En torno a la estrella más cercana a la Tierra, Próxima Centauri, astrónomos detectaron la existencia de un planeta.
Aunque eso, por sí solo, sería noticia de primera magnitud, lo es más al conocerse que reside en la zona de habitabilidad, es rocoso y de tamaño parecido al de la Tierra (tiene un radio de 6.371 kilómetros), situaciones que abren las posibilidades de que pudiera contener agua y desarrollar vida, pero...
El planeta, Próxima b, es 1,3 veces la Tierra y su año dura 11,2 días, al residir a 7,5 millones de kilómetros de su estrella, mucho más cerca de lo que Mercurio está del Sol.
Próxima Centauri es una enana roja, con 14 % el radio y 12 % la masa solares. Está a 4,2 años luz y se cree que forma parte de un sistema triple junto a Alfa Centauri A y B.
Pese a su cercanía no es visible a simple vista por su menor luminosidad, 0,15 la solar, recordaron los astrónomos encabezados por Guillen Anglada-Escude, en el artículo en Nature.
La existencia del planeta se había sugerido en 2013 pero no fue posible confirmarlo. Luego de tres años de observaciones y estudios se concluyó que sí existe.
¿Habitable?
La pregunta que surge es si contiene agua líquida y puede desarrollar la vida, siendo habitable. Si bien reside en la zona donde podría existir el líquido en ese estado, no es garantía de nada.
Como explica Jorge Iván Zuluaga, astrofísico de la Universidad de Antioquia, “las enanas rojas son bastante agresivas en términos de producción de rayos X y partículas de mucha energía que pueden erosionar la atmósfera de los planetas que están muy cerca hasta, literalmente, ‘empelotarlos’”.
Sin atmósfera o con una muy tenue no tiene oportunidades de tener agua líquida. La esperanza de estos planetas es tener un campo magnético suficientemente intenso para evitar los efectos directos de esas partículas, aunque de todas maneras llegarían rayos X y UV que podrían calentar la atmósfera y evaporarla. Necesitan además una atmósfera gruesa, densa.
De acuerdo con el artículo, el planeta experimentaría flujos de rayos X 400 veces los de la Tierra.
Una posibilidad real es que Próxima b tenga rotación bloqueada, como la Luna con la Tierra, a la que siempre da la misma cara. “En el caso de planetas con atmósferas e incluso océanos, se sabe que el ‘bloqueo’ de marea no es una consecuencia obligatoria. La misma atmósfera puede ayudar a que la rotación se mantenga más rápida de lo que esperamos. E incluso en el caso de que la rotación estuviera bloqueada, 11 días de período no es tan mala para garantizar por ejemplo que haya un campo magnético relativamente intenso. Adicionalmente, si el planeta está cubierto casi todo por océanos (como sucede en la Tierra), el calor podría redistribuirse bastante bien entre el hemisferio iluminado y el oscuro, haciéndolo más ‘vivible’ de lo que creemos”, explicó el experto.
Para Anglada-Escude y demás autores, el planeta no debió formarse donde hoy está sino que migró ya formado o en su evolución.
El próximo paso será caracterizar su atmósfera –si existe– y buscar elementos que la compongan.
Próxima b, a no dudarlo, tendrá un impacto en el futuro interestelar de la humanidad al abrir el apetito por la exploración física de ese mundo que solo ahora se abre a nuestros ojos.
Hallazgo histórico.