El dilema de tener menos cultivos, pero más producción de cocaína
El problema está en la profesionalización de las plantaciones en por lo menos cinco departamentos del país donde se produce la droga hace más de una década.
Periodista. Magíster en Comunicación de la Defensa y los Conflictos Armados de la Universidad Complutense de Madrid
La presencia de la hoja de coca en los parques naturales y la profesionalización en esas plantaciones que lleva a una mayor producción, son los focos sobre los que el Gobierno debe centrar su atención en la lucha contra este fenómeno.
La preocupación, como lo dijo el presidente Iván Duque, es que en estas zonas, como Nariño (41.903 hectáreas sembradas), Norte de Santander (33.598), Cauca (17.117), Antioquia (13.403) y Norte de Santander (33.598), hay una “profesionalización” de los cultivos, lo que genera que la producción de la coca sea mucho más alta.
Esta misma percepción la tiene Pierre Lapaque, representante de UNODC en Colombia, quien en diálogo con EL COLOMBIANO aseveró que si bien hay 169 mil hectáreas de matas en 2018, lo que demuestra la reducción en la siembra, “la producción de hoja es distinta, ahora hay más y mejores técnicas para producirla, entonces subió la productividad. En los últimos cuatro años el rendimiento aumentó el 21% ”.
Para Daniel Mauricio Rico, experto en drogas y director de C-Análisis, las cifras en el aumento del producido son las que se debe valorar. “Acá hay que hablar de continuidad de la coca en los territorios”.
Añadió que la mayor densidad de las plantaciones ha tenido una estabilidad de casi una década, “es decir, llevamos todo ese tiempo sin lograr quebrar la dinámica de producción ilegal”.
Uno de los ejemplos donde hay más aumento es en el departamento de Bolívar, con un crecimiento del 39%, específicamente en el sur, región del país en la subieron las hectáreas de mata de coca (6.179 en 2017 a 8.614 en 2018). Allí está el frente de guerra Darío de Jesús Ramírez Castro del Eln.
Coca en zonas protegidas
Aunque el Gobierno celebró la reducción en áreas protegidas como los Parques Naturales, reservas forestales, resguardos indígenas y comunidades afro, en esas zonas, según el último informe de UNODC, está el 46% del total de cultivos que existen en el país en los que, por ejemplo, no se podría aplicar el uso del glifosato.
El parque natural más contaminado es la Sierra de la Macarena (Meta) con 1.840 hectáreas sembradas, aunque hubo reducción de 992. En los resguardos indígenas y comunidades afro, el departamento de Nariño mantiene los niveles de la siembra más alta en las diferentes comunidades.
“La disminución de las cifras significa que estamos avanzando de manera positiva junto a otras instituciones del Estado en la sustitución de cultivos ilícitos en nuestros Parques, de manera que quienes allí han cultivado coca, puedan cambiar estas actividades por otras que no afecten la conservación de nuestras áreas protegidas”, afirmó, Julia Miranda, Directora de Parques Nacionales.
Lapaque afirmó que el problema es que allí “los grupos criminales saben perfectamente que hay difícil acceso y no se puede fumigar, entonces las utilizan para desarrollar sus políticas criminales. Resultan ser regiones con muchos factores de riesgo”.
Sobre el tema, Camilo González Posso, presidente de Indepaz, expresó que la clave del leve descenso en las plantaciones ilícitas “ocurrió a partir de la firma del Acuerdo de Paz y del inicio en febrero de 2017 de los programas de sustitución concertada con los campesinos cocaleros que, masivamente, acudieron al llamado a firmar los Planes de Acción Inmediata como primera fase del Programa Nacional Integral de Sustitución”.