Cultura

¿Leen más las colombianas o los colombianos? Esto dicen las cifras

En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, EL COLOMBIANO conversó con el presidente de la Cámara Colombiana del Libro.

28 de abril de 2025

La Feria del Libro de Bogotá es el sitio de encuentro de lectores, editores, escritores, libreros y demás miembros del circuito editorial colombiano. Durante más de tres décadas, este evento ha difundido las producciones bibliográficas de nacionales y extranjeros. En consecuencia, ha cumplido la función de termómetro de los gustos y los intereses de lectura de los colombianos del pasado inmediato y del presente. Organizada por Corferias y la Cámara Colombiana del Libro, la FILBo es el núcleo comercial y conceptual del calendario literario del país. Al menos eso queda claro después de conocer las cifras de asistencia de personas y de dinero que se manejan durante su realización.

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Aristizábal resaltó la importancia de la FILBo en el panorama internacional, señalando que el evento, al reunir más de 600.000 visitantes, cerca de 600 expositores, 2.000 eventos culturales y escritores de más de 30 países, es una de las ferias más relevantes de la región. Según explicó, al comparar con ferias en otras partes del mundo, se dimensiona el alcance y el profesionalismo del evento bogotano.

Con base en un estudio reciente sobre hábitos de lectura, Aristizábal indicó que en Colombia la lectura ha aumentado de manera constante. Este fenómeno responde a la consolidación de políticas públicas, así como al fortalecimiento de eventos culturales en todo el país, incluyendo fiestas y ferias regionales del libro. El informe revela que los jóvenes entre los 18 y 35 años son quienes más están leyendo. Los mayores de 65 años también están en la cima, en parte debido al mayor tiempo disponible tras el retiro laboral.

En cuanto a los géneros y tipos de libros más leídos, Aristizábal señaló que existe una diversidad significativa. Los lectores colombianos consumen tanto ficción como no ficción, literatura infantil, juvenil y libros de autoayuda. Resaltó fenómenos específicos como el repunte en las ventas de La vorágine, en el marco de su centenario, y el renovado interés por la obra de Gabriel García Márquez tras la publicación de En agosto nos vemos, su novela póstuma, y la adaptación audiovisual de Cien años de soledad.

Sobre el género de autoayuda, Aristizábal explicó que su popularidad es un fenómeno global, acentuado por las secuelas emocionales que dejó la pandemia de Covid-19. A pesar de su predominancia en algunos listados de ventas, los libros de literatura general y literatura infantil también mantienen un fuerte nivel de consumo.

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Contrario a la percepción común, los datos indican que en Colombia los hombres leen ligeramente más que las mujeres, aunque la diferencia es mínima. Factores como las cargas laborales y domésticas explican parcialmente esta brecha, según el análisis realizado.

Respecto a la producción editorial, el país publicó cerca de 22.000 nuevos títulos durante 2024. Aunque no se tienen cifras detalladas por género del autor, Aristizábal destacó la creciente presencia de mujeres en el ámbito literario. En cuanto a las librerías, actualmente existen unas 500 en todo el país, concentradas principalmente en Bogotá y Medellín. Sin embargo, se observa un crecimiento en otras regiones, con recientes aperturas en ciudades como Ríohacha y Leticia.

En relación con la representación de las regiones en la FILBo, el presidente de la Cámara Colombiana del Libro explicó que, si bien la producción comercial está concentrada en las principales ciudades, existen esfuerzos editoriales universitarios y municipales en todo el país. Un ejemplo de ello fue la participación del departamento de La Guajira como invitado especial en la feria.

Finalmente, Aristizábal destacó el papel de las bibliotecas públicas para fomentar la lectura. Colombia cuenta con una de las redes de bibliotecas más amplias de América Latina, con más de 1.500 instituciones, además de redes municipales destacadas, entre ellas la de Medellín. Esta infraestructura, sumada a las políticas públicas y al fortalecimiento del sector editorial, le permite vislumbrar al funcionario un crecimiento sostenido en los índices de lectura en el país.