Seguridad

Alerta por reformas a la Policía en el posconflicto

Dos exdirectores de la Institución, los generales (r) Gilibert y Castro, ven una amenaza en la idea de separar a la Policía del Ministerio de Defensa.

Egresado de la U.P.B. Periodista del Área de Investigaciones, especializado en temas de seguridad, crimen organizado y delincuencia local y transnacional.

02 de septiembre de 2015

La posibilidad de separar a la Policía del Ministerio de Defensa, una vez iniciado el proceso de posconflicto, tiene inquietos a los integrantes de la Fuerza Pública.

Las propuestas van desde crear un Ministerio de la Seguridad, hasta anexar la Institución al Ministerio del Interior, de cara a enfrentar nuevas amenazas, diferentes a las Farc.

La preocupación por esos cambios hizo que dos importantes personajes en la historia reciente de la Policía viajaran a Medellín para reunirse con empresarios de Proantioquia y la Andi, y expresar lo que a su juicio sería una decisión errónea.

Se trata del general (r) Luis Ernesto Gilibert, quien fue director de la Policía (2000-2002) y además es nieto de Jean-Marie Marcelin Gilibert, el fundador de la Institución; y del general (r) Héctor Darío Castro, quien fue subdirector General y Director (e) de la Policía dos veces, así como director nacional del CTI (2005). Ambos actúan como voceros de los Oficiales de la Reserva Activa de la Policía.

EL COLOMBIANO los entrevistó sobre este tema y otros, de cara al papel de la Policía en el posconflicto venidero.

¿De qué se trató el encuentro con el empresariado?

Gilibert (G): “A los Oficiales de la Reserva Activa nos llama la atención un proyecto que está de boca en boca, sobre la creación de un Ministerio de la Seguridad. Nos preocupa porque dentro de su diseño quedaría la Policía. El posconflicto traerá situaciones difíciles y la Fuerza Pública tendrá un reto grande, de manera que si la Policía sale del MinDefensa y pasa al de Seguridad es posible que no tenga ni recursos ni respaldo para enfrentar esos problemas”.

¿Quiénes lideran esa idea?

G: “Diferentes sectores políticos. Sería difícil poder denominar a fulano o mengano, pero es un proyecto que hay en el ambiente”.

Otra propuesta es que la Policía se anexe al Ministerio del Interior. ¿Qué opinan de eso?

Castro (C): “La situación de la Policía en el MinDefensa no es por capricho. En los años 30 y 40 la Policía fue manejada por los dirigentes de los partidos y se utilizaba con fines políticos. Conocemos la violencia política y casos lamentables atribuidos a la Policía de ese momento, y después se llegó a 1948 con la muerte de Gaitán, que obligó al Gobierno a desintegrar a la Policía. Y en el gobierno de Rojas Pinilla, para alejarla de esas influencias politiqueras, se pasa al Ministerio de Defensa y es cuando renace. No se necesita sacarla a otro ministerio, en donde tenga el riesgo de politizarse y regresar a historias como las que hoy son de ingrata recordación. Y en el posconflicto del M-19, la Constitución de 1991 estableció la necesidad de unir a las Fuerzas Militares y la Policía, para responder a las amenazas que sobrevenían a ese proceso de paz, como la existencia de las Farc y otras organizaciones criminales. Se necesitaba que la Fuerza Pública estuviera unida. Ahora estamos en la misma situación, si se firman los acuerdos con las Farc, quedan otros factores de perturbación que siguen siendo una amenaza: el Eln, bandas criminales, el Epl”.

¿Qué respuesta hubo en los empresarios de Antioquia ante estas inquietudes?

C: “Encontramos un gran interés del empresariado, y es apenas natural, el posconflicto es la mejor oportunidad para fortalecer el Estado. ¿Y quién va a facilitar eso? El empresario, que genera empleo y produce riqueza, y con ese crecimiento económico habrá una distribución más equitativa para ir mejorando las condiciones de vida, que nos llevarán a una paz duradera. Nos vamos motivados porque sabemos que hay empresarios que están analizando los temas de seguridad en ese momento en que la empresa privada tenga que hacer el esfuerzo para darle un vuelco a la sociedad”.

¿Cuáles deben ser las características de la Policía del posconflicto?

G: “El conflicto hizo que la Policía tenga un comportamiento defensivo frente a los ataques, con armamento y capacitación para atender esa situación. El posconflicto es posible que tenga un coletazo y la Policía deba mantenerse por un tiempo en ese nivel de alerta. De ahí en adelante aparecerá un renacer, donde la atención estará hacia el apoyo al ciudadano, usando un tejido social donde policías y ciudadanos puedan enfrentar la delincuencia común”.

C: “Será una Policía con un acercamiento mayor a la comunidad. Y así como el médico estudia el cuerpo humano al detalle, la Policía tiene que conocer a la comunidad a la cual sirve, esos estudios deben proyectar su planificación. Esa es la Policía del futuro”.

¿Esa Policía del futuro requiere más o menos miembros?

