Antioquia

Ciudadanos sienten que hay escasez de taxis en Medellín

Aunque estos días decembrinos se siente más, el problema viene de atrás. Hace diez años no se abren nuevos cupos y en horas pico abordarlos es una odisea.

Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.

22 de diciembre de 2016

No es por diciembre, así se note más: en Medellín parece haber una escasez o por lo menos insuficiencia en el número de taxis para abastecer una demanda que ha crecido en los últimos años y que ha vuelto muy complejo acceder a un vehículo amarillo, sobre todo a determinadas horas del día.

Lo viven viajeros como Milena Gutiérrez, quien hace quince días aterrizó en el aeropuerto Olaya Herrera procedente de Bogotá, con dos hijos de 9 y 11 años, a las 5:30 p.m.

Ella venía a pasar unos días en Medellín tras varios años de no visitar la ciudad. Y la primera incomodidad la experimentó intentando tomar un taxi en el acopio.

“Estoy acá desde las 5:30, la fila está muy larga, oscureció y nada que llego a la punta”, dijo tras más de una hora de hacer una fila muy ordenada y controlada por un señor que sirve de enlace para que los pasajeros aborden los taxis.

Incluso, allí se invita a los ciudadanos que van con destinos similares a compartir el taxi, y aunque no todos acceden, muchos sí toman esta opción para facilitar los desplazamientos.

“Los viernes es más complicado, yo trato de ayudarles a todos pero a veces son muy escasos los taxis”, dice el ciudadano. Allí hay varios que cumplen esta misma función.

Tras una hora y 27 minutos de espera, Milena aborda el taxi, e incluso el pasajero que está antes de ella le cede el turno al verla ya agotada y lidiando con maletas y niños.

La situación no es aislada sino que se repite con frecuencia y no solo allí sino en otros lugares de la ciudad.

Andrés Álvarez, visitante permanente del complejo administrativo La Alpujarra, lo vivió la semana anterior cuando en las horas del mediodía intentó tomar un amarillo para desplazarse hacia el sur de la ciudad. Cuenta que le tocó esperar casi veinte minutos para poder abordar uno.

“Me pasa seguido, hay horas en las que toca hacer una fila larga y no siempre fluye rápido”, dice el ciudadano, que sí preferiría tener un servicio más rápido y ágil, pues por algo se acude al taxi buscando comodidad, exclusividad y ahorrar tiempo. Y no tiene sentido perder minutos en un acopio si lo que se quiere es llegar rápido.

Oferta y demanda

Pese a estas consideraciones, la situación es mirada de otra manera por la Secretaría de Movilidad de Medellín, que considera, por ahora, que el de taxis es un servicio especial, que se rige por los principios de la oferta y la demanda y en esa medida hay horas y momentos del día o del año en los que acceder al servicio puede ser más complicado.

El subsecretario Técnico de la dependencia, Donald Calle Guerra, explica que todos los medios de transporte tienen momentos pico en los que hay más demanda de los usuarios.

“Cuando se satura la capacidad de los diferentes nodos de transporte se tiene en cuenta no el momento más crítico o atípico del año sino todo el año, porque si no el resto del año habría sobreoferta de cualquiera de los nodos”.

Añade que los taxis, pese a ser servicio público, es individual y tiene particularidades que hacen más compleja su operación respecto a los buses o el metro. Mientras estos inician operación en horas fijas, de 4:00 a.m. a 11:00 p.m. y tienen que tener determinadas unidades vehículos y un número de despachos fijos en diferentes horas del día, con los taxis es diferente: un taxista por su potestad o del dueño del vehículo puede decidir no sacarlo cuando llueve fuerte o haya situaciones que no le convengan a su labor.

“Por ejemplo, ellos no están obligados a prestar servicio las 24 horas del día en la legislación colombiana”, señala el subsecretario.

Admite que hay momentos cuando los usuarios sienten que no hay taxis, pero es porque están condicionados por la demanda. Hay situaciones que visibilizan más el problema: si llueve, si es fin de semana, si está reactivado el comercio, como en diciembre.

Los fines de semana, en horas nocturnas, las empresas ni responden en el conmutador para ofrecer el servicio a domicilio. El problema es visible.

Según Donald Calle, en Medellín hay registrados 21.765 taxis como capacidad transportadora, pero debe considerarse que la ciudad es el centro de un área metropolitana conurbada e interconectada y los taxis de cada municipio también llegan a la capital y viceversa.

“Si la persona toma un taxi y va para Caldas no tiene que bajarse en Itagüí a tomar otro sino que el mismo lo lleva a su destino final”, advierte.

Puede considerarse

Como el debate está servido y parece ser un clamor de los ciudadanos, que por estos días se ven cargados de paquetes o maletas casi implorando para que un taxi les pare y los transporte, hay voces en favor y en contra de que se revise el tema de los cupos, que quedaron cerrados hace diez años y no se han abierto más, pese a que la ciudad ha crecido.

Fabián Quintero, presidente de Tax Individual y ligado al gremio hace décadas, argumenta que, según los estudios, “existe una muy buena capacidad de respuesta para atender las necesidades de los ciudadanos. En el Informe Medellín cómo vamos, este año la satisfacción de los usuarios es del 81 por ciento, por encima de otros sistemas de transporte público, incluido el metro”.

Quintero reconoce, sin embargo, que hay medidas que restringen la prestación del servicio, como el pico y placa. “Esta restricción debería levantarse para esta modalidad de transporte, que es esencial para la región, ya que afecta la prestación del servicio en cuanto hay un número importante de vehículos que deben permanecer inactivos”.

El directivo pide que, como modalidad de transporte, se integra con el resto de sistemas y por ello debería tener carriles exclusivos compartidos con los buses. Para esta nota hemos hecho diversos recorridos por la ciudad y las escenas se repiten: personas con paquetes, niños, maletas, y muchachos agitando trapos, casi que arriesgando sus vidas, intentando que los taxis paren.

Hugo Reinoso, taxista, señala que le pone triste ver estas situaciones, pues él quisiera prestar el servicio, pero se siente impotente.

“No es falta de taxis sino que en las horas pico, sobre todo de 4:00 p.m. a 7:00 p.m., sale todo mundo y toda la ciudad se congestiona, pero en el resto de horas veo la oferta y la demanda parejas”.

Dice que el pico y placa le parece buena medida porque es la única manera de obligar a los taxistas a descansar.

Sergio Ignacio Soto, presidente (e) de Fenalco, recalca que el servicio de taxis está bien calificado y que va al compás del excelente servicio de transporte público que tiene la ciudad.

“Lo que pasa es que por oferta y demanda estos últimos días hay una gran movilidad de ciudadanos, se atiborran los centros comerciales, los supermercados y nunca va a haber oferta suficiente”.

Pese a ello, advierte que si hace diez años no se renuevan los cupos, tal vez sea el momento de revisar la situación, pues la ciudad ha crecido en infraestructura y población.

“Es una ciudad de congresos, de eventos, y hay que abastecer ese público, los 450.000 visitantes que llegan a la ciudad en temporadas como esta de diciembre”, recalca Soto.