La posibilidad de que guerrilleros de las Farc —por lo menos los cabecillas— no vayan a una cárcel de E.U. pedidos en extradición por narcotráfico, quedó abierta tras las declaraciones del presidente Juan Manuel Santos, quien manifestó buscaría una solución para el asunto.
Santos fue claro: “nadie va a entregar las armas para irse a morir a una cárcel norteamericana. Eso es totalmente irrealista”, dijo al diario El País, de España, y se endilgó la responsabilidad de conversar el tema con E.U., pues, como afirmó, “la justicia no puede ser un obstáculo para la paz”.
En sus declaraciones, Santos se refirió a uno de los temas con más contradicciones en el país: la justicia transicional para los guerrilleros una vez se firme el acuerdo final y se desmovilicen. “Se supone que la justicia transicional exige que se condene y que paguen las penas, sobre todo los máximos responsables. ¿Qué quiere decir que paguen penas? ¿Dónde las pagan? Eso es parte de la negociación”, dijo.
Debe estudiarse el tema
El tema de la posible extradición de las Farc a E.U. es un punto que para el analista del conflicto armado, Juan Carlos Ortega, pudo haberse tratado en la mesa de diálogos cuando se habló de narcotráfico.
Las Farc, explica Ortega, se sentaron con desconfianza a negociar al ver como los jefes paramilitares terminaron en una cárcel luego de un proceso de desmovilización.
“Su desconfianza (de las Farc) está fundada en que jefes de las Autodefensas como alias ‘HH’, alias ‘Berna’ y Salvatore Mancuso entregaron las armas y estuvieron en una cárcel en el país con penas alternativas, pero tiempo después fueron enviados a E.U. en operativos intempestivos que no les dio tiempo de reaccionar”, afirma Ortega.
Más allá de la desconfianza guerrillera en sentarse a negociar el fin del conflicto y desmovilizarse, y no “pagar un día de cárcel” como lo expresó hace unos días el jefe guerrillero “Iván Márquez”, la idea de que las Farc expíen sus culpas en una prisión, sea en E.U. o en Colombia, es un tema que debe estudiarse a fondo.
El asunto de la extradición pasaría exclusivamente por el filtro de la justicia transicional, la cual contempla buscar alternativas en el derecho penal “que nos permitan lograr los objetivos para hacer frente a la masividad de hechos, a las víctimas y garantizarles sus derechos, pero al mismo tiempo buscar un mecanismo que nos permita lograr la paz”, explica María Camila Moreno, directora en Colombia del Centro Internacional para Justicia Transicional, ICTJ.
Ante los argumentos surge una pregunta: ¿habrá cárcel para las Farc? Parte de la respuesta surge en la reflexión del analista político y exprocurador general de la Nación, Jaime Bernal Cuéllar, quien en su posición explica que en las negociaciones “no se pueden tomar soluciones radicales o definitivas frente a la justicia transicional, o a la extradición. Depende a los acuerdos a los que se lleguen”.
Pero desde la orilla de las víctimas, los afectados por las acciones de las Farc ven contraproducente una posible extradición de los guerrilleros. Aducen que al igual que con los paramilitares, “nos quedaríamos sin saber la verdad que reclamamos por los hechos victimizantes”, sostiene Amparo Galeano, de la Asociación Víctimas de las Farc.
En abril de 2011, el presidente Juan Manuel Santos le envió un mensaje al país: “la llave para la solución del conflicto no está en el fondo del mar”, y dejó entreabierta la posibilidad de un diálogo con las Farc que se inició el año siguiente. Cuatro años después de esa declaración vuelve a entreabrir otra puerta: que las Farc no sean tocadas por los barrotes de una cárcel en E.U. .