Seis explosiones en los últimos 30 días en Bogotá, la más reciente ayer cerca a una sede bancaria, no solo tienen en alerta a las autoridades capitalinas. La ciudadanía les reclama claridad sobre quiénes son los responsables de la oleada de intimidación.
El último artefacto detonó en la calle 40 con carrera 19, en la localidad de Teusaquillo. Aunque no dejó víctimas, más allá de los daños materiales a la sede financiera y a varios apartamentos vecinos, sí aumentó la preocupación por lo repetido de estos atentados.
La Policía reitera sus señalamientos a la guerrilla del Eln que estaría llamando la atención para presionar un proceso de paz con el Gobierno.
Así lo explicó el general Rodolfo Palomino, director de la Policía Nacional, quien aseguró que el explosivo usado ayer es de bajo poder y similar en su activación al usado en hechos anteriores, por lo que podrían ser autoría de células urbanas del Eln para “generar propaganda y desconcierto”.
El oficial precisó que el explosivo detonado en un parqueadero en Engativá, el pasado lunes y que dejó seispersonas heridas tenía como fin “presionar el pago de una extorsión”.
En respuesta a la sexta explosión desde el pasado 6 de febrero, cuando la Policía detonó de forma controlada dos artefactos en el sector de La Macarena, la institución y la Alcaldía de Bogotá ofrecieron hasta 50 millones de pesos de recompensa por información sobre los autores del hecho.
Pero la hipótesis de las autoridades sobre una acción intimidatoria del Eln no esclarece lo aleatorio de los objetivos de estos petardos y los responsables de una nueva ola de ataques, que se suma a otras en años anteriores por causa de extorsiones.
Tras otra explosión, el pasado 10 de febrero, frente a la sede del partido Opción Ciudadana, su presidente Alirio Moreno, consideró que fue un atentado contra su movimiento político por “señalamientos y estigmatización”.
Según Jorge Restrepo, analista del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, no se puede descartar que los artefactos sean obra de la delincuencia común dedicada al microtráfico de narcóticos o la extorsión a comerciantes.
“Cada que va a haber una oleada de extorsión hay ese tipo de atentados. Entonces, explota una serie de bombas como esas y empiezan a buscar cobranzas”, advirtió Restrepo a la agencia Colprensa.
El año pasado, el general Humberto Guatibonza, comandante de la Policía de Bogotá, atribuyó al Eln una serie de artefactos en la ciudad por los 50 años de esa guerrilla.