Campesinos antioqueños dicen que los tumbaron con la plataforma Agrapp
La plataforma promete conectar a inversionistas con campesinos para apoyar proyectos con buenas rentabilidades.
Administrador sin ejercicio y periodista sin sección
Agrapp, la iniciativa tecnológica que prometía convertirse en la solución para que cientos de campesinos financiaran sus proyectos productivos, terminó convirtiéndose en un dolor de cabeza para buena parte de ellos, que ahora no saben cómo safarse del proyecto y pagar las deudas que ahora los tienen al borde de un reporte en las centrales de riesgo y hasta del embargo de sus fincas.
Agrapp, dice una nota de la Revista Forbes de marzo del 2020, “es una startup creada por jóvenes que nació con el objetivo de conectar proyectos productivos en el campo con inversión real en la ciudad”. La empresa, fundada en agosto del 2018 por Carlos Zubieta y David Duarte, tiene un propósito que le mueve la fibra a cualquiera: conseguir recursos de personas como usted o como yo para que un campesino desarrolle un proyecto productivo (un cultivo de 400 plantas de granadilla, por ejemplo), mejore su calidad de vida y a cambio, el inversionista recibe una rentabilidad cercana al 20% efectivo anual.
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Además, el inversionista puede invertir desde su casa entre un abanico de proyectos desde $500.000 y en un par de clics: en el sitio web de Agrapp hay una lista de proyectos con la foto y un video de presentación del campesino que sería beneficiado, la ubicación del proyecto y una corta reseña.
No es necesario que una sola persona financie todo un proyecto, entre varios inversionistas se pueden juntar y reciben la rentabilidad de acuerdo a lo que aportaron. Como una vaca, o un crowfunding, como se dice en el mundo de las startups.
Semejante proyecto tan innovador ha sido reseñado en todas partes: en Forbes, en La República, en Portafolio, en EL COLOMBIANO. “Nuestro propósito es ser el motor financiero del sector agrícola, conectando los eslabones que hay en la comercialización de un cultivo. Cuando una persona invierte en Agrapp, nuestra relación con esta va hasta que finaliza el cultivo”, dijo Zubieta en este diario en septiembre del 2022.
De acuerdo con la información disponible en el sitio web, donde ya solo aparece un proyecto productivo para aportar (el de William Pérez, que dice necesitar $7.900.000 para aumentar y mejorar su producción de aguacate hass en La Argentina, Huila), en la plataforma han invertido más de 3.700 personas.
Una de esas es Sebastián González, un joven antioqueño que entre septiembre del 2022 y enero del 2023 aportó para tres proyectos productivos, pero que a la fecha no solo no ha recibido ningún retorno de ellos, sino que está en una batalla jurídica con la empresa porque asegura que han incumplido los contratos de diferentes maneras: al ingresar con su usuario y clave de inversionista a la plataforma ya no puede ver el detalle de sus inversiones, ni siquiera los contratos de mandato que firmó con la empresa. Dice que rápidamente dejó de recibir los reportes mensuales de los avances de los proyectos productivos, como se comprometió Agrapp. Incluso, se dio cuenta de que uno de los proyectos en el que invirtió hace más de un año, nunca empezó, y no tiene razón de a donde fue a parar su plata.
En este punto es importante una claridad: Agrapp no les entrega a los campesinos el dinero que recauda, sino que con ese recurso les da unas capacitaciones, un acompañamiento técnico y les provee todos los materiales e insumos necesarios para que el proyecto peleche. O al menos así era en la teoría.
Pues bien, Sebastián empezó a mostrar su inconformidad por redes sociales y por diferentes medios y allí se encontró que él no era el único que no sabía a dónde había ido a parar su dinero ni por qué no había empezado a recibir retornos, aún cuando las perspectivas mostradas por Agrapp desde un principio eran tan optimistas. Otros inversionistas se han unido y ahora tienen un grupo de Whatsapp en el que hay más de 30 personas con reclamos similares. Incluso, han logrado saltarse la barrera de Agrapp, que actúa como intermediario a cambio de una comisión del 8% en cada proyecto, y ponerse en contacto con algunos de los agricultores que, para su sorpresa, también se sienten defraudados y abandonados por la empresa.
