Si se le cae algo a alguien, usted se lo recoge o sostiene la puerta para el que viene detrás así sea un desconocido. Amabilidad que distingue a los humanos y se creía exclusiva de la especie.
Pero no. Hay otros animales que están también dispuestos a ayudar a los extraños, unos parientes cercanos con los que compartimos 99% de los genes: los bonobos.
Estos grandes simios de la cuenca del Congo en África, reconocidos por su carácter amistoso, comparten comida con extraños según un estudio previo de Jingzhi Tan, de Duke University. En la nueva investigación Tan y colegas querían ver hasta dónde iba la amabilidad.
Estudiaron bonobos silvestres del santuario Lola ya Bonobo en la República Democrática del Congo.
En un experimento, encontraron que ayudaban a un extraño a obtener alimentos, así no hubiera una contraprestación.
16 bonobos fueron puestos, uno a la vez, en uno de dos cuartos adyacentes, separados por una barrera. Los investigadores colgaron un pedazo de manzana de una cuerda en el cuarto vacío, fuera del alcance.
Si los simios trepaban la barrera podían agarrar un palo de madera donde colgaba la manzana, que caía al alcance de un bonobo que entrara al cuarto contiguo
Los bonobos soltaban la fruta 4 veces con más frecuencia cuando un congénere no familiar estaba en el cuarto adjunto que cuando este estaba vacío.
Es más, no esperaban que les pidieran ayuda, la ofrecían. Los investigadores cambiaron el tamaño de la barrera en el cuarto de los desconocidos, para que pudieran estirar sus brazos pidiendo la fruta. En otras pruebas no se hacía eso. Los bonobos ayudaban con frecuencia a los extraños, así no les pidieran.
En otro experimento en el que veían simios desconocidos bostezando, también lo hacían, una forma de empatía denominada contagio emocional.
El impulso de ser amables con extraños pudo evolucionar en especies en las cuales los beneficios de vincularse con desconocidos eran más que los costos.