¡Adiós a las armas!: llegaron las palabras, las Farc a la política
En los contenedores de la Misión de la ONU permanecen 7.132 armas de la guerrilla, que serán retiradas antes del 1 de agosto de las zonas veredales.
Soy periodista egresada de la Universidad de Antioquia. Mi primera entrevista se la hice a mi padre y, desde entonces, no he parado de preguntar.
El fin de las Farc como fuerza armada estuvo marcado de simbolismo. Cambiar las armas por las palabras fue una metáfora planteada de diversas formas en el acto público de dejación de armas, realizado ayer en la vereda Buenavista, en Mesetas (Meta).
En la primera escena sonó la ya conocida escopetarra (una escopeta convertida en guitarra) que junto a la voz de su creador, César López, acompañó la reflexión del fin de la guerra.
“Un día volveré, te lo prometo madre, un día volveré. No sé si habré cambiado al mundo pero él no habrá podido cambiarme a mí... Hay que callar los fusiles, ya fueron cientos de miles... Hoy me levanté a cantarle al fin de la guerra”, entonó el artista frente a cientos de invitados entre los que se encontraban las comisiones de Paz del Congreso de la República, embajad ores de los países garantes y acompañantes del proceso de paz entre el Gobierno y las Farc (Cuba, Noruega, Venezuela y Chile), autoridades locales, campesinos de la zona y cientos de exguerrilleros.
En la tarima estaban el presidente Juan Manuel Santos; Jean Arnault, jefe de la Misión de la ONU en Colombia; Rodrigo Londoño, “Timochenko”, jefe de las Farc; delegados del alto Gobierno y el Secretariado de la guerrilla.
La ONU certificó la dejación
Desde tres zonas veredales: La Paz en Cesar, Carmelita en Putumayo y en esta de Mesetas donde se realizó el acto central, los miembros de la Misión de la ONU explicaron cómo fue la recepción y el almacenamiento de las 7.132 armas que dejaron las Farc en las últimas semanas. Fungieron como testigos líderes religiosos de diferentes credos y gobernadores. Allí se evidenció un proceso técnico cuidadoso con estándares de protección y seguridad.
Acto seguido, Arnault certificó la dejación de armas individuales de las Farc y el cumplimiento de ambas partes en el cese el fuego bilateral, del que dijo: “ha sido respetado por ambas partes y ha contribuido con el descenso de los indicadores de violencia. Ninguno de los incumplimientos muestra decisiones deliberadas u ordenadas por el alto nivel”.
Tan exitoso ha sido el cumplimiento y tan importante el papel ejercido por el Mecanismo Tripartito de Monitoreo y Verificación, que el jefe de la Misión afirmó que “podemos recomendar a la ONU que recoja las enseñanzas de la experiencia para aplicarlas en otras partes del mundo”.
Fin de la lucha armada
De manera simbólica, a nombre de los más de 7.000 guerrilleros que hicieron su tránsito a la legalidad, diez exguerrilleros recibieron la certificación de la Misión y la Oficina del Alto Comisionado para la Paz.
Cuando Timockenko usó la palabra confirmó que esa seguirá siendo su única arma.
“Este día no termina la existencia de las Farc, en realidad a lo que ponemos fin es a nuestro alzamiento armado, pues lo que haremos es seguir en un movimiento político por vías exclusivamente legales y pacíficamente”, anotó el hasta entonces comandante guerrillero, quien no perdió la oportunidad para citar un rosario de incumplimientos del Gobierno.
“El Mecanismo de Monitoreo y Verificación acredita que no le fallamos a Colombia: hoy dejamos las armas. Sea este el momento para manifestar nuestra preocupación por la incapacidad del Estado para honrar su palabra”.
Y se refirió, es especial, a las garantías de seguridad acordadas en La Habana, Cuba, de las que advirtió que avanzan a paso de tortuga.
“Nuestra lucha se encaminará a exigir la implementación práctica de lo acordado, lo haremos de modo pacífico, nuestro cumplimiento nos llena de autoridad para exigirle a la contraparte”, aseveró “Timochenko”.
“Valió la pena ser Presidente”
Nuevamente un símbolo llegó a la escena: un AK47, fusil de asalto soviético muy usado por las Farc, convertido en pala, obra hecha por elartista Alex Sastoque.
En el relato del presidente Santos, Sastoque le regaló dos ejemplares de la escultura, junto a la reflexión de que algún día los fusiles dejarían de sembrar muerte en el campo, y le encomendó que cuando lo considerara le regalara una de esas palas a “Timochenko”, y “qué mejor momento que ahora”, cuando se consolida la dejación de las armas de las Farc, y miles de AK47 serán silenciadas, dijo Santos.
Y a su vez, aprovechó para decirle al jefe guerrillero: “Les tomo su palabra, señor Rodrigo Londoño: en adelante su palabra será su única arma, esa es la mejor noticia para Colombia en los últimos 50 años”.
Advirtió además que la implementación del Acuerdo no culmina con la dejación de armas de las Farc, sino que apenas empieza toda una transformación democrática, así que recordó lo que ya había mencionado en su discursos del día de la firma del Acuerdo en Cartagena: “No estoy, y seguramente nunca estaré, de acuerdo con ustedes sobre el modelo político o económico que debe tener nuestra nación, pero defenderé con toda la determinación, con toda la contundencia, su derecho a expresar sus ideas dentro del régimen democrático, porque esa es la esencia de la libertad en un Estado de derecho”.
Así mismo, el jefe de Estado sentenció que ha valido la pena ser presidente de Colombia, porque se ha logrado una paz “real e irreversible”. Este será, según Santos, “un país donde nunca más nos matemos por nuestras ideas”.
“Sin armas, sin violencia, no somos más un pueblo enfrentado entre sí, no somos más una historia de muerte en el planeta, somos una sola nación avanzando en el futuro, dentro del cauce bendito de la democracia”, concluyó el mandatario.