El fervor volvió a las calles de Medellín con el Viacrucis
Después de las restricciones de la pandemia, los feligreses acudieron masivamente a los actos religiosos.
Tres años estuvieron guardadas las imágenes de Cristo, María y los apóstoles. En 2020, la Semana Santa pasó de agache, en medio de la virtualidad y las restricciones para salir de casa; en 2021, con un poco más de flexibilidad, se pudo salir, pero las procesiones se cancelaron. Ayer fue el primer Viernes Santo, desde la pandemia, en que las imágenes volvieron a las calles y Jesús, una vez más, fue crucificado para resucitar el domingo.
Por muchos barrios de Medellín anduvieron los feligreses, haciendo frente al sol picante de la mañana. Uno de los más llamativos, como ya es costumbre, es el Viacrucis del barrio Villa del Socorro, en la comuna 2. Desde hace 31 años, la parroquia San Martín de Porres lo celebra con representaciones vivas, es decir, no solo con imágenes, sino con actores. Entonces, por las empinadas calles del barrio aparece Jesús, ensangrentado, que cae en la tercera estación con dolor.
También hay algunos soldados romanos, con cascos de plástico y sandalias, que levantan al mesías y lo bajan de la cruz. Édgar Zapata es el fiel custodio de la tradición desde 1991, cuando la madre Carmela le legó el liderazgo del grupo de teatro Algarada Juvenil, el encargado de hacer la representación del viacrucis y el colgamiento de Judas, entre otros.
Édgar comenta que este año había una expectativa muy grande, pues habían pasado ya dos Semanas Santas sin salir a las calles, sin representar la muerte de Jesús y su resurrección. Cuando habla sobre esos dos años de ausencia, recuerda personas que murieron y toma una pausa, respira para poder hablar: “Fueron dos años de Semana Santa en soledad, con virtualidad y sin dramatizaciones. Para nosotros lo más importante era la gente, pero no podíamos hacer nada. Este año volvimos con escenas nuevas, como la de Claudia y Pilatos. Queríamos sacarla del estadio y así lo hicimos”.
El regreso del viacrucis se vivió en otros barrios de Medellín como Aranjuez, Moravia y Santa Cruz. Zoraida Monsalve, que participó en el Viacrucis de la parroquia María Rosa Mística, de Santa Cruz, cuenta que este año se hizo un recorrido más corto para llamar a los fieles después de la pandemia. “Fueron dos años muy traumáticos. Volver a las procesiones es muy importante para nosotros, para volver a Dios”, opina Zoraida.
El fervor, en fin, volvió renovado después de la pandemia; la larga espera de las imágenes para regresar a las calles estuvo bien recompensada