Cultura

La nostalgia será la única visitante de estos bares

Periodista. Estudiante de maestría en Estudios y Creación Audiovisual.

13 de agosto de 2020

En medio de la noche, se podía transitar por dos bailaderos separados por pocos metros: El Eslabón Prendido, tradicional bar de salsa clásica y timbalera, con bailarines entusiastas y profesionales, locales y extranjeros; y Diógenes, taberna de son antillano, bolero y salsa, de parejas enamoradas, amigos de copas y fanáticos solitarios. El primero, a media cuadra del parque de El Periodista sobre la calle Maracaibo, funcionaba hace 21 años. Todos los martes, jueves y sábados tocaba una orquesta en vivo; por su parte Diógenes, ubicado en la esquina de Córdoba con La Playa, llevaba 35 años poniéndole sabor al corredor que rodea el Palacio de Bellas Artes. Trompetas y timbales le daban vida al sector.

La realidad hoy

La cuarentena, los decretos, las medidas preventivas, la falta de apoyo institucional, las restricciones impuestas por administraciones locales y nacionales, la desesperanza y el aislamiento social llevaron al cierre de bares, discotecas, pubs, café-bar, tabernas, señalan propietarios y agremiaciones del sector. Algunos eran más que rumbeaderos, como el Boston Café Bar, Prana, Raza Café o Dalí; eran sitios para el encuentro y la conversación, para tomarse un trago, un tinto o una cerveza sin el protagonismo de los decibeles.

“Se convierten en lugares tan relevantes como las bibliotecas, los centros culturales, los teatros. Las vanguardias ocurrieron en sitios como estos”, dice Sergio Restrepo, gerente del Claustro de Comfama, institución que viene trabajando desde hace algunos años por la recuperación del Centro.

Juan Pablo Valenzuela, presidente de Asobares Antioquia, afirma que unos 450 establecimientos con venta de licor en Medellín cerraron de manera definitiva. Es una aproximación porque no todos reportan el cierre ante Cámara de Comercio.. A pesar de que no van más, muchos solo cierran sus rejas o cuelgan un aviso de “se arrienda”. Otros pasaron de vender cocteles, cafés y licor a ofrecer frutas y legumbres, como El Chorro, en Castilla; La Boa, al frente del parque del Periodista, o Café París, en Envigado.

En este municipio del sur hay cerca de 250 establecimientos. Cerca del 45 % dejaron de funcionar, afirma Sandra Ortega, promotora de la Corporación Conexión Ciudadana: “Creo que este semestre no se va a reactivar, pero sí se debe apoyar para que los comerciantes tengan algún ingreso”.

Explica que quienes sobreviven lo logran porque no pagan arriendo o llegaron a un acuerdo con el dueño del local, como sucedió en el sector de La Bota, que reúne a varios de ellos. Sin embargo, otros locales de mucha antigüedad y tradición tuvieron que clausurar: La Isla de Capri, Café El Camino, Café París, Billares Licors.

En Itagüí, Asocomerciantes tenía inscritos 750 establecimientos de consumo y venta de licor (se incluyen restaurantes), de los cuales dejaron de funcionar definitivamente el 30 %, indica Gustavo Castaño, presidente de la entidad. El más tradicional es La Antigua Bar, ubicado en el Parque Obrero durante más de 30 años.

Algo similar sucede en El Poblado. Uno de los rock-café más emblemáticos de la zona, Dalí, bajó sus persianas luego de 20 años, comenta Luis Guillermo Orjuela, director Ejecutivo de la Corporación Zona Rosa.

Los tradicionales rumbeaderos de la ciudad en El Lleras, el parque de El Poblado, la 70, la 33 o la Autopista Sur, se convirtieron en un paisaje desolador.

Este listado, de 18 lugares en el Valle de Aburrá que no volverán, fue construido con ayuda de las fuentes consultadas. Fueron referente de la vida nocturna por sus aportes culturales, históricos y como lugares de encuentro.