Antioquia

Medellín tiene 25.000 drogadictos a un paso de ser habitantes de calle

El secretario de Inclusión Social, Luis Bernardo Vélez, habla de la urgencia de un debate sobre pertinencia de tratamientos de drogadicción europeos.

La primera entrevista que hice, a los 8 años de edad y con la ayuda de mi padre, fue al futbolista Andrés Escobar. Desde ese día no he dejado de hacer preguntas, ni de amar el periodismo. Soy egresado de la Universidad de Medellín.

08 de enero de 2017

Es la génesis de muchos males de nuestra sociedad. Alimenta las redes de narcotráfico y es combustible para mendicidad y criminalidad. La drogadicción, ese infierno del que parece casi imposible de salir, se convierte en una amenaza social y para su solución, en Medellín las autoridades reclaman un viraje en los modelos de recuperación y prevención tradicionales para analizar la posibilidad de implementar otros utilizados con éxito en algunas ciudades europeas.

Tras un año trabajando la problemática, y luego de un viaje por Europa conociendo modelos exitosos para la superación de la drogadicción, Luis Bernardo Vélez, secretario de Inclusión Social de la ciudad, cree que el país debe comenzar a dar el debate en soluciones alternativas.

“En Barcelona hay sitios donde las personas van y se inyectan o se fuman el hachís, pero tienen médicos y sicólogos que cogen a esas personas que consumen y le dicen que no use heroína, le dan medicamentos, tienen orientadores. Ese modelo hay que empezarlo a mirar. Por que aquí solo es represión”, afirma.

Según Vélez el país está enfrentado a una situación de una población que tiene problemas de salud mental y drogadicción crónica y tiene que abrir la discusión en lo que el mundo está trabajando: Procesos de Disminución del Riesgo y Daño.

“Canadá y países desarrollados están trabajando en disminución del daño. Es decir, nosotros no podemos dejar de reconocer que hay unas personas que por su situación de salud mental y cronicidad en la drogadicción ameritan una intervención que tiene que ver con una discusión que el mundo está dando hoy y que muchos países están implementando, y es la disminución del riesgo y el daño.

César Hernández, médico de la Secretaría de Inclusión, explica que la mezcla de sustancias como el bazuco y el pegante, está generando daños en la salud física y mental. Agrega que para la solución de la drogadicción se tiene que trabajar con base en la recomendación de la Organización Mundial de la Salud y es en tratamientos ambulatorios.

“En Medellín tenemos una población de niñez, adolescente que consume, principalmente marihuana y drogas sintéticas, pero hay una población catalogada como habitantes de calle adultos que consumen el bazuco”, apunta.

Drogadicción, mal de males

La principal consecuencia para llegar a la indigencia, según expertos, es la violencia intrafamiliar y el consumo de alucinógenos se adopta como un camino consecuente y sumerge a sus víctimas en una adicción que evade cualquier solución represiva.

Medellín sufre por la drogadicción. Más de 3.500 personas que habitan la calle padecen su adicción y, aunque la oferta institucional de la ciudad—modelo en el país—les garantiza salud, comida, vivienda y resocialización, el énfasis de trabajo es con 20.000 hombres, mujeres, incluso niños y adolescentes, que están a un paso de tocar fondo.

De acuerdo con el más reciente Estudio Nacional de consumo de sustancias en Colombia del Observatorio de Drogas de Colombia el uso de esos elementos ilícitos en el país se está incrementado.

Reveló el mismo análisis que el consumo de cualquier sustancia ilícita alguna vez en la vida (marihuana, cocaína, bazuco, éxtasis o heroína) pasó de 8,8 % en el 2008 a 12,2% en el 2013, y determinó que alrededor de tres millones de personas han consumido drogas ilícitas alguna vez en su vida.

Para Luis Bernardo Vélez, secretario de Inclusión Social de la capital antioqueña, lo primero que se debe comprender en el análisis de la problemática relacionada con el consumo de drogas, es que las grandes capitales como Medellín y Bogotá están enfrentadas a una oferta de estupefacientes y sicoactivos muy compleja y que la fortalecen las redes de microtráfico.

“Para mi el problema más complejo hoy de Medellín es la drogadicción, porque es que esto está siendo el combustible para problemas de mendicidad, seguridad, criminalidad, habitantes en calle, violencia intrafamiliar y riñas callejeras que han dejado alrededor de 15 habitantes de calle muertos en el 2016, muchos de ellos por peleas debido al consumo”, considera.

Medellín la de más consumo

El mismo informe del Observatorio de Drogas, denota que el consumo muestra gran variabilidad entre los territorios. “Medellín y su área metropolitana tienen la mayor tasa de consumo del país con el 8,2%, seguido por Quindío y Risaralda, con prevalencias superiores al 6%, Antioquia y Meta que superan el 5%”, establece.

