Benedetti reconoció que lucha contra la adicción a las drogas y el alcohol: “Terminas encerrado en tu cuarto”
El funcionario relató cómo ha sido su proceso de rehabilitación, que inició en octubre del año pasado en México, y recordó las razones y vacíos que lo llevaron a caer en la adicción.
Armando Benedetti, ministro del Interior y uno de los funcionarios más cercanos al presidente Gustavo Petro, reconoció en una entrevista con la revista Cambio cómo ha sido su proceso de rehabilitación en una lucha contra la adicción a las drogas y el alcohol.
Las declaraciones del ministro ocurren justo cuando en la presidencia del Senado se alistan para analizar una proposición que busca obligar al presidente Petro a realizarse un examen toxicólogo. Esto, porque el excanciller Álvaro Leyva afirmó ser testigo de las supuestas adicciones que padece el jefe de Estado.
Benedetti reconoció que llevaba 27 de sus 57 años dominado por sus adicciones. Desde octubre del año pasado entró en un proceso de rehabilitación que lo ha mantenido alejado de las sustancias. Afirmó que recuperó a su esposa, se acercó más a sus hijos y que ahora vive momentos de “felicidad”.
“Cuando usted toma licor, usted abre muchas puertas: a la infidelidad, a dedicarse mucho más al trabajo, a alejarse de la familia. Y ese tipo de puertas terminan rompiendo siempre las relaciones”, señaló el ministro en la entrevista con la citada revista.
Benedetti aseguró que en octubre del año pasado viajó a México para iniciar su proceso de rehabilitación. Afirmó que su consumo empezó por la inestabilidad emocional que le generó la separación de sus padres. Tenía 10 años.
“Cuando tú empiezas con un consumo diario, te lleva a otro tipo de reacciones. Al principio, la cocaína o el trago te pueden ayudar a interrelacionarte mucho mejor, a hablar mucho mejor si eres tímido. Pero, con el tiempo, terminas encerrado en tu cuarto”, añadió Benedetti.
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El funcionario afirmó que la adicción es una enfermedad y que sobre ellas no debe haber ningún tapujo moral.
“Aquí, si llegas a decir lo que yo estoy diciendo hoy, que soy alcohólico o que tengo problemas con las drogas, te estigmatizan, te sancionan, te dicen que estás loco, que no puedes hacer nada y te acusan de cualquier cosa, cuando es un problema de salud pública”, señaló el ministro.
El funcionario aseguró que durante mucho tiempo fue “un adicto funcional”: iba a las sesiones en el Congreso, asistía a reuniones, jugaba tenis cuatro veces a la semana y, a veces, levantaba pesas.
“Lo que me salía mal era la relación personal. En eso sí me empezaba a salir todo mal. Hay una cosa que le dicen a uno desde chiquito y que le dicen la esposa y las tías y uno no les para bolas. Pero es verdad: si se está bien en la casa, le va bien en todo. Yo en las elecciones, por ejemplo, nunca dejaba de ir a una reunión que me hubieran preparado”, añadió.
Benedetti afirmó que ahora ha tenido un cambio del cielo a la tierra con su proceso de rahibilitación. Recuperó su tranquilidad, a sus hijos y a su esposa.
“Recuperé mi familia, recuperé mi esposa. El perdón de ella, que yo creo que todavía no me ha perdonado, con toda la razón. Y la cercanía con mis hijos, los chiquitos que viven conmigo, y los otros, que siempre estaban pendientes de que yo dejara de consumir. Ellos sabían que estaba en esa espiral y me lo habían pedido todos de forma directa. Tengo una hija de 38 años, otro de 24, otro de 13, otro de 11 y otra de seis años. Todos me decían por favor deja de beber. Ellos reconocen el cambio que he tenido como papá, porque el trago te aleja de tu familia”, contó el ministro.
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Y agregó: “Yo por ejemplo no llamaba a mi mamá en un mes. Tomaba trago y me levantaba ‘enguayabado’ y decía: ‘la llamo mañana’; pero mañana había que trabajar, etcétera. Entonces me he acercado muchísimo más a mi mamá y a mis hijos. Lo otro es cómo duermo. En esas épocas tú siempre tienes alguna angustia, ansiedad. Ahora que estoy trabajando duermo cuatro o cinco horas nada más. Y me concentro en lo que es, y me resbala todo lo que han dicho de mí, tú no tienes ni idea de cómo me resbala. Nunca leo un comentario; y me gustaría que lo supieran las personas que me insultan por X: yo nunca leo eso. Todo me resbala, pues casi todo son mentiras, conjeturas. Soy otra persona”.