5 claves detrás del éxito de El Olvido que Seremos
La película que adapta la obra de Héctor Abad Faciolince ha cosechado importantes premios en el Iberoamérica. Se ve en Netflix.
Periodista y magíster en Escrituras Creativas. Buzo de corazón, amante de los viajes, el arte y las buenas historias. También escribo cuentos.
La adaptación cinematográfica de la novela homónima de Héctor Abad Faciolince se ha convertido en todo un éxito comercial, así lo demuestran los premios que ha recibido (ver informe) y su participación en los festivales más prestigiosos del mundo.
En el caso de la película, la historia acompaña la relación que tienen un joven Héctor Abad Faciolince con su padre Héctor Abad Gómez, mientras la violencia, las divisiones bipartidistas y la desigualdad hacen de telón de fondo.
El crítico de cine Oswaldo Osorio afirma que fue ingeniosamente concebida porque combina una serie de elementos que le permiten ser exitosa en Colombia y en el mundo.
Director, una cara conocida que atrae
Fernando Trueba ganó un premio de la academia por Belle Époque en 1993, lo que le gusta bastante a la crítica. Explica Osorio que también al público en general le interesa volver a los directores que ya conoce.
Así mismo, tuvo mayores libertades que un director colombiano promedio para garantizar que su idea y estilo estuvieran, por ejemplo, pidió un mayor tiempo para el rodaje (10 semanas cuando lo normal en Colombia son 4), por lo que requirió más presupuesto. La productora no tuvo reparos y lo aceptaron, comenta Sebastián Salazar, mediador de fomento de lectura, escritura y oralidad en el Sistema de Bibliotecas Públicas, y crítico de cine.
Una mirada externa a la violencia
Otra influencia de Trueba en el éxito del rodaje tiene que ver con el guionista David Trueba, su hermano menor, y Fernando Cámara, el actor principal. Ellos tres son la esencia española que tiene la película, lo que permitió una mirada desde afuera sobre la violencia. “No es una película colombiana, es española aunque fuera coproducida en el país”, señala Osorio.
Para él, que elementos como la guerra sean tocados de una forma no protagónica le ponen sutileza y belleza a la cinta, además de mesura. Eso se genera por la mirada externa, no es la misma que tiene un colombiano que la ha vivido en carne propia. Es la de alguien que la ha leído y demuestra gran respeto, explica Osorio.
El crítico de cine Iván Darío Hernández resalta que esa distancia con la violencia le permitió al director ser objetivo al momento de eliminar escenas puntuales del libro en las que se tocaban directamente, y sugerirlas o reducirlas a una imagen más rápida y poética.
Historia perfecta para ser adaptada
Salazar cuenta que la novela El olvido que seremos es uno de esos libros que no pierden lectores y que por ejemplo en el Sistema de bibliotecas constantemente se presta. La familiaridad con la obra hace que sea una apuesta segura para ser llevada a la gran pantalla con éxito. “Es sin duda la gran obra de Héctor Abad Faciolince, por la que será recordado en un futuro”, comenta Salazar.
Osorio resalta que “es una película que es fácil de ver y que no es controversial a pesar de lo que cuenta. Gusta en una cantidad de niveles”. Incluye relatos de época, drama familiar, historia de crecimiento, luchas sociales, entre otros temas que hacen a la película entretenida para cualquier persona.
Aplausos para un personaje entrañable
En la película se cuentan las luchas del profesor Abad Gómez por ofrecer mejores condiciones de salubridad a las clases más desfavorecidas de la ciudad, y esto logra empatía con la audiencia y con su trabajo social. Él es un personaje reconocido, y esos recuerdos, que vuelven a generar cariño en las personas que lo conocieron, y sentimientos nuevos en los que no, es el gran logro de la película.
Sin embargo, los demás elementos se desarrollan bien, pero no deslumbran, explica Osorio. “Es una de esas películas donde premian al personaje y no a la película”.
Festivales y premios en el mundo
Osorio señala que hay dos clases de galardones en el mundo del cine. Los que otorgan los grandes festivales y los de las academias como los Oscar. En los primeros, es un jurado especializado el que juzga las producciones, que pueden ser de todo tipo, especialmente si cumplen con elementos como un equipo reconocido. Hernández resalta que las ganadoras en estos casos suelen ser distintas, artísticas y reflexivas. Para el segundo caso es más una votación de popularidad entre los críticos que tienden a votar por las que ya vieron, así no sean necesariamente las mejores.
Eso explica que haya ganado varios premios, coinciden Osorio y Hernández: su director reconocido y su popularidad. Sin embargo, no ha ganado tantos, pero sí funciona para llevarla a festivales porque, resalta Osorio, a pesar de que no logra descrestar a los críticos, sí conecta con ellos: es divertida. Y esa es una de las claves principales para que sea bien recibida en esos círculos