¿Suenan distinto el vallenato tradicional y el moderno?
El cantante Silvestre Dangond señaló que ahora regresa al formato clásico. Análisis de si es posible saber la diferencia entre uno y otro.
Periodista. Estudiante de maestría en Estudios y Creación Audiovisual.
El 2 de noviembre Silvestre Dangond anunció que regresaba al vallenato tradicional en su nuevo disco, Las locuras mías, y le mencionó a la agencia EFE que sus composiciones “orgánicamente” le hicieron volver a la versión más pura del género que le dio sus primeros éxitos y que luego lo acercaron al pop antes de abrirse al mercado internacional.
Aunque hoy es uno de los sonidos que representa al país en el mundo –es un género musical de la región Caribe de Colombia, declarado por la Unesco en 2015 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por su legado cultural y tradicional–, no es el mismo que concibieron los juglares pioneros. Una diferencia, por ejemplo: su característica principal –no la única– son los tres instrumentos base que no requieren amplificación: caja, acordeón y guacharaca. Ahora son orquestas que, además de los anteriores, tienen muchos más elementos musicales yhacen fusiones, incluso con el reguetón.
Entonces surge la pregunta, ¿a esas fusiones, se les puede llamar vallenato? ¿Hay tradicional y moderno? ¿Puede lo moderno volverse una tradición?
Cantos
No hay un punto de partida ni de llegada del vallenato tradicional. El escritor y periodista Alonso Sánchez Baute señala el inicio con los pioneros juglares, de la generación de 1920 a 1940, entre los que están Rafael Escalona, Emiliano Zuleta, Alejo Durán o Luis Enrique Martínez, anteriores a los orígenes de la radio y la fonograbación.
El primer disco grabado y fabricado en el país fue prensado por Antonio Fuentes (Discos Fuentes) en 1943, con un acetato del cantante Guillermo Buitrago, uno de los artistas pioneros que ayudó a expandir los vallenatos al interior, que incluyó los temas “Las mujeres a mí no me quieren” y “Compae Heliodoro”. Entre 1943 y 1949 el compositor de Ciénaga, Magdalena, grabó unas 150 canciones para esta casa disquera, muchos de los cuales aún se escuchan (“La víspera de Año Nuevo”, “El ron de vinola”, “Grito Vagabundo).
La temática de estos temas primigenios abarcaba la amistad, el amor, las mujeres, la familia y el padre. También hechos de la vida cotidiana, puesto que los primeros acordeoneros eran intérpretes de cantos (juglar era el que iba de pueblo en pueblo contando historias o noticias con su instrumento), que basaban sus composiciones en aires (ritmos) como la puya, el paseo, el son, el merengue y la tambora. En esencia son variaciones en la estructura y el compás musical, de ahí que haya algunos vallenatos más rápidos y otros con tonadas más nostálgica o tristes.
Sin embargo, los límites entre ellos son difusos: “Puede haber una tradición con nuevo aire”, indica el escritor guajiro Abel Medina Sierra sobre la dificultad de delimitar. Aunque en esto no hay nada esculpido en piedra y varía según quien lo dice, por lo común se considera la música tradicional vallenata más o menos hasta los años 80.
En ese contexto, al tradicional se le ha identificado por las letras poéticas y líricas (“Muere una flor”), o de nostalgia con “canciones que nos recuerdan la infancia”, dice Alonso Sánchez Baute, autor de la novela Leandro, sobre la leyenda vallenata, que ahora está siendo adaptada a una serie de RCN.
El moderno
A partir de los 90, el profesor señala tres tipos de vallenatos que no son considerados por lo general como clásicos o tradicionales: el vallenato romántico y de despecho al estilo Los Diablitos, Los Chiches, Los Gigantes, Los Inquietos y hasta el Binomio de Oro post Rafael Orozco, el tecnovallenato de Carlos Vives y la Nueva Ola, que involucran fusiones musicales.
“Sin embargo, si uno escucha un cd de la nueva la encontrará los patrones, para mí, de la música vallenata. Peter Manjarrés ha grabado más de 100 canciones de vallenato clásico; muchas de Silvestre Dangond son paseos, naturalmente no van a sonar como los de los años 50 o 60”, comenta Abel Medina, y enfatiza que cambia la instrumentación (teclados, vientos, bajos eléctricos).
Una reflexión
Definirlo como tradicional o moderno depende del momento y de quien lo mire. Del Binomio de Oro, señala el investigador Medina Sierra, se dijo en su época que no era vallenato, sino villancico, y además que era un atentado contra la tradición cuando se le comparó con los pioneros juglares. “Lo que hoy es disonancia mañana es consonancia. Una modesta disrupción ahora, mañana se convertirá en ortodoxia”, comenta .
Explica que las canciones se gradúan como tradicionales con el tiempo, pero es algo que depende de las preferencias. “Es cuestión de las apropiaciones de cada persona. Para alguien puede ser vallenato tradicional una de Los Diablitos, para otros no. Suele haber exclusiones en estos temas”, comenta Medina.
No hay nada esculpido en piedra. Si escucha un vallenato moderno puede que ni se le parezca a ese ritmo costeño tradicional de Los Corraleros de Majagual, Guillermo Buitrago, Emiliano Zuleta o Rafael Orozco; incluso no hay acuerdo de si es o no vallenato (ver Análisis). Lo que sí es claro es que la tradición y lo moderno cambian con el tiempo y los gustos de cada momento