En Medellín 40 parques y canchas son “fantasmas”, pero referente de las comunidades
Parques y placas polideportivas, o son de particulares, encartados con ellas, o no tienen dueño.
La primera entrevista que hice, a los 8 años de edad y con la ayuda de mi padre, fue al futbolista Andrés Escobar. Desde ese día no he dejado de hacer preguntas, ni de amar el periodismo. Soy egresado de la Universidad de Medellín.
Son canchas del barrio, espacios para la lúdica o el punto de encuentro de habitantes, lugares que están deteriorados y, a la hora de pedir a la Alcaldía que sean intervenidos, autoridades y habitantes se llevaron una sorpresa: no hacen parte de los bienes del Municipio.
Estos parques, plazoletas o polideportivos son considerados escenarios fantasmas, ya sea porque, a pesar de su apropiación por parte de las comunidades, pertenecen a particulares o tienen matrículas ficticias (con datos incongruentes o falsos).
En total, la Secretaría de Bienes y Suministros reporta que, desde agosto del año pasado se identificaron 96 espacios o lotes en esta condición. No obstante, destaca, que aunque ya se avanza en la regularización (matrícula a nombre del Municipio o particulares) de 42 de esos lotes, otros 40 están baldíos o están siendo analizados para encontrar su propietario.
Ricardo León Giraldo, subsecretario de Gestión de Bienes de esa dependencia de la Alcaldía, revela, además, que a la fecha 14 predios están identificados como baldíos (que no pertenecen legalmente a nadie) y serán declarados en esa condición, por lo que pasarán a nombre del Municipio, es decir, serán propiedad pública luego de surtir trámites legales.
Urgente definir su dueño
El concejal Carlos Alberto Zuluaga, reporta que la situación más crítica se presenta con nueve predios que están sobre quebradas, “como es el caso de la cancha Torremontana en los Alcázares, un espacio muy frecuentado pero con un problema ambiental grave”.
“A otros nueve lotes, en los que funcionan escenarios deportivos, no se les ha podido verificar la identidad del propietario, es decir, no hay información catastral”, señala.
Zuluaga añade que, además, ocho predios aparecen registrados en las bases de datos de la Alcaldía con matrículas ficticias, y siete de esos espacios—placas polideportivas—ni si quiera están en el radar del Inder, entidad encargada de la administración de los escenarios deportivos.
“Para estos espacios con matrícula falsa o ficticia es urgente que el Municipio haga uso de la ley de baldíos y que se apropie de ellos, pues son espacios de interés de la comunidad y requieren ser intervenidos”, precisa.
Sin embargo, ese procedimiento es complejo y podrá tardar años, aclara la Secretaría de Bienes: primero se tiene que cumplir con la formación catastral, que es saber la ubicación del predio y sus linderos.
Según indica la dependencia, se requiere la participación de la Dirección de Planeación, para que emita un concepto de uso del suelo y descartar que esté en alto riesgo o que sea reserva ambiental.
Luego, el despacho de Instrumentos Públicos solicita la carencia de identidad registral, que es determinar que el predio no pertenece a nadie, y se publica en gaceta oficial, que es una resolución de declaración del bien como baldío, y que hace las veces de escritura pública.
“Unos son de entidades públicas, otros de particulares, y con ellos se trabaja para ver si se pueden enajenar, depende del presupuesto con que cuente el municipio”, apunta el concejal Zuluaga.
Pagan y no lo disfrutan
Otro caso, que reviste el análisis de las autoridades locales, según Zuluaga, es el de la cancha El Mosco en el barrio Buenos Aires. Este tradicional espacio de la comuna 9, donde se realizan torneos de fútbol, es propiedad de un grupo de particulares.
Uno de los dueños, Óscar Aguirre, comenta que se hizo propietario del lugar por herencia familiar, pero mientras buscaba el consenso de los socios para una venta del predio la comunidad se fue apropiando del espacio.
“Nos cobran casi 300.000 pesos trimestrales de predial y no podemos hacer nada con ese lote. Ahí no se puede construir, porque es zona de reserva según el POT. Por eso pedimos que la Alcaldía y el Inder lo compren, porque ya la gente se apropió y hasta luces para jugar de noche le pusieron”, afirma.
Una realidad diferente es la del parque Gaitán, en Manrique. Allí, José Joaquín Rojas comenta que los habitantes hacen mantenimiento del espacio, lo pintan de cuenta de ellos.
“Hasta 2.000 personas llegan al parque un fin de semana. Pero está sucio, sin mallas. Incluso mujeres embarazadas que pasan cerca han sido golpeadas con balones. Lo paradójico es que el Municipio no le invierte porque no es de él, pero el Inder sí da clases de basquetbol y baloncesto”, concluye.