Sobre las mamás siempre se han dicho grandes cosas, por ejemplo, que son el símbolo del amor y el cuidado de los hijos. Y aunque esto en muchos casos puede ser cierto, con los papás los juicios siempre han sido diversos.
La verdad es que el padre actual es uno cada vez más interesado por el crecimiento y bienestar de sus hijos. Hoy es fácil ver por igual papás y mamás en las escuelas, participando en reuniones de padres de familia o asistiendo a las diferentes actividades y eventos de sus hijos.
Hablamos de un papá que desde la concepción participa en todos los momentos del desarrollo del menor: asiste a los cursos psicoprofilácticos, ingresa al parto, le da el tetero al bebé y le cambia los pañales. Y más allá de las responsabilidades en cuanto a los cuidados de los pequeños, se trata de un hombre que cada vez quiere saber más sobre las cuestiones familiares y del hogar, se inscribe en cursos de cocina, va a mercar, hace las tareas con los niños. Un padre que se involucra completamente en la formación de sus hijos y que, cada vez, gana protagonismo en la familia y la sociedad.
Este fenómeno del renacimiento del padre o de la aparición de los nuevos padres se da como respuesta a los grandes cambios que ha tenido la sociedad en los últimos años. Con la salida de la mujer al mercado laboral, se ha dado el eclipse del tipo de padre que era visto principalmente como el proveedor y sustento económico. A partir de entonces las responsabilidades han ido redistribuyéndose entre hombres y mujeres, hasta el punto actual en el que ambos son claves, tanto en la vida afectiva de sus hijos como en sus procesos de formación.
Desde la primera y segunda guerra mundial comenzó a darse un quiebre en las estructuras familiares y, consigo, en esos conceptos preconcebidos de padre y madre. El sociólogo Rafael Betancourt, explica que mientras los hombres estaban en la guerra, las mujeres tuvieron que sostener los hogares y desde ahí empezó un fortalecimiento de la mujer en los ámbitos laborales, al ser ellas quienes tenían que sostener los hogares “A nosotros eso nos vino a llegar muchos años después, pero finalmente desde ahí vienen muchos de los cambios actuales”, afirma.
Asimismo, explica el experto, que en la década de los sesenta, con el boom de la libertad sexual, se empieza a dar un concepto de ser humano diferente. Especialmente, la mujer comienza a asumir y a vivir nuevos roles y a ganar derechos y libertades, mientras muchos hombres se desapegan o sacuden de conceptos tradicionalistas anclados en la historia.
En la actualidad la sociedad es la que más está impulsando el rol del papá como un padre activo y con mayor participación en el hogar, más cercano a sus hijos y más participe en su formación. “Hoy en día si como padres no estamos involucrados eso está mal visto por la sociedad”, enfatiza Betancourt.
¿Tipos de papás?
“La verdad es que más que tipos de papás existen tipos de familias”. Así lo sostiene la médica especialista en terapia familiar Elizabeth Gómez González, quien define la familia como el lugar donde se construyen los vínculos afectivos primarios, se aprende a manifestar los sentimientos y emociones y en donde “a partir de la convivencia, la cercanía y la influencia mutua de las personas se crean los principales vínculos afectivos”. En todo caso, según afirma la doctora Gómez, la función principal del padre es ser ese primer referente de afecto para sus hijos, en sus procesos de socialización, y en la comunicación de valores, principios y responsabilidades. Lo cierto es que los padres son quienes dan la identidad, así uno de ellos no exista o no conviva con los hijos. “Uno se proyecta de acuerdo con lo que ve en los padres”, puntualiza.
Tipos de familias
A medida que se han dado estos cambios sociales y culturales, no solo se ha transformado el rol del padre sino que también han aparecido diferentes tipos de familia en los que se reta el papel de estos con nuevas condiciones.
Nuclear: es la familia tradicional, compuesta por padre, madre e hijos. Aunque muchos la ven como la familia ideal, la verdad es que no existe tal concepto. Aquí encontramos tanto al padre que trabaja y deja la responsabilidad de la formación en la madre, como el caso contrario. O, la figura más común hoy, padre y madre que comparten responsabilidades por igual.
Monoparental paterna: cuando el papá se queda solo en el cuidado del hogar, ya sea por deseo propio, por una separación o por una circunstancia extrema. Es uno de los tipos de familia que más está creciendo en la actualidad y en ella el papá asume funciones no solo económicas, sino también afectivas y educativas.
Extensa: en esta cohabitan hasta tres generaciones. Son las familias en las que un hijo que ha conformado su propia familia, se queda viviendo con sus padres. Lo que puede ocurrir aquí, según la doctora Gómez, es que el nuevo padre se vea opacado por el abuelo que suele imponerse como figura de autoridad paterna, más en nuestra sociedad.
Reconstituida: los famosos los tuyos, los míos y los nuestros. El tipo de familia que más ha crecido en nuestra región. Aquí vemos un padre que es a la vez biológico y sustituto, pero que ahora, más que nunca, asume su rol con mayor compromiso, teniendo claro que el verdadero vínculo está en la cercanía y afecto que logre desarrollar con los menores.
Acordeón: en esta modalidad el padre es conocido como el “agente viajero”. Una figura paterna itinerante, que se pierde muchos momentos de la formación de sus hijos. Aunque puede seguir siendo una figura de afecto, corre riesgos de dejarlo de ser por lo que es fundamental que el tiempo que está con sus hijos sea de calidad.
Homoparental: a pesar de ser pocas, es una modalidad cada vez más formal, tras las leyes que han aprobado tanto el matrimonio homosexual como la adopción. Aquí encontramos diferentes variables: dos hombres que forman una pareja pero que previamente pudieron haber tenido hijos en una relación heterosexual o, bien, dos hombres que optan por adoptar.
El crecimiento de las familias monoparental y reconstituida, para el sociólogo Rafael Betancourt, se da como una contrarespuesta al esquema de la religión católica tan fuerte en nuestra cultura. “Hoy en día el hombre cada vez se está desapegando de creencias y se está planteando más espacios de libertad”, afirma.
En últimas, más allá de la familia a la que corresponda como padre, lo más importante es dar ejemplo y ser ese pilar fundamental en los procesos de identidad y formación de los hijos. El reto es lograr el equilibrio, entregando a estos el mayor afecto, pero con límites, imponiendo disciplina y a la vez gratificación. La doctora Elizabeth Gómez dice: “ser papá es como elevar una cometa, el éxito está en soltar, pero sabiendo amarrar para que esta no se vuele.