Derrumbe en unidad residencial tiene en gran riesgo a Rodeo Alto
Afectados dicen que problemática en el conjunto viene desde hace 10 años. Aún no hay solución.
Periodista de la Universidad de Antioquia. Al igual que Joe Sacco, yo también entiendo el periodismo como el primer escalón de la historia.
Nervios, tristeza, rabia e impotencia se ven en las miradas de los habitantes del conjunto residencial Atavanza, en Rodeo Alto, comuna 16, Belén. Desde la madrugada de este miércoles, un deslizamiento revivió el temor que padecen hace 10 años por cuenta de una montaña que se cae a pedazos sin que —según ellos— las constructoras y las autoridades hagan lo suficiente para atajar el problema. Hoy se hará una reunión entre el Dagrd y otras dependencias de la alcaldía con la comunidad para buscar una solución definitiva.
“Es un estrés vivir aquí”
Anthony Sandoval fue uno de los 200 habitantes de la torre 7 que se despertó a las 3:00 a.m., cuando los vigilantes llegaron con prisa a su puerta para avisarle que debía salir de inmediato, pues el derrumbe que se había llevado un muro de contención ahora amenazaba la torre. Aún conmocionados, él y su familia bajaron las estrechas escaleras desde el piso 14 para ponerse a salvo. Esta fue la segunda vez, en los últimos 15 meses, que los vecinos de Atavanza tuvieron que vivir una noche similar.
La magnitud de la emergencia bloqueó el acceso a Atavanza, a otros seis conjuntos residenciales y a una vereda, dejando a más de 10.000 personas aisladas.
Juan Pablo Jaramillo, habitante de la Torre 4, está en una disyuntiva. Por un lado, él y su familia no se sienten seguros, pero de otro lado entienden que la solución para ellos no es dejar las cosas a la deriva, pues el inmueble constituye el patrimonio familiar.
Alberto Arroyave, otro propietario con siete años en Atavanza, resumió lo que ha padecido desde que comenzaron a aparecer los problemas: “Es un estrés vivir acá. Nos despertamos, abrimos la ventana y lo único que vemos son deslizamientos”.
De acuerdo con Nicolás Rueda, administrador de la unidad residencial, el deslizamiento ocurrido ayer es el culmen de los problemas que hace 10 años viene mostrando Atavanza y que ha generado demandas contra las empresas Covin S.A. y Bienes Raíces Calle 7 S.A. en la Superintendencia de Industria y Comercio.
Según Rueda, un muro de contención fue construido en diciembre de 2021 por las compañías para solucionar el derrumbe ocurrido en marzo de ese año en el mismo punto. Sin embargo, la estructura no tenía los 48 anclajes complementarios que debían instalarse en el talud para que la obra fuera efectiva. Por esto, el nuevo deslizamiento desplazó el pesado muro más de 15 metros. Airado reclamó que esto es muestra suficiente de la negligencia de las empresas.
Gloria Castañeda, presidenta del consejo de administración de propietarios, indicó que ha notado que los deslizamientos asedian el terreno sobre el que descansan los siete edificios de Atavanza. No obstante, la situación se ha vuelto más grave desde el año pasado y, preocupada, apuntó a que solo un plástico “garantiza” que no se ahonde el problema.
“Tenemos dos focos principales: el derrumbe cerca de la Torre 7 que tiene en riesgo de colapso el salón social y la piscina; y las afueras de las torres 2 y 3 donde aparecieron grietas de tensión. Tememos que si continúa el segundo deslizamiento quedarían expuestos los cimientos de las dos torres”, narró.
A concertar solución
Desde el Dagrd informaron que, hasta ahora, las estructuras no tienen riesgo de colapso. No obstante, se mantendrá monitoreo en las zonas afectadas. La entidad también informó que Covin S.A. iniciará el desmonte controlado del muro de contención caído. Se informó que se habilitará una zona peatonal segura y se espera la próxima semana habilitar el paso de vehículos. Por ahora se mantendrá el cubrimiento con plástico para evitar que el agua se filtre en los puntos afectados.
Mañana será la reunión entre comunidad, varias entidades de la alcaldía, la personería y la constructora para determinar otras soluciones. Mientras tanto, don Alberto se pregunta “¿cuándo terminará esta zozobra?”.
EL COLOMBIANO intentó contactar con los ingenieros de la constructora que se hallaban en Atavanza pero informaron que no habría declaraciones a la prensa.