Indígenas resisten a la guerra en Cauca
En ese departamento se vive con zozobra. Las amenazas y disparos de las disidencias no se detienen.
Soy periodista egresada de la Universidad de Antioquia. Mi primera entrevista se la hice a mi padre y, desde entonces, no he parado de preguntar.
La persistencia de los pueblos indígenas que habitan el norte del Cauca por no dejar entrar la guerra, no se la está dejando fácil a los grupos armados irregulares que buscan colonizar ese territorio para ganarse las economías ilegales que vienen del cultivo de marihuana.
Esa resistencia pacífica, hecha sin armas y con un bastón de mando como escudo, desencadenó el enfado de las estructuras violentas que, como respuesta, asesinaron a 12 comuneros en el norte del Cauca en el último mes, según la Organización Nacional Indígena, entre ellos al gobernador indígena del resguardo Huellas, Edwin Dagua, y a la presidenta de la Junta de Acción Comunal de la vereda La Laguna, Gladis Rivera Champeño.
Estos grupos han querido entrar por la fuerza. Todos, los líderes indígenas e incluso el alcalde de Toribío, Cauca, Alcibiades Uscue Musicue, reconocen que los que actúan de manera más violenta son las disidencias de las Farc, los mismos hombres que patrullaban en el frente Sexto, en la compañía Milton Hernández o la columna móvil Jacobo Arenas.
“Los problemas siempre han existido, solo que antes se iba a la comandancia o se buscaba relacionamiento directamente con el Secretariado, ya no sabemos quiénes son los jefes, simplemente son bandas delincuenciales embilletadas y armadas”, expresó un líder que pide reserva de su nombre por seguridad.
Amenazas van y vienen
La situación de las etnias se ha complicado, pues a los asesinatos se suman los panfletos intimidatorios. El último de ellos firmado por el grupo autodenominado “Las águilas negras”, utiliza la vieja práctica del narcotráfico de los años 90 de poner precio a la vida de las personas, y en esta ocasión, el valor recae sobre las cabezas de los líderes indígenas de esa región. Ofrecen desde un millón de pesos por cada alguacil de la Guardia Indígena hasta cinco millones por cada gobernador. El papel menciona con nombre propio a cada autoridad comunera.
Desde la Tercera División del Ejército verifican la autenticidad del papel, pero uno de los amenazados reconoció a EL COLOMBIANO que en el último año circularon misivas similares del Epl, las Autodefensas Gaitanistas (Agc) y las Farc, y “después de las amenazas llegan los asesinatos”.
Eso lo saben bien los líderes que hablaron con este diario y a quienes por su seguridad se les protege la identidad. “Ellos están buscando reconocimiento de parte de la comunidad, para como grupo armado tener control en el territorio, y nosotros hemos dicho no”, explicó uno de ellos.
Causa y efecto
Con el aumento de los asesinatos a los comuneros, la Guardia Indígena incrementó también su accionar. El alcalde contó que las autoridades indígenas hacen recorridos permanentes para dar con los responsables y eso ha ocasionado las nuevas amenazas.
“Esto es confuso. Luego de que hemos empezado a hacer los ejercicios de control social y territorial en nuestros territorios, lo que recibimos son amenazas y acciones. Hasta ya se han entregado vidas. Así mismo nos preocupa la pasividad de la Fuerza Pública en los sitios de control y requisas al personal civil; sin embargo, estos sujetos pasan desapercibidos por los puntos de control militar, mientras a las autoridades indígenas se hacen requerimientos minuciosos aun identificándose como tal teniendo en cuenta el riesgo que se corre”, dice un comunicado del Cabildo Indígena López Adentro de Caloto.
Uscue reconoce que como autoridad civil es muy poco lo que puede hacer, ya que en la estación de Policía solo tiene 12 agentes. “Como alcaldes contamos la situación pero no hay evidencia de que las Fuerzas Militares y de Policía vayan a hacer algo para mitigar esta situación”, concluye.