Seguridad

Bandas alteran armas traumáticas para que sean letales

En lo que va de 2020 han decomisado siete de estas pistolas modificadas, en Antioquia.

Egresado de la U.P.B. Periodista del Área de Investigaciones, especializado en temas de seguridad, crimen organizado y delincuencia local y transnacional.

17 de agosto de 2020

Las armas traumáticas son aparentemente inofensivas, creadas para jugar, coleccionar o para la práctica deportiva. Pero en manos del crimen organizado del Valle de Aburrá, se están convirtiendo en instrumentos letales, por obra de armeros clandestinos que modifican su mecanismo para que disparen munición de verdad.

En lo que va corrido de 2020, en distintos allanamientos y en casos aislados, las autoridades han encontrado siete pistolas de este tipo, a las cuales les hicieron adaptaciones para que, en vez de propulsar balas de goma o caucho, expulsen proyectiles de calibre 9 milímetros.

Con base en entrevistas a fuentes de la Policía, la Fiscalía y expertos en balística, EL COLOMBIANO recopiló los hallazgos de estos artefactos “mutantes”, buscando establecer cuáles son los patrones detrás de esta actividad.

El primer caso conocido este año fue el 20 de enero, cuando la Sijín allanó 20 viviendas en una operación contra la banda “la Agonía” en la comuna de San Javier. En una casa había una pistola 9 m.m. de mecanismo neumático, transformada en letal.

El 3 de marzo hubo otra incursión en el barrio París, de Bello, en un predio del sector Nuevo Jerusalén. Allí la Dijín decomisó un artefacto similar, buscando evidencias contra “la Oficina del Doce”. Y el 9 de abril los policías encontraron otro idéntico, en un allanamiento a la organización “Pachelly”, en el barrio del mismo nombre, en Bello.

El siguiente episodio fue más complejo. Agentes de Inteligencia rastrearon una transacción entre “los Pájaros”, un combo del sector Zafra de Medellín (parte alta de Belén), y el Frente Suroeste del cartel narcoparamilitar Clan del Golfo.

Según esa investigación de la Dirección de Fiscalías contra el Crimen Organizado, los primeros les vendieron a los segundos cuatro pistolas traumáticas modificadas. Una mujer de 41 años las transportó hasta una finca del sector La Troncal, en el corregimiento Peña Lisa, de Salgar.

El recinto fue allanado el 30 de mayo, encontrando los artilugios y un kilo de marihuana. La transportadora, de origen cucuteño y residente en Medellín, fue arrestada.

Este diario tuvo acceso al Informe de Balística Forense de este caso. El perito de la Sijín Antioquia concluyó, tras el análisis de laboratorio, que las pistolas traumáticas y sus proveedores “presentan modificación, observándose las características físicas, técnicas y mecánicas para ejercer el normal funcionamiento de un arma de fuego. Estas armas se encuentran adaptadas para recibir munición calibre 9x19 milímetros convencional y no la munición 9mm PAK (traumática)”.

Mediante unas pruebas en polígono se comprobó su capacidad para disparar los proyectiles letales.

Primeras pistas

El coronel Luis González, jefe de la Sijín de la Policía Metropolitana, comentó que las armas traumáticas llegan a Colombia importadas, sin ninguna restricción, procedentes de España, Rusia, Italia, Israel, EE.UU., Turquía y el Medio Oriente. En las vitrinas y sitios web del mercado legal en Medellín hay disponibles de estas pistolas, revólveres, fusiles de asalto, rifles y carabinas.

A pesar de tal variedad, lo inquietante es que los artefactos modificados que se han decomisado este año son todos del tipo pistola; con munición adaptada de calibre 9 m.m.; de la marca Zoraki, originaria de Turquía; y del modelo MD 2918-TD. Esto sugiere que, al parecer, podría tratarse del mismo lote, o tal vez, del mismo armero que hace las modificaciones ilegales, según expertos en balística consultados por el periódico.

De los hallazgos también llama la atención que todos están relacionados con bandas del área metropolitana, lo que da una pista sobre dónde opera el mercado negro y, posiblemente, los artesanos que se dedican a este oficio.

Fuentes de la Dijín explicaron que los primeros aparatos detectados en la capital antioqueña datan de 2017, cuando se supo de modificaciones a armas traumáticas de la firma Ekol, también turca. El modelo transformado fue la pistola Firat Magnum Compact 92.

Esta casualidad arroja una tercera pista: al parecer, de todas las compañías fabricantes, los armeros de Antioquia prefieren o tienen facilidades para alterar el diseño de las turcas (Ekol y Zoraki).

“Ellos básicamente refuerzan o cambian el percutor y el cañón, para que el dispositivo pueda percutir un cartucho convencional”, dijo el coronel.

A la fecha no ha sido capturado ningún armero vinculado a este negocio. Germán Antía, profesor de Criminalística en el Tecnológico de Antioquia y candidato al doctorado en Ciencias Forenses de la Universidad de Alcalá (España), acotó que estas personas “tienen conocimientos en balística y en hoplología, la ciencia que estudia, entre otras cosas, el desarrollo de armas. A veces se trata de gente con estudios académicos, y en otros casos de artesanos empíricos”.

