Antioquia

¿Quién está detrás del asesinato de 2 campesinos de la comunidad de paz de San José de Apartadó?

La construcción de una carretera “ilegal”, que tendría detrás a hombres del Clan del Golfo, y que pasa por predios privados, sería la razón de una ola de amenazas y violencia que se desató desde hace meses en San José de Apartadó.

Editor General Multimedia de EL COLOMBIANO.

22 de marzo de 2024

Nadie sabe muy bien quiénes fueron los asesinos de Nallely Sepúlveda, de 30 años, y de su pequeño cuñado Edinson David Higuita, de 14 años. Lo único claro es que sus cuerpos, que quedaron tendidos en una casa de la vereda La Esperanza, en San José de Apartadó, no fueron levantados ni por la Fiscalía ni por la Policía, fueron los mismos miembros de la Comunidad de Paz quienes tuvieron que rescatarlos a cuatro horas de camino y regresar con los cuerpos envueltos en sábanas, pasando por ríos bravos y trochas en las que se enterraban a veces hasta la rodilla.

Una vez llegaron a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó —ese gran territorio que existe hace 27 años y se dice neutral ante el conflicto armado—, descargaron los cuerpos y hombres del CTI de la Fiscalía inspeccionaron. Es extraño, pero aún no saben con qué tipo de arma fueron atacados Nallely y Edinson, sin embargo, los mismos campesinos aseguraron que les dispararon en la cabeza.

Eran campesinos. Desde que era niña, Nallely fue miembro de la Comunidad de Paz, vivía en unos de los llamados espacios comunitarios donde se dedicaba a sembrar hortalizas, granos y cacao; asistía con regularidad a las actividades académicas y de discusión que tiene en la organización y, como todos, se oponía a la construcción de una carretera que algunos otros campesinos ligados a la Junta de Acción Comunal habían montado, aún pasando por predios privados que nadie le compraron.

Nallely y Edinson fueron asesinados el martes 19 de marzo al mediodía, la noticia llegó a Apartadó hacia las 6 de la tarde y los cuerpos fueron recogidos 24 horas después. Nadie escuchó el clamor de denuncia, tampoco el de socorro. Justo ocho días antes de que fueran asesinados, en la Alcaldía de Apartadó se reunieron miembros de la Comunidad de Paz, de la Junta de Acción Comunal, abogados, funcionarios públicos y Gloria Cuartas, directora de la Unidad de Implementación del Acuerdo Final de Paz. Fue la misma Cuartas quien habló de las amenazas que viven los campesinos de la Comunidad, asegurando que por culpa de una carretera rural “ilegal” había gente amenazada.

En dicha reunión hubo gran polémica por lo dicho por Cuartas, quien enmarcó las amenazas, las intimidaciones y las peleas entre la Comunidad y algunos campesinos de la Junta de Acción Comunal (JAC) como una consecuencia del conflicto armado. Allí estaba, como representante de la JAC, el abogado Alex Morales, defensor de Derechos Humanos y miembro del movimiento Sinergia, que en Medellín ha tenido la vocería de la banda criminal Pachelly. Morales dijo: “Esto no es un problema de conflicto, de paramilitares, de guerrilla, no señores. Esto es un problema de una comunidad, de una comunidad con un predio y una propiedad privada. Lo que se está peleando es una servidumbre”.

Pero, aunque parecía que todo se trataba de un lindero, ocho días después esos “paramilitares” a los que se refieren abogados y comunidad y que son nada más y nada menos que el Clan del Golfo (Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC), asesinaron a Nallely y a su cuñado Edinson. Algunos, entre ellos autoridades del municipio, han dicho que se trató de un crimen pasional, pero no se ha dicho que la familia que vivía en esa casa de la vereda La Esperanza estaba amenazada desde hacía varios meses.

“¿Qué quiénes fueron? Es fácil decirlo. Aquí en la zona hay un control paramilitar que tiene controlada a toda la población; ellos son los que deciden cómo se mueve la población, cómo trabaja la población; el que no está con ellos está contra ellos, y muchos de esos paramilitares hacen parte de las Juntas de Acción Comunal, no decimos que las Juntas sean paramilitares, en ningún momento, pero se han infiltrado para meter cizaña y controlar a la población. El Estado no ha hecho nada para contrarrestar esa violencia”, dijo uno de los campesinos de la Comunidad de Paz.

Lo cierto es que desde hace varios meses viene una disputa entre las dos organizaciones civiles. Desde la Comunidad impiden que se les metan en sus predios y quienes abren la trocha se dedican a tumbar cercos, a quemar madera y a cortar alambres, pasando por encima de cualquier propiedad privada. Gloria Cuartas señaló este problema como el del conflicto armado por una razón elemental: los conflictos de linderos en la ruralidad del Urabá muchas veces son “solucionados” por los hombres del Clan del Golfo, quienes señalan a los campesinos de la comunidad como guerrilleros, lo que ha generado un odio casi xenófobo.

Arley Tuberquia, un campesino de la vereda, dijo: “Algunos pobladores de la región se han dejado instrumentalizar por intereses mezquinos que han generado xenofobia, van y destruyen nuestros portones y cercas y luego por diferentes redes vienen esos señalamientos de que somos guerrilleros, fundados por las Farc, pero somos una comunidad que ha tenido más de 400 muertos”.

El mismo presidente Gustavo Petro, que decidió no negociar la paz con el Clan del Golfo, denunció el asesinato de Nallely y Edinson, y lamentó la persecución a la Comunidad que siempre ha sido estigmatizada de supuestas alianzas con el frente quinto de las Farc, de lo cual solo queda una verdad: la guerrilla pasó y dejó su violencia, la Comunidad pervive hasta el día de hoy, justo mañana 23 de marzo cumplen 27 años de existencia.

