Hay quienes no pueden vivir sin miedo. Sin meterles miedo a los demás, tal vez como duplicado de sus propios y escondidos miedos. Necesitan hacer invivible el país para poder vivir hasta los topes de su antojo.
El miedo público es producido por los enemigos. Si un enemigo cesa, es urgente inventar o construir otro. O resucitar al muerto para que siga esparciendo el miedo. La literatura abunda en el tema de los bárbaros, esos facinerosos que desde las fronteras aguardan la ocasión de entrar a desbaratar las comodidades generales.
La editorial Letra a letra lanzó el sábado anterior en la Fiesta del Libro de Medellín tres nuevos cuadernos de poesía. El último de ellos –número 15- es “La mirada del huésped”, de José Zuleta Ortiz, hijo de Estanislao,...