Cultura

Qué comen don Quijote y otros personajes de la literatura

Hay obras literarias que detallan con qué calman su apetito los personajes; en algunas más, está apenas mencionado. En otras parece que no comen.

Envigadeño dedicado a la escritura de periodismo narrativo y literatura. Libros de cuentos: Al filo de la realidad y El alma de las cosas. Periodismo: Contra el viento del olvido, en coautoría con William Ospina y Rubén López; Crónicas de humo, El Arca de Noé, y Vida y milagros. Novelas: Gema, la nieve y el batracio, El fiscal Rosado, y El fiscal Rosado y la extraña muerte del actor dramático. Fábulas: Las fábulas de Alí Pato. Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa.

29 de agosto de 2017

En La historia interminable, Michel Ende dice que la mayoría de los escritores no cuentan que sus héroes van al baño; el suyo, Bastián Baltasar Bux sí lo hace. Si se extraña de eso, qué decir de que muchos autores olvidan mencionar que sus personajes comen.

¿El motivo? Tal vez crueldad o simplemente porque creen que los asuntos de la carne (los mundanos, y también los de la carne guisada, las verduras y los postres) les resultan intrascendentes. Se aprovechan de que esos seres que pueblan sus creaciones están hechos de tinta y papel y, supuestamente, no necesitan comer para vivir.

Es muy mentado el desayuno del Ulises, de Joyce, ese 16 de junio de 1904: “El señor Leopold Bloom comía con deleite los órganos interiores de bestias y aves. Le gustaba la sopa espesa de menudillos, las mollejas, de sabor a nuez, el corazón relleno asado, las tajadas de hígado rebozadas con migas de corteza, las huevas de bacalao fritas. Sobre todo, le gustaban los riñones de cordero a la parrilla, que daban a su paladar un sutil sabor de orina levemente olorosa”.

Hay novelas en las que la comida ha sido fundamental. He aquí algunas de ellas.