Recientemente se descubrió que el gobierno colombiano estaba permitiendo la entrada de miles de venezolanos al país para nacionalizarlos y votaran masivamente. En realidad este primer párrafo es falso. Y el título de este artículo, aunque es verdadero, tiene la intención de capturar su atención. Pero si ya estamos aquí, siga.
A principios de año circuló esa falsa cadena de Whatsapp con un mensaje en tono alarmante sobre lo que estaba sucediendo con la situación del vecino país y las elecciones presidenciales este año en Colombia. El Ministerio de Interior salió a desmentir, pero ya el daño estaba hecho.
Lo que sucede con este tipo de información es que no solo es falsa, sino que las personas tienden a creer lo que quieren creer. Les cuesta trabajo cambiar las ideas o creencias porque los saca de la zona de confort; prefieren encontrar ideas que se amolden a sus creencias. Así es como un vegetariano no va a encontrar bondades en la carne y, en su lugar, afianzará sus conocimientos leyendo sobre los beneficios de las verduras.
Sesgos cognitivos
Este fenómeno ha sido estudiado por la psicología social y evolucionista. Es conocido como sesgo por confirmación (confirmation bias), uno de los fenómenos cognitivos que interfieren cuando se toman decisiones. Consiste en una inclinación a dar más importancia y credibilidad a los datos que encajan con las creencias propias que a aquellos que las contradicen.
Según el psicólogo evolucionista León Arango Barrientos, este sesgo es la tendencia de una persona a favorecer la información que confirma sus suposiciones. “Ocurre cada que estamos ante una decisión, sobre todo si una idea entra en conflicto con la forma de ver el mundo”.
Este conflicto y su consecuente malestar es tratado en la psicología con el nombre de disonancia cognitiva. Es cuando dos ideas en su cabeza entran en contradicción y las soluciona buscando argumentos para validar lo uno y lo otro.
Ejemplo: usted sabe que el cigarrillo es perjudicial para la salud, sin embargo, ama fumar. Así que justifica ese cigarrillo diario diciendo que tarde o temprano todos vamos a morir y que algo ha de llevarlo hasta la tumba, así que qué mejor que ser feliz mientras tenga cómo.
El choque de ideas genera un malestar y el cerebro busca la mejor manera de resolverlo. Pasa con las noticias falsas. Cree o acepta la mentira como si fuera verdad porque le resuelve sus contradicciones.
Y aunque no es algo reciente, los sesgos y las disonancias cognitivas son más agresivos y peligrosos en la actualidad, cuando los algoritmos de las redes sociales y motores de búsqueda refuerzan las creencias y maneras de ver el mundo, precisa el especialista Arango (ver Informe).
Y hay más
A pesar de esto no es lo único que puede pasar con las noticias falsas alrededor de las creencias. Para el profesor de comunicación política de la Universidad Externado de Colombia, Carlos Andrés Arias, se dan fenómenos como los “anclajes cognitivos”, que en términos llanos es cuando “la gente tiene una serie de ideas dentro de un sistema de creencias que están anclados a las raíces culturales, dogmas y costumbres”.. Si bien este sistema modifica la manera en la que se toman decisiones, ambos expertos consideran que la mejor forma de no caer en la tentación de los sesgos por confirmación o los anclajes en el caso de las noticias falsas es, por ejemplo, pensar conscientemente al recibir la información y no decidir desde la emoción.
Ante estas dificultades nadie tiene la solución. Lo que sí aconsejan es entender que cada individuo juega un papel fundamental cuando se comparte un mensaje o una noticia. Lo importante es verificar, sin falta, esa información.