Antioquia

130 millones costó devolver a Medellín el carro que se usó en el sepelio de Chávez

28 de julio de 2015

A la funeraria San Vicente le tocó pagar 130 millones de pesos para comprar la limusina fúnebre Ford Lincoln 98 que era de su propiedad y que prestó, sin cobrar un solo peso, para las honras fúnebres del presidente venezolano Hugo Chávez, que se celebraron en Caracas en marzo del 2013.

El lujoso vehículo, que fue visto a través de los medios de comunicación por el mundo entero cuando, con una enorme bandera de Venezuela en el techo, trasladó el cuerpo del mandatario venezolano por las calles de Caracas en medio de la gente hasta el Cuartel de La Montaña, fue decomisado por la DIAN a finales de enero de 2014, alegando que hubo irregularidades en los trámites de aduanas al momento de reingresar el carro a suelo colombiano y que, por lo tanto, se consideraba como mercancía de contrabando.

La limusina en la que fueron llevados los restos del jefe de Estado del hermano país fue rematada como si se tratara de cualquier vehículo. Aunque la San Vicente trató de recuperarla en la subasta que se efectuó el pasado mes de junio, no lo logró.

Desde la funeraria explicaron que el remate se inició en 20 millones de pesos y que su última oferta fue de 109.500.000 pesos. El carro fue comprado en 110 millones por un comerciante antioqueño, con quien se contactaron posteriormente y, luego de una semana de ofertas y contraofertas, cerraron en trato.

El vehículo fue adquirido por Luis Fernando Arango, gerente general de la funeraria en el 2002. En ese entonces le costó 55 millones de pesos y no era un carro funerario. Fue el propio Arango quien lo rediseñó. La transformación le costó 50 millones de pesos más.

“Me siento pleno, exactamente como cuando un hijo vuelve a casa. Eso sí, siento que esto fue muy injusto”, dijo cuando se le preguntó cómo se sentía por haber recuperado la carroza y por la suma que había tenido que desembolsar.

El problema legal se presentó porque, cuando el carro fue requerido por Venezuela, las autoridades de ambos países agilizaron todo y la carroza fue sacada desde el aeropuerto de Rionegro en una aeronave de la aviación venezolana que despegó desde la zona comercial, pero para la entrega, el carro fue dejado en la frontera con Colombia, donde un empleado de la funeraria lo llevó a Cúcuta y desde allí a Medellín. La Gerencia de la funeraria aseveró que en la aduana de Cúcuta les indicaron verbalmente que no había problema en terminar el trámite con la DIAN en Medellín, pero no fue así.