Cultura

El Salón Nacional de Artistas se quedó corto de presupuesto

El espacio que busca la representación de los artistas plásticos tiene en veremos los proyectos de tres mujeres, una de ellas trabaja con artistas indígenas.

Periodista cultural del área de Tendencias de EL COLOMBIANO.

10 de agosto de 2022

El Salón Nacional ha evolucionado mucho desde que, en 1940, Jorge Eliécer Gaitán, como ministro de educación, se propuso reunir en una exposición lo que sucedía en el arte nacional y juzgarlo. Ya no se entregan premios, pero la intención de construir una muestra del panorama colombiano se ha mantenido en las diferentes etapas de la historia del arte nacional.

Hoy el Salón tiene una vocación itinerante, su más reciente edición, la número 46, planteó realizarse en la cuenca del río Magdalena, lo que desde el principio se advertía como un reto “en términos curatoriales”, así lo presentó el evento en su sitio web, por “las dificultades técnicas y los tropiezos burocráticos”, que los llevaron a cambiar de una idea “monumental” a “proyectos específicos” y un programa de formación.

Tal vez por esas razones, artistas como Tatyana Zambrano recibieron una invitación formal y posteriormente, cuando ya se encontraban trabajando, no les dieron presupuesto para sus obras.

Tatyana, que fue invitada a hacer parte del programa de publicaciones el 20 de junio de este año, empezó a trabajar apenas se dieron las conversaciones con el equipo curatorial del Salón, sin tener la carta de invitación formal, que llegó eventualmente el 12 de julio, pues el Salón termina en septiembre y la ventana de tiempo que tenía para la elaboración y exhibición de su trabajo era muy corta.

Luego, el 30 de julio recibió una carta firmada por José Sanín, del equipo curatorial del Salón, diciéndole que no recibiría el presupuesto, que le otorgaba su selección oficial en el evento, para la ejecución del proyecto en el que ya había invertido 60 horas.

Mejor dicho, Sanín no tenía la certeza de que dichos recursos iban a entrar antes de finalizar el Salón, pues en septiembre terminan los contratos de los organizadores con el Ministerio de Cultura y no habría funcionarios, para continuar con la ejecución de cualquier proyecto. A esto se le suma el cambio de gobierno.

Otra cosa le sucedió a la curadora María Camila Montalvo, que planteó el proyecto De selvas, mitos y canoas: un viaje por el arte de la tierra, con artistas indígenas de la Orinoquía y la Amazonía, a exhibirse en agosto, como parte de su contrato con el Ministerio de Cultura.

El contrato de Montalvo terminó en enero de 2022 y, posteriormente, el presupuesto para dicho proyecto se redujo. Según la curadora, desde el Salón, se le pidió replantearlo sin recibir remuneración ni firmar un contrato nuevo, lo que ella rechazó, dejando por fuera de la convocatoria a los artistas con los que había trabajado. Eso relata la curadora en una carta abierta publicada en su cuenta de Instagram.

En la publicación de Montalvo, Jaime Cerón Silva, director artístico del Salón, dejó un comentario el 3 de agosto aclarando que el evento todavía tiene en desarrollo residencias/laboratorios, publicaciones y una exposición. EL COLOMBIANO contactó al Ministerio de Cultura para resolver algunos interrogantes, pero no obtuvo respuesta al cierre de esta edición.

Tanto Zambrano como Montalvo presentaron acciones de tutela contra el Ministerio de Cultura alegando violaciones al derecho al trabajo y a la libre expresión, entre otros. Patricia Prado, una artista caleña que trabaja con La Linterna y estaba convocada para revitalizar la imprenta de Honda, también se quedó sin asignación, a pesar de que ya se encontraba personal relacionado con el proyecto en el sitio. Les cambiaron las condiciones de convocatoria, incurrieron en gastos y se quedaron sin participar. Patricia aún no ha tomado acciones legales, espera llegar a una solución conciliada, porque desde el Ministerio insisten en que tienen espacio para la ejecución de los proyectos faltantes. No obstante, es una promesa difícil de creer para ella.

Curadores como Guillermo Vanegas ven el actuar del MinCultura como la perpetuación de la precarización del trabajo, la censura, la misoginia y el centralismo en los proyectos artísticos patrocinados por el gobierno, que nacen con el propósito contrario, de ser incluyentes e impulsar las manifestaciones creativas de todos los territorios