No tiene nombre siquiera porque se creía poca cosa, pero nuevos análisis revelan que no es así.
Sí, 2007 Or10 no dice mucho. Era hasta hace pocos días un habitante más de esa fría y aún desconocida región más allá de Neptuno, que se traslapa con el cinturón de Kuiper, llena de cometas y rocas frías, congeladas, llamada disco disperso.
Allí residen 4 de los 5 planetas enanos reconocidos por la Unión Internacional de Astronomía aunque hay al menos 7 propuestos por algunos astrónomos y decenas más a la espera paciente de su estudio.
Los cinco planetas enanos reconocidos son Ceres (el único en el cinturón principal de asteroides entre Marte y Júpiter), Plutón, Eris, Haumea y Makemake, todos en Kuiper.
Pero vaya sorpresa, astrónomos usaron la segunda fase del telescopio espacial Kepler y el observatorio espacial Herschel para concluir que 2007 OR10 no estaba bien medido y, parece, es el tercero más grande, con un diámetro de 1.535 kilómetros, un tercio menos que Plutón y unos 100 más que Makemake. Haumea que tiene forma obloide (1.920 por 960 kilómetros) posee un eje mayor pero un volumen menor.
Todo indica que reúne las condiciones para ser un planeta enano, uno que aún no tiene nombre y que posee características llamativas.
“La revisión del tamaño hace muy probable que esté cubierto por hielos volátiles de metano, monóxido de carbono y nitrógeno”, en palabras de András Pál del Observatorio Konkoly en Budapest. Toda una proeza determinar esos detalles a tal distancia en especial porque tiene una superficie muy rojiza y oscura para su tamaño.
Es que es el tercer objeto de su tipo más lejano: se aleja hasta 100 veces la distancia Tierra- Sol o 15.000 millones de kilómetros, punto al que llegará en 2130. Solo lo superan Eris y V774104.
La UAI no ha declarado la intención de recibir nuevos planetas enanos en su lista, pero los hechos podrían llevar a esa decisión en una reunión futura.
Y el nombre quedará para los descubridores, Meg Schwamb, Mike Brown y David Rabinowitz, quienes lo detectaron en 2007.