Si Colciencias pasa a Ministerio, puede fracasar: rectora U. Nacional
Dolly Montoya destaca que el instituto debe ser uno de los cuatro ejes para crear el Ministerio.
Periodista de la Universidad del Quindío. De Calarcá.
Invertir en la infraestructura de sus nueve sedes –en especial la de Bogotá–, hacerle seguimiento a la creación del Ministerio de Ciencia, concretar un crédito con el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) y formular el plan 20-30 de la Universidad Nacional, son algunos de los retos que tiene la rectora de la institución, Dolly Montoya.
En un encuentro con periodistas, previo a una sesión con docentes y vicerrectores de sede, EL COLOMBIANO habló con ella, tras 10 meses de ser la primera mujer que lleva las riendas de la institución educativa más grande del país con 53 mil estudiantes y 3 mil profesores.
A finales de 2018 se aprobó la creación del Ministerio de Ciencia, ¿cómo lo ve?
“Particularmente, considero que no había el suficiente caldo de cultivo para hacerlo, pero ya hecho, hay que entrar y entender que necesitamos un Sistema Nacional de Innovación, como los países desarrollados”.
¿Qué tendría ese sistema?
“Tendría investigación, desarrollo e innovación (I+D), que es lo que hace Colciencias: los empresarios de los comités de competitividad, el Estado como regulador, y sociedad civil. Un Ministerio como este debería integrar esas hélices”.
¿De qué dependerá su éxito?
“Si logramos alinear esos propósitos, el Ministerio puede ser un éxito, pero puede ser un fracaso si decimos que Colciencias ahora sea el Ministerio. Colciencias debe mantener su ala independiente, para que, respetando las cuatro hélices, se entienda que el conocimiento genera riqueza”.
Entonces debería seguir como está y el Ministerio debería incorporarlo...
“Debería incorporar todas las hélices, para que se dé un trabajo armónico, pero cada uno conservando sus objetivos propios, comunicándonos y poniendo la fuerza, entre todos, para salir adelante...”
Pero el proyecto de ley aprobado dice que se convertirá en Ministerio...
“Sí, pero hay nueve meses para armarlo, o sea que ahí estaremos en esa dirección”.
Hablando de lo que dejó el paro, se ha ido retomando la normalidad académica, ¿cómo va eso?
“Hicimos un plan de ingreso con los vicerrectores y establecimos un diálogo con los estudiantes en el que hubo acuerdos académicos, fundamentalmente, para finalizar el semestre. La normalidad llega y estamos terminando de movilizar los estudiantes de Bogotá. Lo importante es mirar el futuro de la Universidad”.
¿Cómo perfila ese futuro?
“Este movimiento mostró que la universidad pública tiene validez, que sin ella no habrá desarrollo. Siempre, cuando había movimiento –paro–, se cerraban las universidades y luego se regresaba con las manos vacías, pero ahora primó el diálogo, el respeto y hubo logros presupuestales y crecimiento universitario”.
¿Qué planes tiene tras los acuerdos?
“Estamos trabajando en acreditar las públicas que aún no la tienen y elevar los estándares de calidad. Soñamos con que el ingreso de los profesores sea por concurso nacional, en el que no haya fuerzas regionales”.
¿Cuándo menciona fuerzas regionales se refiere a manos politiqueras?
“No tengo ejemplos concretos, pero lo que sé es que cuando la calidad de los docentes es alta, la universidad es de mayor calidad. En la selección de docentes está la fuerza y calidad de las universidades”.
¿Cuáles son las necesidades urgentes de la Unal?
“Tenemos ligado nuestro desarrollo a proyectos académicos, es decir, no hacemos edificios por estética, sino por necesidades académicas. Tenemos prioridades de ese tipo con temas de infraestructura, pero en Bogotá, la sede más antigua, hemos tenido dificultades porque son edificios patrimoniales, que para modificarlos o arreglarlos, debemos tener permiso del Ministerio de Cultura. Necesitamos laboratorios... todas las sedes necesitan infraestructura”.
¿Cuáles son las metas con el Plan 20-30?
“Hay un plan global, de esta rectoría, pero tenemos que planear 12 años más. A través de nuestra oficina de Planeación, buscamos dejar sembradas las semillas para lo que se avisora. Tuvimos un debate con todos nuestros actores sobre los objetivos misionales y sobre la universidad que necesita el país. Ya tenemos los carriles trazados de la institución que queremos, enfocada en la formación de jóvenes integrales como agentes de cambio ético con conciencia social, que es el pilar por el cual nos orientamos”.
¿Están trabajando en adquirir un crédito del BID, de cuánto sería y para qué se requiere?
“No lo tenemos cuantificado, porque eso se da por etapas. Estamos en la primera etapa, en la que miramos qué es lo que nos toca cambiar, porque debemos hacer una intervención en toda la organización”.
El viernes, encapuchados lanzaron explosivos y amenazaron dos líderes estudiantiles en la U. del Valle, ¿qué mensaje les envía a quienes acuden a unas capuchas para manifestarse?
“Siento que en la violencia en el país son escasos los momentos en los que no nos desangramos. El llamado es a que cese la violencia y a que nuestra juventud, no la sigamos formando en la cultura de la violencia, porque cuando uno grita o amenaza es porque se quedó sin argumentos. Lo vemos en los políticos que exacerban esos odios, en lugar de invitar al diálogo. Cuando tengamos comunidades universitarias centradas en el diálogo, la violencia se irá”.