A las 10:53 de la noche la nave Juno, que lleva casi cinco años viajando por el espacio, se insertará en órbita alrededor del planeta en el cual desarrollará su misión de 20 meses: Júpiter.
Sí, el gigante planeta gaseoso, hoy a 869 millones de kilómetros de nosotros (150 millones de kilómetros más lejos que al momento del lanzamiento de la nave), ese que fue el primero que debió formarse en el Sistema Solar cerca al Sol y que luego emigró a su actual posición.
Un gigante 11 veces más grande y 300 veces más masivo que la Tierra compuesto más que todo de helio e hidrógeno y, tal vez para algunos, una estrella frustrada.
Ese será el objetivo de Juno, la nave del tamaño de una cancha de baloncesto (cerca de 15 metros de ancho por 28 de largo) que batirá una de las muchas nuevas marcas de su misión al acercarse a solo 4.667 kilómetros de las nubes superiores del llamado planeta joviano.
Acercarse a tal distancia no es cualquier nimiedad. No en el caso de Júpiter. Para Juno buscar los datos que persigue tiene que acercarse y estará en problemas, de acuerdo con Scott Bolton, principal investigador de Juno en el Soutwest Research Institute en San Antonio, Texas.
Ambiente pesado
Los problemas provienen del interior del planeta. Bajo las nubes de amoníaco y sulfuro de hidrógeno existe una capa de hidrógeno a tal presión que está líquido, metalizado, y es un conductor eléctrico, que sumado a la rápida rotación (su día es de solo 10 horas) genera un campo magnético que rodea el planeta con iones, electrones, protones casi a la velocidad de la luz, suficiente para destruir casi todo lo que se le acerque. La mayor radiación en el Sistema Solar.
“Durante la misión, Juno estará expuesta al equivalente a 100 millones de rayos X dentales”, en palabras de Rick Nybakken, director del proyecto en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la Nasa en Pasadena.
Un bombardeo gigante para una nave que tendrá 37 acercamientos (uno cada 14 días) y un recorrido de 560 millones de kilómetros en el año y medio que superarán la marca impuesta por Pioneer 11 en 1974, que se acercó a 43.000 kilómetros, radiación que poco a poco pasará su nota de cobro a la nave.
La órbita
Para sortear las dificultades, el equipo de navegación ideó una órbita oval. En cada trayectoria se acercará por el polo norte y con rapidez caerá a una altura bajo el cinturón de radiación en su camino al polo sur que la alejará del planeta y su potente campo magnético. Cada sobrevuelo cercano tendrá una duración de un día terrestre.
Juno está equipada para sortear las dificultades y disminuirlas: porta una especie de caja fuerte de titanio en cuyo interior va la computadora principal y el corazón de varios de sus instrumentos. Con un peso de 172 kilos, la coraza reducirá 800 veces la exposición a la radiación. Sin ella, no sobreviviría al primer sobrevuelo.
Pese a la protección, la radiación hará su trabajo y por eso la misión durará solo 20 meses. “Durante su curso los electrones de mayor energía penetrarán la caja fuerte creando una regadera de protones y otras partículas. Ese bombardeo constante irá resquebrajando las uniones atómicas en los dispositivos electrónicos”, dijo Heidi Becker, cabeza del grupo de investigación sobre la radiación.
¿Para qué?
Un viaje de 2.800 millones de kilómetros de recorrido hasta la inserción hoy en órbita, contando el sobrepaso por la Tierra para tomar impulso, alcanzando velocidades de 75 kilómetros por segundo, tiene una justificación grande.
La meta es mejorar el entendimiento de cómo se formó y evolucionó Júpiter, para lo cual investigará el interior en detalle, como nunca antes se ha logrado, la atmósfera profunda y la magnetósfera.
Si encuentra un núcleo sólido, con elementos pesados como los que formaron a Mercurio, Venus, la Tierra y Marte, o todo es gaseoso.
Averiguará cuánta agua contiene, por ende oxígeno, y cuál es la dinámica de la atmósfera y algunas características como la gran mancha roja.
Momento crucial
Hoy la nave entrará en órbita. La semana pasada los instrumentos innecesarios para la maniobra fueron apagados para no interferir. Una mala orden en el momento del encendido de los motores o un reinicio de la computadora echarían a perder la misión.
Una operación de alta precisión para una nave cuyas órdenes desde la Tierra tardan 48 minutos y 19 segundos. Maniobra iniciada hace 4 días y que en el momento cero encenderá los motores durante 35 minutos para irse acomodando y dejarse capturar en una órbita inicial de 53,5 días. Una ignición en la que gastará casi 800 de los 1.232 kilos de combustible que porta (hidrazina y oxidante).
El planeta estará halando la nave al punto que alcanzará velocidades superiores a 250.000 kilómetros por hora, exigiendo alto desgaste en el frenado.
No habrá fotos en ese momento. La cámara retomará trabajo pasado mañana.
Así, la primera nave con energía solar gracias a sus paneles de 60 metros cuadrados, esa que partió de la Tierra el 5 de agosto de 2011 con peso inicial de 3.625 kilos a bordo de un cohete Atlas, llegará a la meta e iniciará 20 meses de febril actividad, literal, hasta que en febrero de 2018 sea dirigida a morir aplastada por la presión del mayor planeta de nuestro Sistema Solar.
60
lunas pequeñas tiene al menos y 4 grandes: Io, Europa, Calisto, Ganímedes.
20
mil veces más poderoso que el de la Tierra es el campo magnético de Júpiter.