Seguridad

Cacería a la medicina adulterada en Antioquia

Egresado de la U.P.B. Periodista del Área de Investigaciones, especializado en temas de seguridad, crimen organizado y delincuencia local y transnacional.

11 de abril de 2017

Cuando el cliente le pidió Diprospán, la boticaria, con la mayor naturalidad, se dirigió a una puerta contigua de su negocio, que carecía de nomenclatura y razón social. Extrajo el medicamento antiinflamatorio de esa especie de bodega y lo vendió por 12.000 pesos, es decir, la mitad de lo que normalmente vale.

Lo envolvió y entregó, ajena al hecho de que aquel no era un paciente común, sino un investigador encubierto de la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), realizando la compra controlada de un producto sospechoso.

La investigación había comenzado en diciembre de 2015, cuando un mensaje anónimo alertó a los agentes sobre tres farmacias del centro de Medellín y una de Bello, que al parecer expendían medicamentos adulterados, de contrabando, de uso institucional o con fecha vencida regrabada.

Los uniformados ubicaron los establecimientos y durante 10 meses hicieron seguimientos y compras fachada para adquirir muestras de Diprospán, una droga recetada para dolores óseos, articulares y musculares, alergias y hasta para el tratamiento paliativo de la leucemia, entre otras afectaciones.

Lea aquí: En Medellín operaba red que falsificaba medicamentos y los vendía a clínicas

“Varios policías íbamos a comprarlo, ese y otros productos. A veces tocaba llegar con mujeres para no despertar sospechas”, relata uno de los agentes que participó en la Operación Fármacos.

En las más de 20 compras, los espías detectaron que los farmaceutas siempre acudían a la parte trasera del local, donde nadie los veía, y regresaban con el paquete.

Las muestras fueron sometidas al análisis en laboratorio por parte de un perito, quien confirmó que no eran originales.

En octubre de 2016, los investigadores simularon una encuesta callejera en los barrios donde operaban las farmacias. De esta forma, se aproximaron a los boticarios y registraron sus nombres, edades y títulos académicos, comprobando que todos los que atendían en los locales habían estudiado Regencia de Farmacia, hasta con 15 años de experiencia, “lo que quiere decir que conocían los riesgos de vender medicina adulterada”, cuenta el agente.

Con la evidencia obtenida, la Fiscalía 243 Local de Medellín solicitó los allanamientos, los cuales se ejecutaron en los cuatro lugares el pasado 10 de noviembre. En tres de ellos encontraron 24.000 unidades de productos adulterados, por valor de $150 millones: la droguería Duque, en el barrio Goretti de Bello, y las droguerías El Cid y La Moderna, en el centro de Medellín.

La inspección permitió descubrir que en una de las boticas del Centro había una caleta acondicionada en la pared trasera, oculta detrás de un espejo. Seis personas fueron capturadas e imputadas con el cargo de corrupción de alimentos, productos médicos o material profiláctico (artículo 372 del Código Penal), que contempla una pena de 5 a 12 años de cárcel.

El hallazgo en esas farmacias fue un alivio, pero no frenó este preocupante negocio. Fue apenas el preámbulo de otro descubrimiento más grave.

El mercado de lo ilícito

Los medicamentos son uno de los seis sectores más afectados por la adulteración y el contrabando en Antioquia, según el general Carlos Rodríguez, comandante de la Región N°6 de la Policía (con jurisdicción en Antioquia, Córdoba y Chocó). Los otros son confecciones, calzado, cigarrillos, licores y perfumería.

En el Valle de Aburrá, los sitios más críticos son el sector El Hueco, el área de influencia del C.C. El Diamante y la Placita de Flórez con sus alrededores, en Medellín; el Centro de la Moda, en Itagüí; y el parque principal de Bello.

De acuerdo con un informe de la Polfa, conocido por este diario, las mercancías ilegales llegan al corazón urbano de Antioquia por cinco rutas: 1). Panamá – Puerto de Turbo – Santa Fe de Antioquia; 2). Puertos del Caribe – Córdoba – Bajo Cauca; 3). Bogotá – Caldas – Guarne; 4). Puerto de Buenaventura – Eje Cafetero; 5). Ecuador – Pasto – Cali – Valle de Aburrá.

Los productos son transportados en vehículos con caletas, equipajes de doble fondo y a través de encomiendas y domicilios. El 20% de ellos llega a las ciudades por el llamado contrabando abierto, es decir, camuflado en el flujo normal de transporte o por trochas y ríos; mientras que el 80% lo hace mediante el contrabando técnico, manipulando los documentos aduaneros.

En cuanto a los medicamentos, la intendente Ilda Arboleda, subcomandante de la Polfa en la Región N°6, precisa que la mayoría ingresan por las fronteras terrestres con Ecuador y Venezuela.

Entre enero de 2016 y lo que va corrido de 2017, se decomisaron por parte de la Polfa 527.488 unidades de medicamentos, valorados en 663’041.379 pesos.

