Colombia

Así fue que el exfiscal condenado por corrupción Luis Gustavo Moreno se convirtió en agente encubierto por un soborno

La Fiscalía envió esta semana a la cárcel al abogado Eduardo Riveros, quien se acercó a Luis Gustavo Moreno para ofrecerle 13.000 millones de pesos a cambio del silencio de Sneyder Pinilla dentro del escándalo de corrupción en la Ungrd.

15 de septiembre de 2024

A Córdoba se la robaron entre el 2012 y el 2015. El responsable fue el exgobernador Alejandro Lyons, que estructuró un sistema para desaparecer prácticamente todos los recursos públicos que llegaban del gobierno central y de la propia región.

Estallaron los escándalos del cartel de la hemofilia, de los pacientes con sida, el de las regalías en un desfalco pocas veces visto en el departamento, y el uso del dinero público para la ciencia y la tecnología. El político había logrado el apoyo de los jefes locales que terminaron todos envueltos en graves escándalos y condenas: Bernardo el Ñoño Elías, condenado por el caso Odebrecht y recientemente también por Fonade; Musa Besaile, por el cartel de la Toga; y Zulema Jattin, señalada en su tiempo de poderosos vínculos con paramilitares.

A Lyons lo acusaron de entregarle la licitación del chance a un testaferro de Salvatore Mancuso; de girar recursos a clínicas y hospitales de conocidos para atender pacientes que, luego, se encontraron en los registros como fallecidos; y de crear un mecanismo para inventarse personas con hemofilia que tampoco existían, pero a las que se les pagaban por su atención y los supuestos medicamentos que requerían. Todo por alrededor de $200.000 millones que se esfumaron en tres años.

Pero Lyons tenía un par de buenos amigos en el poder de la Fiscalía de entonces. Luis Gustavo Moreno era el fiscal jefe de la Unidad Anticorrupción de Néstor Humberto Martínez y Leonardo Pinilla era un abogado costeño de la Sergio Arboleda que Lyons había conocido en la región y que era suficientemente cercano a Moreno.

Los escándalos de corrupción contra Lyons fueron tan graves que generaron la atención de los medios durante un tiempo importante. La Fiscalía empezó a moverse y Martínez priorizó los casos. Rápidamente Lyons tuvo que salir del país y refugiarse en Miami una vez terminó su periodo, siempre esperando que en cualquier momento se diera su captura. La evidencia en su contra era contundente y entonces en la Florida decidió acercarse a la DEA para convertirse en un colaborador.

Y allí vinieron los siete círculos del infierno de Dante Alighieri para Moreno. Los atravesó todos pero en tiempo récord. Lyons le entregó su celular a la agencia norteamericana y empezó a tener llamadas y conversaciones habituales con Pinilla y Moreno. Así le hicieron una trampa al prestigioso fiscal anticorrupción; lo invitaron a la Unión Americana para que diera una charla justamente sobre corrupción a los agentes federales, pero no sabía que él estaba siendo perseguido.

Pinilla y Moreno se encontraron en un centro comercial con Lyons. Primero Lyons y Pinilla y luego un rápido saludo del exgobernador con el fiscal. Allí le entregaron a Moreno 10.000 dólares como el inicio de un compromiso por alrededor de $400 millones y luego más para que la investigación contra Lyons se retrasara y luego quizás pudiera archivarse por los contactos del fiscal con algunos de los magistrados más importantes de la Corte Suprema de Justicia.

Ese escándalo, por la colaboración de Lyons, se convirtió en el famoso cartel de la toga. Fueron condenados Francisco Ricaurte, Camilo Tarquino y otros magistrados que llegaron a ser presidentes de la Corte, como Leonidas Bustos. Moreno fue capturado en flagrancia en Estados Unidos, lo condenaron por cometer un delito en territorio americano y luego fue extraditado a Colombia en donde los operativos para recibirlo parecían los de un peligroso capo del narcotráfico. Filas de camionetas de escoltas, chalecos antibalas, cascos antibalas y operativos enormes para proteger su vida por la información que tenía en su poder.

Moreno solo tenía una oportunidad con la justicia y era la de testificar en contra de las demás fichas de la mafia de la corrupción que llegó al tribunal penal más importante del país. Y así lo hizo. El exfiscal anticorrupción fue capturado porque un testigo en su contra fue usado como agente encubierto por la DEA y lo grabó con micrófonos ocultos mientras le entregaba un soborno.

Estaba lejos de pensar que su vida se convertiría en una tragedia, que no podría ver a su hija y que pasaría cuatro años en la cárcel. Pero mucho menos que terminaría después en libertad defendiendo a otro corrupto en el caso de la UNGRD: Sneyder Pinilla, y que en ese propósito él mismo tendría que hacerle a otro abogado lo que su amigo Lyons le hizo en Miami acabando con su carrera. Moreno fue agente encubierto de la Fiscalía durante las últimas semanas.

El abogado Édgar Riveros se acercó a él a través de un tercero y lo citó en el hotel AR en el barrio Salitre. Ahí le dijo que estaba representando a Luis Carlos Barreto, un exfuncionario de la Unidad de Gestión del Riesgo que aparecía en la matriz de colaboración de Olmedo López y su cliente, y que estaba dispuesto a pagarle a Pinilla $3.000 millones por su silencio. Luego ofreció otros $10.000 millones para López.

Con el primer contacto, Moreno se acercó a la fiscal del caso y le contó la historia. En una reunión en el Búnker definieron la estrategia para hacerle un entrampamiento a Riveros pero sin involucrar a Moreno en sugerencias de dinero o beneficios para evitar cometer delitos. Su rol, según conoció EL COLOMBIANO, era limitarse a hacer preguntas para que Riveros le hiciera la oferta corrupta y así pasó. Los chats y las grabaciones de los audios están en poder de la Fiscalía y con esas pruebas la semana pasada se anunció el operativo en el que capturaron al abogado fantasma.

$13.000 millones por el silencio de los dos testigos del escándalo de corrupción más grave del Gobierno Petro son una prueba más de que lo que han dicho Pinilla y López no solo tiene asustados y dispuestos a pagar una millonada a quienes han señalado, sino que detrás de sus delaciones hay también una verdad que parece contundente. “Yo creo que había alguien más arriba que Barreto que era el que verdaderamente estaba pagando la plata porque era una oferta muy alta”, dijo una fuente sobre en el caso.

El viernes, la Fiscalía logró llevar a la cárcel a Riveros y lo mismo podría suceder en los próximos días contra Barreto. En el escándalo faltan, sin embargo, las consecuencias para los otros nombres que aparecen en las declaraciones y que son altos funcionarios de la administración: Carlos Ramón González, Ricardo Bonilla, Sandra Ortiz, Luis Fernando Velasco, los asesores Jaime Ramírez, María Alejandra Benavides y otros más.

Moreno insiste en que cree en las segundas oportunidades. Por ahora asegura que las va a seguir usando, esta vez para capturar corruptos, como lo fue él en el pasado. Y la historia de la Ungrd, entre cables, grabaciones, abogados y agentes encubiertos apenas va por la mitad.