras de proporciones exageradas.