20 años de humor improvisado
El colectivo Acción Impro cumple este mes dos décadas haciendo lo que más le gusta y siendo sostenibles. En estos tiempos se han adaptado.
Periodista. Estudiante de maestría en Estudios y Creación Audiovisual.
La improvisación teatral también se aprende. A pesar de que no hay guion ni libreto previo, hay técnicas como poner la mente en blanco y responder a estímulos (una situación, una palabra, a la atmósfera del público) antes de atreverse al acto espontáneo, incluso sin sentido. Producto de esto salen las escenas más insospechadas, mantiene a un público siempre a la expectativa por el qué pasara y una función que nunca va a ser igual a otra.
“No nos hacemos responsables del contenido de nuestra imaginación”, dice un eslogan de la compañía paisa de improvisación Acción Impro, que está celebrando este mes 20 años con actividades digitales a través de su canal de YouTube (ver Informe) .
Como parte de la conmemoración, el grupo presentará el 23 y 31 de octubre dos clásicos de la improvisación.
A toda prueba
Surgió en 2000, cuando varios estudiantes de la Universidad de Antioquia de artes escénicas asistieron a un taller de improvisación dirigido por el maestro Rigoberto Giraldo, una técnica que no era muy divulgada ni presentada en teatros en ese momento en la ciudad. De ahí surgió la idea.
En la fundación del grupo estuvieron Adriana Ospina, Catalina Hincapié, Ricardo España, Gustavo Miranda y David Sanín. A ese quinteto se sumaron otros integrantes y se amplió el elenco (en este momento son 12 artistas).
Eran estudiantes fascinados con la técnica, una mezcla de ingenio, humor, creatividad y atención en el aquí y el ahora en el escenario. Empezaron con presentaciones en cafeterías de la de Antioquia, luego en bares y teatros de Medellín. “La acogida fue muy rápida, eso nos dio un impulso para mantenernos haciendo impro”, recuerda Sanín.
Después de ensayar teatro en las aulas, se quedaban en las noches buscando estilos, voces y personajes: “Jugábamos a la película de acción, del Oeste, de terror, de Víctor Gaviria, de costumbrismo antioqueño, de telenovela...”, señala el actor y presentador de televisión. De ahí nació el primer espectáculo de su repertorio, A toda prueba, con cuatro actores, un conductor, un músico y un luminotécnico, una puesta en escena que hoy tiene más de 500 funciones, según su sitio web.
Jugaban con la imaginación del público a través de la técnica del objeto imaginario (la misma del mimo), para ingeniarse códigos que iban desde cómo tirarse en paracaídas, tomar el ascensor o cómo lanzar una flecha –los actores tenían 20 años–.
En 2003 estuvieron en festivales de Argentina, México, Ecuador, Chile y España, donde vieron el alcance del formato, inédito en Medellín, por lo menos de una manera estructurada, y empezaron a experimentar: llegó el impro no-humor, formatos largos, la estructura, los personajes. Un año después abrieron sede en El Poblado, era una sala de improvisación en su nombre.
“Había un preconcepto de que el teatro era aburrido o que no se entendía. Mucho de ese público se abrió a una posibilidad nueva con Acción Impro”, señala Sanín.
Cuenta que, de algún modo, el hecho de que fueran pioneros llevó a convertirlos en una cantera escénica de la que surgieron otros grupos. La primera experiencia de Monólogos sin propina se hizo en la sala de Acción Impro; el actor y director Ricardo España, cofundador del grupo, se desprende y funda el colectivo De Reojo; 5inco Impro surgió con estudiantes de su laboratorio de improvisadores. Eran artistas que vieron que se podía hacer otro tipo de montajes y que había público por conquistar.
“Se les debe la vanguardia teatral y nuevas estéticas. Han logrado con su propuesta cautivar el medio audiovisual e inauguraron el teatro corporativo en Medellín. Gracias a Acción Impro existe el empresarial, no era que no se hiciera, pero no con ese profesionalismo, y por eso marcó territorio con el teatro deportivo... Modernizó una parte estética con un humor teatral que no era el criollo, ni el de Cosiaca ni el de Peralta, sino personajes que empezaron a perfilarse con una línea de interpretación”, comenta el actor Edwin García, que los conoce desde la universidad y pudo ver lo que han creado en 20 años.
El mercado que abrió la compañía lo comparten otros gestores de la ciudad: “Su visión empresaria contagia a otros proyectos teatrales de Medellín que encuentran una manera de comercializar su trabajo, algo que no se veía tanto porque se tenía esa visión del artista artesanal, bohemio, romántico. Ellos aterrizaron eso y siguieron haciendo lo que les gusta y vivir dignamente”, explica el músico, comediante y presentador Adrián Parada.
Jugar con lo efímero
De alguna manera los actores de Acción Impro estaban preparados para la pandemia, ya habían actuado antes para una serie web y habían hecho varias producciones audiovisuales. “La pandemia de algún modo ha sido buena. Nos convertimos en artistas 2.0”, comenta Sanín, en relación a que ahora están conectados y metidos en el mundo digital.
Si bien en la teoría y en la práctica de la improvisación, todas las obras son efímeras (surgen del momento), ahora quedan registradas, algo nuevo que trajo la nueva normalidad y los actores pueden aprender de cada función. “No se puede repetir un chiste, pero sí el truco”, dice sobre la oportunidad que da hacer montajes en YouTube.
En sus funciones de cada viernes en la noche desde las 8:00 p.m. los actores montan escenarios e historias específicamente para la virtualidad: hay fondos con efecto chroma (pantalla verde), música, superposición de voces e imágenes, cambio de planos, efectos sonoros y chats en vivo.
Este año el grupo no piensa volver a la sede física en el barrio Astorga porque no tiene sentido actuar con mascarillas y “si te la quitas el primero que corre riesgo es el mismo artista”. Por otro lado, en relación a la reducción del aforo decretado en el municipio y el país, para ellos es difícil pagarle a los artistas sin lograr la meta de boletería.
Seguirán con el modelo en vivo a través de pantallas y el mundo audiovisual, algo para lo que no necesitan improvisación. Sale natural.