En Juan Carlos Moyano se confunden vida y teatro
El escritor y dramaturgo lleva 40 años de labor teatral. Trae a Medellín su obra Sor Juana Inés de la Cruz al Festival de Poesía.
Envigadeño dedicado a la escritura de periodismo narrativo y literatura. Libros de cuentos: Al filo de la realidad y El alma de las cosas. Periodismo: Contra el viento del olvido, en coautoría con William Ospina y Rubén López; Crónicas de humo, El Arca de Noé, y Vida y milagros. Novelas: Gema, la nieve y el batracio, El fiscal Rosado, y El fiscal Rosado y la extraña muerte del actor dramático. Fábulas: Las fábulas de Alí Pato. Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa.
A los quince años, Juan Carlos Moyano decidió tres cosas fundamentales para el resto de su vida: viviría con mujer, jamás dejaría el teatro y la literatura sería el centro de su existencia.
Ese estudiante del colegio Nacional Restrepo Millán, de Bogotá, enamoró con teatro y literatura a una chica del mismo plantel, Clara Inés Ariza, la invitó a una obra de Teatro Taller de Colombia, un grupo en el que habría él de participar un año después, en 1975, cuando, conversando con sus integrantes, Mario Matallana entre ellos, les dijo que él era escritor. De inmediato, le pidieron que escribiera la dramaturgia de una obra que tenían en escena, El Génesis. Una visión política del origen de la humanidad.
Bogotano, hijo de una campesina desplazada, Rosa Elena Ortiz, y acogido por un padrastro albañil y plomero, la única influencia artística que tenía Moyano era la del abuelo paterno, un aserrador a quien no conoció personalmente pero sí por medio de las evocaciones de su mamá, antecedidas con esta elocuente presentación: “su abuelo sabía las cuatro operaciones y hablaba en verso”.
Después se atrevió a escribir una obra dramática original: Cuando las marionetas hablaron, la cual apareció publicada en una revista cubana y, a partir de ahí, fue montada por varios grupos de teatro.
Andando los años, Clara, quien venía estudiando filosofía, decidió hacer teatro. En 1989 fundaron Teatro Tierra.
Él se ocupó de escribir una obra para afinar las condiciones actorales de Clara: Los ritos del retorno o las trampas de la fe. Vida, pasión y herejía de sor Juana Inés de la Cruz. Título largo, aunque acorde con el estilo barroco del personaje. “No creí que esta obra fuera tener tan larga vida. —Indica Moyano—. Nadie puede predecir la vida de un montaje teatral”.
Entre sus 60 o 70 montajes tiene uno que supera las 700 funciones: El enano, de 1991. Y otro que se le acerca: el de Sor Juana Inés de la Cruz.