Guerra entre Epl y Eln paralizó el Catatumbo
Soy periodista egresada de la Universidad de Antioquia. Mi primera entrevista se la hice a mi padre y, desde entonces, no he parado de preguntar.
El silencio y el miedo rondan las calles de El Tarra y de los otros diez municipios de Catatumbo, en Norte de Santander. La guerra que se declararon un reducto de la extinta guerrilla del Epl, más conocido como Los Pelusos, y el Eln, hace un poco más de un mes, se recrudece con el paso de los días y en medio, como es costumbre ya en esa región, quedan los civiles, quienes se sienten abandonados por el Estado.
En la noche del sábado circuló un panfleto por las calles y las redes sociales de los habitantes de Catatumbo, en el que el Epl aseguraba que no habría ningún territorio vedado para sus hombres como supuestamente dijo el Eln a las comunidades.
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“Queremos que a todos les quede claro que utilizaremos nuestro legítimo derecho a la defensa del ataque propiciado por el Eln”, dice el documento, seguidamente esa organización lanzó su amenaza: “Queridas comunidades donde hoy en día se alojan o acampamentan los miembros del Eln, queremos de una manera responsable advertirlos. A partir de la promulgación del presente va a ser una guerra sin cuartel... Los invitamos a que se refugien en las cabeceras municipales, ya que no queremos que la población esté en medio del fuego cruzado, el no hacer caso entendemos de su participación, complicidad y colaboración con el Eln”.
Quienes pudieron salieron de las veredas, con lo que tenían puesto, algunos encontraron familiares que los albergaran, pero otros llegaron a rodar en las plazas de los pueblos.
Diego Villamizar, presidente de la Veeduría de Derechos Humanos Operación Libertad, de Norte de Santander, contó que “se están produciendo desplazamientos masivos de las veredas y corregimientos. En las administraciones locales no existe la capacidad para atender a los afectados”. Por eso han entrado a intervenir organizaciones internacionales como Acnur y la ONU.
En El Tarra el comercio está cerrado, incluyendo las tiendas más pequeñas de los barrios y casi nadie se atreve a salir de las casas, dijo un líder comunitario a este diario, quien pidió reserva de su identidad.
Además, un camión fue incinerado en la vía Ocaña - Hacarí y en la vía que de Convención conduce a San Pablo el Eln puso un retén donde pintó varios vehículos.
Mientras tanto el parte de la Fuerza Pública era tranquilizador. El coronel George Quintero, comandante de la Policía de Norte de Santander, manifestó que en los municipios de Catatumbo se llevó un domingo normal de mercado, con una leve disminución del comercio en El Tarra.
La confrontación crecerá
La disputa territorial se da por el control de los cultivos de hoja de coca, Catatumbo es el núcleo con mayor densidad de cultivos de uso ilícito en el país, de acuerdo con las cifras del informe anual (2016) de la Onu contra la Droga y el Delito (UNODC), con 24.587 hectáreas, mientras en 2010 eran solo 1.889.
Villamizar identifica dos factores que inciden en el agravamiento de la crisis: el primero tiene que ver con “el ingreso de la disidencias de las Farc que están empezando a retomar los espacios que habían dejado y que en este momento son de control del Eln, lo que ha generado nuevos focos de violencia en la disputa”.
Precisamente, la Fundación Ideas para la Paz entregó este fin de semana un extenso informe sobre las disidencias de las Farc, en el que señala que tiene conocimiento de que miembros del Frente 33 de la extinta guerrilla, podrían estar encubando una disidencia que operaría en Catatumbo.
El segundo factor, dice Villamizar, es que “hemos conocido es que el Epl ha hecho una alianza con las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), más conocidas como el Clan del Golfo y las milicias del Epl van a pasar a ser de las Agc, lo que generaría una nueva era del paramilitarismo en la región”.
Así las cosas, en Catatumbo la jugada criminal está lejos de acabarse y la respuesta del Estado no ha sido suficiente para contenerla, pese a la presencia del Ejército, la Policía y la Fuerza de Tarea Vulcano, que han ofrendado más de diez vidas en lo que va de este año, como lo evidenció este diario.
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“En Catatumbo tenemos un esfuerzo muy importante junto con la Policía en un trabajo interagencial. Ahora, la capacidad terrorista es muy compleja de combatir, pero con todo y eso hemos neutralizado acciones terroristas, aunque las hacen un par de bandidos que se mueven en moto o se mezclan en la población civil y cuando se capturan son las redes de apoyo que salen de civil la mayoría con armas cortas”, explica el general Ricardo Gómez Nieto, comandante del Ejército.
¿Sustitución de cultivos?
Que esa cantidad de grupos armados estén en disputa por la droga que puede salir de esa región del país habla del fracaso de la sustitución voluntaria de cultivos, dice Villamizar.
“Preocupa la falta de política del Gobierno, pareciera que Norte de Santander fuera una república independiente. Aunque el departamento está priorizado no existe ninguna implementación ni de erradicación, ni de sustitución, no han iniciado los programas”, indica el presidente de la Veeduría.
Esto pese a que desde septiembre del año pasado el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos llegó a Tibú y firmó actas de compromiso con 788 campesinos.
Por eso Catatumbo es el segundo enclave que la Fuerza Pública va a intervenir con erradicación forzosa, después de Tumaco (Nariño), como una forma de mostrar que para el Estado no hay espacios vedados.