Colombia

ELN no tiene afán para firmar el acuerdo de paz, según sus gestores

“Carlos Cuéllar” y “Violeta” expresaron que las conversaciones con el Gobierno no tenían que estar limitadas a lo que dure el periodo presidencial de Gustavo Petro.

Egresado de la U.P.B. Periodista del Área de Investigaciones, especializado en temas de seguridad, crimen organizado y delincuencia local y transnacional.

15 de julio de 2023

¿Los grupos armados ilegales tienen afán de firmar un acuerdo de paz antes de que se acabe el gobierno de Gustavo Petro? Tal parece que a los gestores del ELN no les preocupa mucho el límite de tiempo, pero a los delegados de paz con las bandas criminales del Valle de Aburrá sí les aflige esa situación.

Esta fue una de las reflexiones que surgió durante una sesión abierta sobre los diálogos con las organizaciones armadas, convocada por el Consejo de Paz de Antioquia y el Consejo de Paz de Medellín, realizada ayer en la capital paisa.

Con un público conformado en su mayoría por representantes de las víctimas del conflicto armado, al evento asistieron dos gestores de paz del ELN: Tulio Astudillo, también conocido como “Carlos Cuéllar”, miembro de la Dirección Nacional de esa guerrilla; y Violeta Arango, la socióloga judicializada por la bomba que mató a tres mujeres en el C.C. Andino de Bogotá (2017).

Al abordar el tema de los retos que tenía la mesa de diálogos para cumplir sus objetivos, se planteó el asunto de los tiempos. “El Gobierno puede llegar a tener muchísimos afanes, pero para nosotros esa no es la prioridad, porque una cosa que se hace sin el debido proceso no va a salir bien”, explicó Arango.

Y añadió: “Además, si nosotros aceptáramos esa norma de que hay que firmar antes de que se acaben los cuatro años del gobierno de Petro, significaría que en el próximo no va a haber continuidad. Uno de los grandes retos es cómo generamos ese escenario de continuidad, no solo en un escenario de diálogo, sino de posible implementación. No consideramos que el tiempo sea la variable que nos deba condicionar”.

Por su parte, “Carlos Cuéllar”, señaló que “para nosotros es importante el tiempo, pero también la rigurosidad. Queremos adelantar un proceso en el que se aborden los retos fundamentales del país, que tienen que ver con las transformaciones necesarias para avanzar en una salida política y resolver el problema de lo armado”.

En la sesión abierta también participaron tres delegados del Gobierno en la mesa de diálogos con las bandas criminales del Valle de Aburrá: Jorge Mejía, Lucía González y Gisela Quintero.

Al inicio de su intervención, Mejía se refirió a este punto. “Yo creo que sí hay afán, no podemos permitir que siga este conflicto per sécula seculorum. Tenemos que aprovechar este cuarto de hora, teniendo en el Gobierno a Gustavo Petro y Francia Márquez, con su talante progresista. Eso es algo que no se va a repetir cada cuatro años. Hay que aprovechar el cuarto de hora para desmantelar esos grupos ilegales por la vía del diálogo”.

La excomisionada de la Verdad, Lucía González, fue más allá, y manifestó que “nosotros sí creemos que es fundamental que en este Gobierno, por lo menos, quede anclada esa paz total. Si esta paz no prospera, tendremos gobiernos de represión, de extrema derecha”.

Y recordó que en una conversación con Gustavo Petro, antes de la posesión presidencial, este expuso sus preocupaciones frente al tiempo de duración de las conversaciones con los grupos armados. “Dijo que si no prosperaban, habría una lectura de fracaso del Gobierno y una retoma del poder por parte de la derecha”.

¿Pero por qué hay una percepción de que los diálogos con el ELN podrían durar mucho, antes de su firma final?

Durante su exposición, los gestores de esa guerrilla insistieron en que uno de los puntos más importantes para la organización, incluso por encima de la entrega de armas, es la vinculación de la sociedad civil a las conversaciones.

Según “Carlos Cuéllar”, actualmente están en la etapa de diseño de ese mecanismo de participación, para lo cual se desarrollarán talleres en “nueve territorios nacionales y 12 sectores regionales”, en los cuales escucharán a las organizaciones civiles, a la academia y la sociedad en general.

La idea de los subversivos con la mesa de paz “es generar grandes transformaciones sociales, en el modelo económico y político del país, y frente a la crisis medioambiental”, aseveró Violeta Arango.

Varios de los asistentes catalogaron ese propósito como “bastante ambicioso”, y que tal vez no alcance a estar listo antes del cambio de Gobierno.

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ANEXO: ¿EN QUÉ VA LA MESA CON LAS BANDAS DEL VALLE DE ABURRÁ?

Jorge Mejía Martínez, coordinador de la delegación del Gobierno Nacional en la mesa de diálogos con las bandas criminales del Valle de Aburrá, habló sobre los avances en ese proceso, desde su instalación oficial el pasado 2 de junio.

Según él, en estos 40 días de trabajo en la cárcel de Itagüí, donde están recluidos los 17 voceros de las bandas, se logró concretar un protocolo de trabajo para resolver aspectos logísticos de la mesa y posibles conflictos que se presenten a futuro.

Todavía no hay una agenda temática definida para tratar en las conversaciones, ni se han fijado tiempos de avance y evaluación.

Hay que recordar que este proyecto sería el modelo para instalar las próximas mesas con las bandas urbanas de Buenaventura (Valle) y Quibdó (Chocó).