“El narcotráfico no puede desconocerse y requiere diálogos”: Monseñor Henao
Monseñor Héctor Henao ratificó el respaldo de la Iglesia Católica a la “paz total” de Petro.
Periodista, apasionado por la historia, la geopolítica y los documentales. Hago preguntas desde que tengo uso de razón. Egresado de la Universidad Eafit.
El gobierno electo de Gustavo Petro le pidió a la Iglesia Católica cumplir un papel protagónico en la búsqueda de la ‘paz total’ con grupos armados ilegales como el ELN, Clan del Golfo y disidencias de las Farc, a las que les piensan brindar un canal de diálogo para hacer procesos de paz y sometimientos.
Tras destaparse esta pretensión de vincular a la Iglesia Católica a ese diálogo, EL COLOMBIANO habló con monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, quien aseguró que para dialogar se debe tener en el centro de la discusión a las víctimas y comprender las causas –y no solo las consecuencias– de la confrontación armada.
Además, el representante de la Iglesia puso sobre la mesa la necesidad de atender a las víctimas con el diseño de una política rural que reduzca la pobreza, y pidió incluir a los narcos en el diálogo para buscar una paz generalizada.
¿Qué tan importante es abrir una nueva puerta al diálogo?
“Este es un momento de mucha esperanza porque se están buscando caminos para avanzar en el proceso de construcción de paz y se han dado pasos muy importantes. El país ha transitado una ruta que deja lecciones aprendidas, pero también muestra una luz. Teniendo en cuenta esa historia, las lecciones del pasado, se abren nuevas oportunidades y esperamos que se pueda llegar a soluciones”.
¿La Iglesia está dispuesta a respaldar la paz total que propone Gustavo Petro?
“Sí. El fin de semana pasado nos reunimos con el canciller designado, Álvaro Leyva, y la presidencia de la Conferencia Episcopal reiteró la voluntad de la Iglesia de apoyar el proceso de construcción de paz manteniendo esa tradición de tratar de ayudar al alivio de las situaciones humanitarias que viven las comunidades”.
¿Cuál sería su papel dentro de ese eventual diálogo?
“Daremos todo nuestro aporte construyendo puentes con las comunidades haciendo que la voz de los más afectados sea escuchada, que exista toda una centralidad de las víctimas en estos procesos. La Iglesia es consciente de lo que significa este momento para la historia del país y en ese sentido quiere aportar”.
¿Y cuál misión se han propuesto para ese diálogo?
“Queremos hacer visibles las causas de estas confrontaciones. Haremos sentir los problemas de pobreza, de marginalidad. No solo hay que mirar las consecuencias, sino también las causas y ahí la Iglesia está dispuesta a prestar sus servicios. Sin embargo, todavía no se ha definido un esquema concreto de cómo van a ser nuestros soportes”.
¿Algún grupo ilegal se ha acercado a la Iglesia?
“No. Por ahora no y en eso hemos sido prudentes. Tratamos de mantener la voluntad de participar. Eso es sabido por los distintos grupos y por el gobierno electo”.
¿Cómo ven ustedes que en estos diálogos se incluya a los narcotraficantes?
“El narcotráfico es, indudablemente, uno de los desafíos más grandes que tiene nuestro país. Estamos en una sociedad donde el narcotráfico ha tenido un impacto muy grande en todas las formas de vida de la sociedad, en los valores, la cultura, las relaciones y en el ejercicio del poder. Ese fenómeno no puede desconocerse y requiere diálogos”.
¿Qué sugerencias tienen para enfrentar este flagelo?
“Se necesita pensar en una política rural que dé respuesta a la situación de pobreza extrema del campesinado que lo vuelve vulnerable al tema de cultivos ilícitos. Lo que la Iglesia ha venido insistiendo es en que deben de mirarse las raíces y las situaciones de las regiones. El capítulo del tráfico de estupefacientes es un tema diferente que tendrá que ser estudiado por los responsables de temas jurídicos. Ellos deben estudiar cuál sería el diseño de una política que pudiese dar respuesta a la problemática grave de la presencia de estos grupos ilícitos”.
¿Entonces ese diálogo debe tener como epicentro el bienestar de las comunidades?
“Sí. Hay que tratar, sobre todo, de aliviar la situación de las regiones, de quienes sufren en medio de las confrontaciones. La mecánica, el procedimiento para hacerlo no le compete a la Iglesia establecerlo”.
¿Cuáles son esas regiones que cree requieren urgentemente diálogos de paz?
“A nosotros nos llega el clamor proveniente de la frontera con Venezuela, en lugares como el Catatumbo y Arauca; igualmente en Nariño, la región Pacífico en términos generales. También departamentos como Antioquia y Córdoba. Avanzar en acuerdos le va a permitir a Colombia avanzar en una respuesta frente a la situación de violencia”.
¿Cuáles han sido los mensajes del gobierno de Gustavo Petro a la Iglesia?
“Nos han reiterado la voluntad, el llamado, para que la Iglesia entre a apoyar los posibles acercamientos con grupos en búsqueda de la paz. Se ha reiterado la invitación a hacer parte de esos diálogos”.
¿Se tratará de una paz generalizada para grupos como el ELN, Clan del Golfo y disidencias de las Farc?
“Sí. Se ha planteado el principio de la paz total y bajo ese principio se está planteado la alternativa de diálogo”.
¿Y cree que es el momento adecuado para esa paz total?
“Sí. Este es un momento de mucha importancia, es un momento que el país estaba esperando. No diría que tenemos toda la certeza de que vamos a lograrlo, pero por lo menos hay una oportunidades, tendremos nuevas posibilidades de diálogo”.