Vélez revela que en la caracterización que han realizado la Administración Municipal se encontró que hay un aumento de la población joven de habitantes de calle. Personas entre 18 y 25 años, están llegando cada vez más a esa condición, en la que también empiezan a caer muchachos de estratos medio y alto.

“Además, la mayoría de esta gente es de Medellín y el área metropolitana, y no de otras ciudades, como muchos creen”, explica.

El funcionario, a su vez, denuncia que la violencia intrafamiliar, y luego las drogas, son las causas más frecuentes por las que las personas llegan a un estado de indigencia.

“La violencia expulsa a las personas a las calles, desde un niño hasta un adolescente. Ahí entran al mundo de las drogas y quedan atrapados. Hay médicos, ingenieros, políticos y ‘ojiverdes’”, apunta.

De las 838.991 personas que se estima, según informes del Ministerio de Justicia, tienen una adicción a las drogas o consumen esas sustancias ilícitas en Colombia, 227.193 están en Medellín y su área metropolitana.

Vélez lamenta la indiferencia de la sociedad frente a un problema de salud tan grave como la drogadicción y lo que deriva de ella y recalca que la responsabilidad no es solamente del Estado.

“Lo que hay preguntarse es ¿qué está haciendo la familia?, y ¿qué está pasando para que llegue tanta gente a la calle? Porque esta no es una labor solo del Estado. ¿Dónde está la familia, la comunidad, toda la sociedad para que haya redes de apoyo?”, agrega.

El Secretario Vélez que, antes de asumir el cargo como líder de temas sociales en la Alcaldía de Medellín, fue concejal y dio polémicos debates cuestionando los modelos policivos como única solución para enfrentar problemas de habitantes de calle y drogadicción, hace un llamado a la reflexión de la sociedad:

“Hay gente que cree que la drogadicción no tiene que ver con ellos, pero puede ser su hijo o el de otra persona. El ser humano cada vez se siente más solo, encuentran hogares de violencia y no de afecto”.

Enfoque contra adicción

La primera tarea que se propuso Vélez al llegar a la Secretaría de Inclusión, dice, fue recuperar la confianza de los habitantes de calle en la institucionalidad.

“Los habitantes de calle no estaban aprovechando al oferta nuestra. En el gobierno anterior el enfoque era muy de criminalizar a estas personas y muy policivo, y se atacaron las ollas de vicio, entonces lo que hicieron esas personas fue huir y no iban a nuestros centros de atención.

Una de las estrategias que actualmente promueve la Alcaldía de Medellín, es la de un sistema de habitantes de calle que inicia con un trabajo desde las aceras, con el propósito de acercarse a quien está en calle hasta hacer todo el trabajo de resocialización.

La ciudad es abanderada en el establecimiento de una política pública de habitantes de calle, que rige en el territorio desde noviembre de 2015. Para los programas en torno a la problemática, el Concejo aprobó 25.000 millones de pesos de presupuesto para el 2017, dirigidos a estrategias de habitantes de calle, y todo el sistema que comprende los programas de resocialización.

Ese presupuesto ha venido reduciendo con respecto al estipulado durante gobiernos anteriores, aclara Vélez, quien añade que en 2015 la ciudad, para trabajar la problemática, contó con recursos del Fondo Medellín para la Vida, “por lo cual tuvimos casi 500 personas en el Hospital Mental cuando llegué, situación que era inmanejable”.

“El programa lo llamamos Sistema de Atención al Habitante de Calle Somos Gente y entender esto significó la connotación de que son personas, no extraterrestres, ni desechables”, enfatiza.

A través del modelo la Secretaría de Inclusión asegura que en 2016 resocializó 150 habitantes de calle, de los cuales 100 hoy son empleados en cooperativas, panaderías o Emvarias. Además, en las granjas productivas se atienden 49 de estas personas.

“A finales de enero abrimos la segunda granja y un proyecto que será para la población en vulneración. Se llama la Escuela de Oficios para la Inclusión”, anunció Vélez.

Preocupa tipos de drogas

Dentro de la problemática por el consumo de drogas, las autoridades de Medellín han llamado la atención de entidades médicas y organismos de seguridad sobre los niveles de adicción, que cada vez están siendo más complejos que en años anteriores.

Vélez asevera que debido a los sicoactivos y drogas que se les están suministrando, muchas son mezclas que lo que hacen es aumentar la adicción, los consumidores se están volviendo más agresivos.

“Por eso es que la gente dice: por qué estoy viendo en Medellín drogadictos que se les tiran a los carros o son agresivos, es porque pierden el juicio al tener una adicción más grave y el síndrome de abstinencia es más fuerte en ellos”, concluye.