Es el caso por ejemplo de Yamid (San Vicente, Oriente antioqueño) y Liliana (Amagá, Suroeste antioqueño) y más de una decena de campesinos antioqueños que empezaron hace aproximadamente dos años a sembrar granadilla con la promesa de que con la financiación de personas como Sebastián, a través de Agrapp, la iban a sacar del estadio. Al comienzo del proyecto, recibían las asesorías y las visitas técnicas que debían ser mensuales durante casi tres años, pero al cabo de unos meses dejaron de recibirlas. Yamid dice que, antes de dejar morir la hectárea que cultivó, les hacía hasta 30 llamadas diarias a Agrapp para que volvieran a visitarlo y a llevarle los insumos, pero nunca le contestaron. Solo aparecieron, dice él, casi seis meses después, cuando ya había abandonado el proyecto, para cobrarle los $29 millones que, según la empresa, habían invertido en él. Algo muy parecido le pasó a Liliana y a otros campesinos del Suroeste que también comenzaron con proyectos de granadilla, pues se dieron cuenta de que, pese a que la plataforma recibía inversiones para cada proyecto por separado, les daba las capacitaciones y las visitas técnicas a todos los agricultores de la región juntos. Ella y otros tantos decidieron abandonar el proyecto porque desconfiaron de la empresa y ahora tienen facturas por pagar de cerca de $30 millones y la amenaza de un reporte en data crédito o incluso del embargo de sus fincas. Ella, por ejemplo, dice que le están cobrando una guadañadora y una manguera que nunca recibió. El de Liliana fue uno de los proyectos donde Sebastián invirtió hace casi dos años y del que todavía no tiene respuesta.
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“Hola, me acabo de unir, les cuento que invertí en un proyecto con la señora María en diciembre del 2022 y supuestamente me devolvían una parte en junio. Llamé y me dijeron que estaba retrasado el proyecto, entonces fui en diciembre a las instalaciones en Bogotá y me dijeron que en la página estaba todo el proceso y llamo a los números que tengo y nunca me contestan. Hoy llamé a la agricultora y me dijo que ella ya no trabaja con Agrapp hace rato, pero el informe que yo veo dice otra cosa”, se lee en uno de los últimos mensajes del grupo de inversionistas que sienten que los tumbaron.
Algunos de ellos han querido dejar sus mensajes de inconformidad en las redes sociales de la empresa, pero los comentarios están bloqueados. Hace un par de semanas, Agrapp publicó en su perfil de Linkedin que había firmado una alianza con el Fondo Nacional de Garantías, para respaldar las inversiones de los proyectos que no lleguen a buen puerto en un monto entre el 50% y el 90% de la inversión. El pasado abril, los representantes de Agrapp estuvieron en una rueda de negocios del sector agro promovida por el ministerio del Comercio en Cartagena. Hace un año, en junio, se ganaron una convocatoria de la Superintendencia Financiera y del Banco Interamericano de Desarrollo para recibir asesorías que los ayuden a cumplir por los requisitos necesarios para obtener un certificado de la Superfinanciera (que no vigila todavía las operaciones de Agrapp) y el reconocimiento por parte de Colombia Fintech.
Actualización del 29 de julio del 2024
Ante estas denuncias David Ricardo Duarte, el fundador de la empresa, asegura que aunque las quejas sean cinco o seis (de los testimonios recogidos para esta nota) o 30 (los miembros del grupo de Whatsapp) son proporcionalmente pocas si se compara con la cantidad de clientes que tienen y eso, según dice, hace parte de las dinámicas normales de cualquier empresa. A quienes se sienten defraudados porque sus inversiones no han dado frutos, Duarte les responde con unas disculpas “a nivel personal y profesional”. Dice que como empresa han tenido muchas oportunidades de mejora y que trabajan todos los días en materializarlas y “afrontar mejor los retos, las dificultades y la bonanza que puedan llegar a venir”.
Reitera que ni los cronogramas de pago ni las rentabilidades están asegurados y que estos se pueden ver afectado por circunstancias naturales como el Fenómeno del Niño. Sobre los 10 proyectos en Antioquia que nunca arrancaron a pesar de que Agrapp sí recogió plata para ellos, dice que los incumplieron fueron los agricultores y que el caso ya se encuentra en manos de la justicia. Finalmente, sobre las quejas de los tiempos de respuesta a los inversores o agricultores, asegura que la capacidad suya y de la empresa es limitada, que no tiene un gran equipo de respaldo ni un gran patrocinador. Por eso mismo, afirma, bloquearon los comentarios en las diferentes redes sociales, pues, según él, no tienen el equipo suficiente para responder y priorizaron canales como el teléfono y el correo electrónico.
Nota: si es inversor o agricultor de algún proyecto de Agrapp y quiere contar su caso, escriba al correo electrónico alvarog@elcolombiano.com.co.