Las motivaciones ilegales

En tiendas y páginas de internet ofrecen armas traumáticas por valores que oscilan entre los $600.000 y $1’200.000; el costo de las modificaciones ilícitas se desconoce de momento, pero según la Policía, ubica a las pistolas modificadas en el mismo rango de precios de una pistola convencional adquirida en el mercado negro. ¿Entonces, si valen lo mismo, para qué se molestan los sicarios comprando un artefacto alterado?

La exdirectora de Crimen Organizado de la Fiscalía, Claudia Carrasquilla, precisó que “esta modalidad se da por dos situaciones: a). Porque son objetos que se consiguen fácil en cualquier almacén deportivo y son muy similares a un arma normal, en su composición y apariencia, por lo que genera el fin perseguido que es intimidar, cuando hablamos de hurtos o amenazas. b). Porque la norma penal señala que la conducta de porte ilegal de arma hace referencia a un ‘arma de fuego’, sus partes esenciales, accesorios o munición, y por eso portar un arma de fogueo o traumática no es un delito”.

Se requiere un informe pericial muy exacto para que un juez valide un arma traumática en una imputación de porte ilegal de armas. Es el técnico balístico quien podría determinar su funcionalidad, y por ende lograr que en el estrado se considere como un “arma hechiza”, en la misma categoría de los changones, trabucos, lapiceros-pistola y demás aparatejos diseñados por la mente criminal. Esto no siempre se logra demostrar, advirtieron las fuentes.

Asimismo, las traumáticas no necesitan un salvoconducto, ni sus seriales están en las bases de datos de Indumil o la Fiscalía, lo que dificulta la trazabilidad a la hora de ligar a su portador con un crimen.

González indicó que no se han detectado homicidios perpetrados con estos artefactos alterados en el área metropolitana; no obstante, la Fiscalía investiga un atentado cometido en mayo por el Frente Suroeste del Clan del Golfo, contra un residente del municipio de Ciudad Bolívar, quien sobrevivió a siete impactos de bala, al parecer propinados con una pistola “mutada”.

Lo que sí ha sucedido en el Valle de Aburrá, es que delincuentes que estaban cometiendo delitos con estos objetos, fueron dados de baja por la Policía o por sus víctimas. El año pasado hubo tres incidentes, entre ellos uno ocurrido el 27/5/19 en el barrio Moravia, cuando un ladrón de 20 años se enfrentó a la Policía con un arma traumática y perdió la vida en el cruce de disparos.

Delincuencia común

Las armas traumáticas no solo representan un desafío por las reformas y su uso por parte del crimen organizado. La delincuencia común también las emplea, sin alteraciones, con su armazón original, para la comisión de atracos, extorsiones y amenazas.

Consultamos con la Policía la estadística de los últimos años, para entender la incidencia del fenómeno. En el Valle de Aburrá se decomisaron 74 armas traumáticas no modificadas y de fogueo (dispara proyectiles de salva) en 2017, 167 en 2018, 140 en 2019 y 66 en lo que va de 2020 (al 3 de agosto), para un total de 447 (305 solo en Medellín).

De ese total en el Aburrá (2017 a 2020), 303 fueron incautadas en plena comisión de un delito; por citar los hechos principales: 188 decomisadas en hurtos a personas, 26 en acciones de tráfico de armas convencionales, 25 en hurtos a entidades bancarias, 13 en hurto de motos y 12 en robo de automotores.

También las confiscaron en casos de lesiones personales (8), violencia intrafamiliar (4), amenazas (4), secuestro simple (2) y hasta en un acto sexual abusivo contra un menor de 14 años.

En cuanto a la jurisdicción de la Policía Antioquia (fuera del Valle de Aburrá), en ese cuatrienio decomisaron 418, de las cuales 42 fueron durante la comisión de algún delito.

“No podemos incautarlas para imputar un porte ilegal, pero el Código de Policía dice que no pueden ser usadas en lugares públicos ni para intimidar a los demás, en esas circunstancias se puede hacer el decomiso”, precisó González.

¿Hay que restringirlas?

El porte de armas en Colombia está regulado por el Decreto 2535 de 1993. A juicio de los entrevistados, esta ley concebida hace 27 años requiere una actualización urgente.

“Sería importante que el Gobierno pensara en la regulación, porque estos elementos se están usando como mecanismo de intimidación contra las personas. Incluso hay unos que, sin necesidad de ser modificados, disparan balines, que según el área de impacto también podrían ser mortales”, aseveró González.

Antía afirmó que este asunto no es exclusivo de nuestro país, y que en Argentina y España ya hay legislaciones que limitan la comercialización. “Las leyes tienen que evolucionar y ajustarse a la casuística que se vaya presentando. Valdría la pena instar a las casas fabricantes a hacer cambios en sus productos, que dificulten las modificaciones artesanales”, propuso.

Carrasquilla también está de acuerdo con restringir las ventas: “Atendiendo criterios de política criminal y a través del Consejo de Seguridad Nacional, debe proponerse el tema, porque afecta la seguridad ciudadana, y solicitar un proyecto de reforma al artículo 365 del Código Penal (sobre el porte y tenencia ilegal de armas), incluyendo esta nueva modalidad”.

Puede leer: Sicarios del Suroeste adquieren armas traumáticas adaptadas para matar.