Antioquia

Presencia de gatos aún amenaza el ecosistema del Jardín Botánico

Su presencia en el lugar genera afectaciones al ecosistema, ya que compiten con la fauna silvestre.

Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.

26 de abril de 2022

Oculta en las ramas, a un costado del edificio Científico del Jardín Botánico de Medellín, pasa la mayor parte del tiempo una gata llamada Sombra, negra y de tamaño mediano, que evita ser vista por los visitantes del lugar, seguro para evitar ser agredida.

El camuflaje entre las matas le sirve para proteger a tres gatitas negras, recién criadas y por las que debe velar y proteger en un ecosistema que le es adverso, pues los gatos son mascotas domésticas y su hábitat no es silvestre.

Allí le toca no solo buscar alimento sino competir con patos, ardillas, iguanas y pájaros, entre otras especies, y la lucha no es fácil. La negrura le ayuda a no ser vista, pero un vigilante del lugar sabe que está allí y tampoco la agrede. “Ella se mantiene entre la maleza con sus tres gaticos (sic), es muy linda”, dice y se nota que su presencia lo enternece.

Al escarbar entre las ramas afloran sus ojos verdes, intensos, y el susto de saber que otras personas distintas al vigilante la han descubierto, la vuelve arisca y la obliga a huir. Le toca correr entre los arbustos y dejar por un instante sus crías mientras a una distancia de unos diez metros sigue vigilante, atenta. Luego se pierde entre los matorrales y senderos, buscando otro camino para llegar de nuevo hasta sus crías y seguirlas cuidando. Está en el lugar equivocado, sin duda.

La solución

Pero la presencia de gatos en este lugar, donde la principal misión es cuidar y proteger la flora de la ciudad y la fauna asociada al hábitat natural, no es nueva.

Ya en 2018 se llegó a tener una población de cerca de 80 felinos, que empezaron a impactar negativamente el ecosistema general del Jardín y hubo que tomar acciones.

María Clara Mejía, ingeniera y analista ambiental del Jardín Botánico, señala tres hechos asociados a la presencia de felinos en este espacio de la ciudad: “En ese momento veíamos tres problemáticas muy marcadas que se evidenciaban en el día a día con la presencia de gatos: una social, porque todos los gatos eran abandonados, los tiraban por la reja o los dejaban acá. El otro en el ecosistema, porque había tantos gatos que ellos para poderse alimentar cazaban animales o especies como ardillas, pájaros, pequeñas lagartijas, que fueron afectándose y muchas desaparecieron; y otro de salud pública, porque no sabíamos si tenían enfermedades o estaban esterilizados”.

El apoyo, en ese momento, fue el Centro de Bienestar Animal La Perla, el refugio animal de la Alcaldía. Los gatos eran capturados y llevados allí, donde entraban en proceso de adopción, previa vacunación y esterilización.

Mejía dice que la población de gatos se ha ido reduciendo y hoy en día puede haber entre 10 y 15 mininos, y el jardín tiene focalizadas las zonas por las que ambulan, pero insiste en que este no es el lugar adecuado para tener mascotas domésticas en lucha y competencia con la fauna silvestre.

En este medio hemos recibido quejas de personas que han visto felinos ambulando por los senderos y matorrales y temen que la población vuelva a crecer y proliferar, causando perjuicios al ecosistema.

Por ahora, Sombra y sus crías constituyen una familia de cuatro, pero no se sabe cómo podría multiplicarse y en cuánto tiempo, máxime que hay más gatos en el lugar. No se puede bajar la guardia