La lucha por la tierra en área de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó no es nueva. Desde hace varios años, los líderes han denunciado que manos oscuras que llegan por la vía de Puerto Antioquia están comprando lotes y abriendo carreteras “ilegales”, una de las pruebas es que imágenes satelitales muestran cómo se han deforestado más de 1.600 hectáreas de tierra en corredores estratégicos, según fuentes de la Personería de Apartadó.

Carlos Montoya, delegado para Antioquia de la Unidad de Implementación del Acuerdo Final de Paz, y quien tiene más de diez años de trabajo con denuncias de tierra en el Urabá, escribió en su cuenta de X que quienes abrieron la vía ilegal han puesto en riesgo el abastecimiento de agua en Apartadó; además, reveló que hay un título minero que solapa con tierras de la Comunidad de Paz, información confirmada por funcionarios de la Alcaldía, pues allí habría un yacimiento de carbón bastante grande.

Las tensiones no son un invento, ni un chisme. En medios de comunicación y redes sociales se han publicado las peleas entre integrantes de la JAC de la Esperanza y la Comunidad de Paz; en algunos videos se ve cómo los primeros dañan los portones del predio de la Comunidad de Paz, justificando esto con el argumento de que están ubicados como una servidumbre sobre el terreno y hasta aúpan a que se les despoje a los campesinos de sus tierras.

Una de las peleas más grandes se ha dado con César Jaramillo, presidente de la JAC, quien ha llamado a las vías de hecho para despojar a la Comunidad de Paz y aseguró que esta no tiene tierras escrituradas, lo cual es mentira, pues, por ejemplo, es de su propiedad el predio las Delicias con matrícula inmobiliaria 008-33122 y catastro departamental: 0452004000002500046. Además, Jaramillo no se ha llamado a prudencia y también ha dicho: “La Comunidad de Paz fue creada por la guerrilla de las Farc, igual que otra organización, Acasa”.

Los ánimos están caldeados. Antes del asesinato, los miembros de la JAC denunciaron un ataque a pedradas a un muchacho que iba en moto por la vía; y una mujer fue agredida verbalmente. Dijo una fuente: “La Comunidad de Paz no ha dejado de hostigar a los campesinos que están por fuera de sus predios”.

El abogado Álex Morales dijo: “Los campesinos que transitan por esa zona, necesitan sacar sus alimentos, y demás actividades que se requieren en una vía. Este problema no hace parte de ningún conflicto armado, hace parte de un problema entre particulares que debió resolverse en la Inspección de Policía, pero curiosamente y equivocadamente estaba la doctora Gloria Cuartas en su valoración, estigmatiza a la población que vive en esa zona, y colocarlos en el conflicto es un error que no se puede cometer”.

Sobre el asesinato de estos dos campesinos no hay un solo comentario del alcalde Héctor Rangel, a quien ayer le hicimos más de 8 llamadas y envíos de mensajes de Whatsapp. Las autoridades parecen seguir de largo con un problema que ya lleva varios meses en una zona donde hace veinte años eran comunes las masacres, los secuestros y los asesinatos selectivos.

Coda: Además de sembrar cacao, de cuidar su sembradío, Nallely también se dedicaba a cuidar el medio ambiente. Ayer el mismo Carlos Montoya publicó una foto de esta mujer de 30 años escribiendo en el portón de una finca con pintura negra la siguiente frase: “La minería mata la tierra. Tenemos derecho a proteger la naturaleza”. No es gratuito que Colombia sea el país más peligroso para los líderes ambientales.

Comunidad de Paz se formó en 1997

La Comunidad de Paz de San José de Apartadó es reconocida en el mundo porque no ha cesado su resistencia y su trabajo por la paz y los derechos humanos, pese a que ha vivido el horror de la guerra.

Tras sufrir dos masacres, los habitantes del corregimiento San José de Apartadó decidieron declararse como comunidad de paz el 23 de marzo de 1997. En esa época, el casco urbano del corregimiento estaba vacío porque gran parte de las familias se habían desplazado. Con la declaratoria tenían la esperanza de que sus derechos humanos fueran respetados, pero tuvieron que vivir muchas muertes, masacres, desplazamientos y otras violaciones a su integridad individual y colectiva. Sin embargo, la consigna siempre fue clara: resistir en paz. Según su propio relato, esta Comunidad ha sufrido masacres, como la de abril de 1999, cuando mataron a tres de sus integrantes; la de febrero de 2000, cuando fueron asesinados cinco miembros; la ocurrida en el caserío de La Unión, donde fueron asesinadas seis personas, varias de ellas líderes de la comunidad; y otra recordada el 21 de febrero de 2005 cuando asesinaron a Luis Eduardo Guerra, uno de los líderes históricos, junto con parte de su familia.

En octubre de 2022 la Comunidad recibió el Premio por la Paz, entregado por la Asociación para las Naciones Unidas (Anue).

Clan del golfo le dijo sí a los diálogos de paz

Luego de la propuesta del presidente Gustavo Petro de negociar la paz, los altos mandos del Clan del Golfo afirmaron que estaban en disposición de negociar la paz.

El mandatario hizo el ofrecimiento el pasado lunes durante su visita a Apartadó y allí manifestó que estaba dispuesto a sostener unas nuevas negociaciones, pero siempre y cuando los miembros de esta organización estuvieran dispuestos a dejar todos los delitos de los cuales obtienen rentas criminales.

“A pesar de que desconoce nuestra identidad, al denominarnos de otra forma, nos permitimos comunicar que aceptamos la invitación hecha por el señor Presidente, en el sentido de sentarnos a negociar las condiciones políticas que permitan las transformaciones sociales que todos queremos para las regiones en donde hacemos presencia”, dijeron desde el Clan del Golfo en un comunicado.