Colombia

“El trabajo por las personas le da valor a la vida”: Margarita Gómez, pareja de Federico Gutiérrez

Márgara propone una agenda enfocada en la crianza y los entornos protectores para los niños.

Periodista egresada de la facultad de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana.

08 de mayo de 2022

-Margarita Gómez no es una mujer de reflectores, pero cuando conoció a Federico Gutiérrez en el aeropuerto de Medellín en 1994 entendió que ese hombre que andaba en muletas por aquel entonces tenía una vocación de vida pública.

Ella tenía 17 años y llegaba de un intercambio en Alemania, él empezaba a estudiar ingeniería y pasó por el lugar a recoger a su mejor amiga, Valeria Molina, quien resultó siendo la cupido de la relación. Los presentó. Margarita no le dio tanta importancia a ese muchacho de cabello crespo que estaba en frente, pero él sí a ella.

En ese momento, después de estudiar en el exterior y antes de graduarse del Colegio Alemán de Medellín, empezó la historia de vida que la llevó hasta la Alcaldía de Medellín, donde como primera dama lideró el programa Tejiendo Hogares y respaldó la gestión de Buen Comienzo, con dos conceptos como piedra angular: las familias y la infancia.

Márgara

Se presenta como la mamá de Pedro y Emilio, la conocen como Márgara, es ingeniera y administradora, tiene una especialización en mercadeo y pausó su vida laboral en el sector privado para acompañar a Gutiérrez en su plan de ser alcalde de Medellín.

Su prioridad es ser madre. Por eso, mientras se desempeñaba como primera dama de la ciudad, los horarios de su despacho estaban articulados con el cronograma de los niños: los llevaba al colegio, luego iba a La Alpujarra y a las 3:00 de la tarde estaba de nuevo en casa para encontrarse con ellos cuando llegaran de estudiar. Si se quedaba hasta más tarde, era algo esporádico, y en las noches acompañaba al alcalde a los eventos.

Era una agenda apretada, pero a la vez el camino para hacer realidad su bandera de vida. Es una convencida de que los padres tienen que estar presentes –no solo en los momentos buenos o malos– sino en el día a día de sus hijos, que es cuando transcurre la vida de esos dos seres que ella quiere entregar a la sociedad.

Esa esencia hogareña, de hija única, cuidadora y amiga, hace que su proyecto como posible primera dama de Colombia esté enfocado en la crianza amorosa, las herramientas de educación para padres y formadores y la prevención de entornos de riesgo para los pequeños.

Tiene claro qué quiere hacer por Colombia, pero asimilar la idea de ser una figura pública no fue tarea sencilla. Tal vez por eso su conversación con EL COLOMBIANO fue la primera entrevista que dio en medio de la campaña de Federico Gutiérrez por la Casa de Nariño, cuando las encuestas perfilan que él pasaría a segunda vuelta con Gustavo Petro, el contrincante de la izquierda.

Estar bajo el reflector

Margarita Gómez no habla de política, solo de familia. Sus amigas del colegio y de los tiempos de universidad son quienes la custodian como jefes de prensa o coequiperas de campaña, dice que su rol en el proyecto político de Gutiérrez es acompañarlo desde el amor y ha participado en pocos eventos de Creemos Colombia –el movimiento del exalcalde de Medellín–, como un recorrido por Amazonas y el único debate presidencial que se hizo en Medellín en el que participó Gutiérrez.

La rutina de esas jornadas es así: el candidato la toma de la mano, entra junto a ella a los recintos y la presenta como su esposa a cada persona con la que habla. En el proceso ella lo mira con admiración, lo sigue, es la sombra que lo ha acompañado durante casi 28 años.

Fueron novios durante tres años, de 1994 a 1997, en aquellos tiempos jóvenes de universidad. Terminaron por seis años y amigos como Ana María Arango relatan que en ese lapso siempre se miraron con admiración cuando se encontraban en espacios sociales, a pesar de no estar juntos.

En 2003 los conocidos que tenían en común hicieron que volvieran a coincidir, fueron a una fiesta y, cuenta Márgara, ese día las hermanas de “Fico” prácticamente los casaron, aunque el momento del matrimonio llegó solo hasta 2006.

Gutiérrez ya hacía carrera en el Concejo de Medellín, al tiempo que formaba una familia, cuenta Gómez; ella vio venir las cosas: un periodo en el recinto llevó al otro, la aspiración fallida por la administración municipal, el segundo intento, la Alcaldía y ahora las elecciones 2022.

Su compañero de vida ya suma seis carreras políticas, una más ambiciosa que la anterior, y la experiencia llevó a que Márgara repitiera un mantra: “Cada día tiene su afán”.

Su amiga Lina Hinestroza la describe como una mujer prudente. Es tímida, reservada y no le gustan los protagonismos. Si está en un grupo de personas, le pregunta a cada una por sus padres, hijos o hasta por las tareas del colegio.

Es tan paisa que disfruta un plato como los frijoles o las lentejas, tan sencilla que encuentra en un mimo con cobertura de chocolate y crispi un placer gastronómico. Aunque pensar en que saldrá por ese helado o por un crepe de banano a un restaurante no es lo mismo en este 2022 que en los 90 en los que conoció a Gutiérrez.

A Margarita Gómez no le gustan los protagonismos, pero ya la reconocen en la calle porque su esposo es una figura pública que podría convertirse en presidente de Colombia. Estar en la política no estaba en sus planes, pero la decisión fue una: “Subirnos en el bus e ir con toda” .