El director de Fenalco Antioquia, Sergio Ignacio Soto, dice que los pobladores más afectados por el contrabando en general, y en particular con el de medicinas, son los residentes en los estratos 2, 3 y 4.

“Es el grueso de la población, que por su baja capacidad adquisitiva termina siendo permeada por estos productos que atentan contra su propia vida”, asevera.

El representante gremial manifiesta que es muy difícil cuantificar la ilegalidad y el contrabando, “pero con base en los decomisos de la Polfa y la Dian, calculamos que Antioquia puede tener un 25% de participación en el contrabando nacional. Es la región más golpeada por este flagelo”.

En una reciente Rendición de Cuentas de la Dian (periodo septiembre 2015 - agosto 2016), consta que a nivel nacional se realizaron 50.2017 aprehensiones de mercancía, con un valor de 302.400 millones de pesos.

La razón para que nuestro departamento sufra tanto por esta situación, es que se convirtió en la central de acopio y distribución a otros destinos de mercancías enviadas desde Venezuela, Panamá, Brasil y Ecuador, “y se está presentando una creciente y preocupante influencia de China en los productos que llegan por contrabando”, prosigue Soto, y asegura que desde allí están enviando materias textiles, celulares y electrodomésticos, que llegan a los puertos del Caribe y el Pacífico.

A su juicio, las autoridades solo alcanzan a conocer el 10% de la mercancía que se trafica de forma clandestina.

Embarazos en riesgo

El pasado 17 de enero llegó a los agentes de la Polfa una nueva denuncia, que los conduciría al segundo hallazgo en menos de cuatro meses desde el citado caso del Diprospán. Un laboratorio farmacológico informaba que en tres droguerías de Bello estaban vendiendo Anemidox adulterado.

Se trata de cápsulas recetadas para embarazadas que padecen anemia por deficiencia de hierro en la sangre o hemorragias continuas.

Los policías localizaron dos de los establecimientos en el parque principal de la localidad y uno más en la comuna de Niquía. Actuando como usuarios corrientes, hicieron de nuevo las compras controladas, obteniendo el Anemidox por 10.000 pesos menos de lo que cuesta el original.

“Para ser convincentes, llamábamos desde el sitio a nuestras esposas en embarazo, que resultaban ser otras policías, que por el altavoz del celular daban las indicaciones de la droga que necesitaban”, narra uno de los uniformados.

El perito comparó los productos adquiridos con muestras reales, notando diferencias en la caja, el frasco de 20 cápsulas, la etiqueta y lo más delicado: los gránulos de las cápsulas, que contienen el principio activo del medicamento, eran distintos.

El 31 de enero allanaron los sitios, encontrando mercancía adulterada en dos de ellos, las droguerías Harwar y Farmabello. No solo incautaron Anemidox, también compuestos para el control de enfermedades crónicas, psiquiátricas y planificación de embarazos (ver la tabla).

En total se decomisaron 3.111 unidades, valoradas en $20 millones.

Tres personas fueron capturadas – dos regentes de farmacia y un representante legal -, a quienes también procesaron por corrupción de productos médicos.

Fernando Henao Zea, director de Factores de Riesgo en la Secretaría Seccional de Salud y Protección Social de Antioquia, señala que en el primer trimestre del año han sido clausuradas temporalmente 28 farmacias en el departamento.

La mayoría estaban ubicadas en el área metropolitana, seguida de las subregiones de Urabá, Bajo Cauca, Suroeste, Norte y Nordeste.

La dependencia ha decomisado, por su parte, 37.736 unidades por adulteraciones en contenido, regrabaciones en fechas de vencimiento, deficiencias en los servicios y no contar con registro Invima.

“Los medicamentos que más se decomisan son de la familia de los analgésicos, antibióticos, antipiréticos y para dolores gástricos y renales”, acota Henao.

Distribuidor en las sombras

Las nueve personas arrestadas en los dos operativos se declararon culpables en las audiencias de control de garantías, ante el Juzgado Primero Penal Municipal de Medellín y el Segundo Penal Municipal de Bello, respectivamente.

Los jueces les dieron libertad condicional a seis y a los otros tres les dictaron detención domiciliaria. Las cinco droguerías donde se incautaron los medicamentos siguen abiertas al público.

Henao explica que en estos casos se clausura temporalmente el establecimiento, sin embargo, le dan al propietario la oportunidad de presentar un plan de mejoramiento, tras lo cual pueden reabrir el negocio.

Añade que las quejas de los usuarios son constantes, y que quien tenga información puede comunicarse con los teléfonos 3839861, 3839856 y 3839948, de la Secretaría Seccional de Salud.

Los investigadores de la Polfa están tratando de averiguar quién les distribuye los productos piratas a estas droguerías de barrio, pues en las últimas dos investigaciones llegaron al eslabón final de la cadena, y aún faltan los intermediarios.

Sospechan de un comerciante de Itagüí, que al parecer vende alimentos como fachada para distribuir el material de farmacia.

Mientras tanto, las autoridades piden a los ciudadanos prestar mucha atención a las medicinas que consumen. No sea que por comprarlas más barato, la cura resulte peor que la enfermedad.