G: “La Policía ha ido creciendo según las demandas de la población, pero lo que viene debe ser un apoyo fuerte en tecnología. Y se requiere capacitación para que los hombres entiendan su nuevo rol en la sociedad. El personal va aumentando en la medida que la Institución lo va necesitando y la población lo va requiriendo”.

C: “No creo que debamos pensar en este momento en reducción de la Fuerza Pública, sabemos que firmado el acuerdo comienza a construirse la paz y habrá amenazas que deben ser conjuradas de inmediato, y no podemos enfrentarlas con una Fuerza Pública disminuida. Una vez se vaya construyendo esa paz, en 10 o 20 años, se podrá pensar en alguna reforma en la planta de las Fuerzas Militares y la Policía”.

¿Qué opinan de los Diálogos?

C: “Los policías debemos ser los primeros defensores de un proceso de paz. En un escenario en donde los derechos se pueden ejercer sin limitación, la Policía tiene la mejor posibilidad de cumplir su misión. Yo invitaría a que saquemos del diccionario la palabra enemigo. Debemos tener contradictores en ideas, pero no enemigos, y unirnos para ir aclimatando esas condiciones”.

¿Están dispuestos a perdonar a quienes combatieron?

G: “Los que hemos sufrido el conflicto sabemos las dimensiones de ciertos actos, que sorprenden por lo violentos. Fuimos víctimas de ataques inmisericordes, superados en número y en circunstancias de indefensión. Pero no nos podemos quedar en el pasado, sino pasar la página y reconocer que por encima de cualquier rencor está Colombia”.

C: “Cuando era comandante de la Policía Bolívar, participé con una persona que se había reinsertado y era secretario de Medio Ambiente en la Alcaldía de Cartagena. Y trabajamos en equipo y nunca nos pusimos a pensar en lo que él había hecho en el pasado. Eso hay que vivirlo en este proceso nuevo”.

Cada vez que hay controversia sobre los diálogos de La Habana, los políticos dicen que la moral de la tropa está baja. ¿Eso es cierto?

G: “No, la formación de los hombres de la Fuerza Pública es sólida y esperamos que las cosas tengan un final feliz, y todo el mundo sabe que hay que pagar una cuota de sacrificio, y aceptar cosas que a lo mejor en otra situación no se aceptarían. Pero eso no quiere decir que el espíritu de lucha vaya a tener mengua”.

Luchas de hoy y mañana

¿Qué opinión tiene de la Operación Agamenón contra “los Urabeños”, la más grande en la historia de la Policía?

C: “Eso nos demuestra que la Policía en lugar de debilitarse, debe fortalecerse. Ese tipo de amenazas son las que tienen que tener una respuesta inmediata como la que se está dando con esta operación”.

Pero le hacen críticas, como que han pasado siete meses y no han capturado a nadie de la cúpula. ¿Qué consejo daría?

G: “Estos operativos con dificultades necesitan constancia por encima de todo, no se puede descalificar a la Institución porque los resultados no se dan en la medida que se esperan, porque resultados sí se han dado, y la suma de ellos dará un resultado final. No podemos perder el espíritu de lucha”.

En esa operación ocurrió la caída del Black Hawk, con 17 muertos, que dividió a la opinión pública. ¿Qué percepción les queda?

C: “Hay que tener paciencia y esperar los resultados de las investigaciones para saber por qué se cayó, si por falla técnica o un atentado, pero cualquiera que sea la circunstancia la lección es que en estas operaciones hay que tomar todas las medidas de seguridad”.

G: “Ahora, estas operaciones tienen un alto riesgo, no podemos calificar como imprudencia o una falta de procedimiento, simplemente son riesgos que se corren en todos estos actos”.

La Policía tiene credibilidad en Colombia, pero en este caso del helicóptero hay tanta suspicacia que parece que no le creyeran. ¿Por qué pasa eso?

G: “A esto le dieron un enfoque político, totalmente negativo para los resultados y en contra del mismo trabajo”.

¿Es posible que esa discusión política acabe poniéndole banderas partidistas a la Fuerza Pública, como se dijo en el Senado?

G: “Pienso que la Comisión Segunda (del Senado) es la llamada a pedir información de la Fuerza Pública frente a unas situaciones y es en ese ámbito en que el Ministro o a quien corresponda debe dar explicaciones. Pero no se puede manejar desde los medios ni desde ángulos políticos un tema tan delicado”.

El enemigo número uno de hoy es el desmovilizado “Otoniel”, ¿es una muestra lo que podrían ser algunos integrantes de las Farc desmovilizados y contaminados por el narcotráfico?

G: “Tenemos claro que habrá disidentes de la desmovilización. Van a afincarse en los lugares donde hoy delinquen, por eso es importante que en el posconflicto se tengan en cuenta estas zonas para darle la presencia del Estado que no tenían. Eso cerrará las puertas a ese tipo de delincuentes, que tendrán que reducirse a ciertas regiones semiurbanas para sobrevivir, ya como delincuentes comunes”.